POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
Alrededor de 300 personas se concentraron el fin de semana en el centro de Toronto, frente a la legislatura de Ontario, para protestar por los resultados de las disputadas elecciones venezolanas y exigir una respuesta más contundente de Canadá.
Las autoridades venezolanas han declarado al presidente Nicolás Maduro como ganador de las elecciones del domingo pasado, pero aún no han presentado los recuentos de votos para demostrar que ganó, y eso no le ha sentado bien a la diáspora venezolana en este país.
Rebecca Sarfatti, líder y organizadora de la comunidad venezolana de Toronto, calificó de “sosa” la respuesta canadiense. Dice que otros países, como Estados Unidos, consideran que las elecciones están “amañadas” y añade que Canadá debe decir si cree que Maduro es un dictador.
La administración del presidente estadounidense Joe Biden ha dado su firme apoyo a la oposición venezolana, reconociendo a Edmundo González como vencedor y desacreditando los resultados oficiales del Consejo Nacional Electoral.
Sin embargo, la ministra canadiense de Asuntos Exteriores, Mélanie Joly, se ha limitado a decir que está “profundamente preocupada” por los informes de violencia en Venezuela y que la información de los observadores plantea “preocupaciones significativas sobre la integridad del proceso electoral”.
Un análisis del periódico Washington Post y de la agencia Associated Press de las actas de recuento de votos publicadas por la principal oposición de Venezuela, concluyó que el candidato de la oposición ganó significativamente más votos en las elecciones de lo que el gobierno ha afirmado, lo que según ellos pone en serias dudas sobre la declaración oficial de que Maduro ganó.
En Toronto, algunos manifestantes llevaban carteles que reflejaban el recuento electoral analizado por la oposición, en el que González recibió millones de votos más que Maduro, e instaron al presidente venezolano a aceptar esos resultados.
Muchos de los manifestantes todavía tienen familiares en Venezuela, y expresaron preocupación por su seguridad y citaron detenciones masivas y violencia.
La madre de Sarfatti todavía vive en la capital venezolana de Caracas, y dice que no puede salir de su casa y le preocupa la escasez de alimentos en las próximas semanas.
“Sé que la mayoría de la gente aquí tiene a alguien que ha sufrido ahora o en el pasado a causa de este régimen”, dijo Sarfatti, “no se sienten seguros al salir a la calle”.