POR GILBERTO ROGEL* / TORONTO /
En las dos últimas semanas las pantallas de los teléfonos y de los televisores se vieron saturadas por una serie de eventos ocurridos en distintos puntos del planeta, que tienen mucha relevancia para la vida de muchos países, principalmente porque daría la idea que la ideología derechista se está poniendo de moda. Sino veamos por ejemplo el enfermizo endiosamiento que la prensa mundial le dio a la monarca británica, luego de su fallecimiento; y, en menor escala a la victoria de un joven político para encabezar el Partido Conservador canadiense.
En primer lugar debemos decir que parece increíble que sean muy pocos los espacios mediáticos de análisis sobre el desastroso rol que la monarquía británica jugó, al imponerse por supuesto designio divino en tierras lejanas en contra de la voluntad de sus habitantes (Australia, buena parte de África, India, Canadá, etc.) Los resultados son más que evidentes: robo, opresión, esclavitud y muchos males más, que durante 10 días de duelo mundial fueron olvidados al presentar a la Reina Elizabeth como una linda y tierna abuelita.
Durante incansables horas, las principales cadenas televisivas canadienses transmitieron cientos de programas sobre la vida de la monarca, desde su ascenso al trono, boda, nacimiento de sus hijos, múltiples viajes a las antiguas colonias, pasatiempos, vestimenta – sombreros- zapatos, y su fascinación con las mascotas, desde caballos hasta perros.
La reina murió, pero para sorpresa de muchos, no el colonialismo; esa arcaica institución política/ideológica que ella representó y defendió, hoy aparece más fortalecida. Es llamativo como muchas personas originarias de países latinoamericanos expresaron su admiración y devoción por la fallecida reina, lo cual podría interpretarse como un desconocimiento de su rol para mantener un sistema de opresión contra millones de personas.
En línea con este sentimiento de fascinación por este tipo de posturas ideológicas derechistas, no sorprende que un joven político se haya convertido en el nuevo líder del partido Conservador de Canadá, al utilizar un discurso explosivo/populista/confrontativo calcado al mejor estilo del arengador en jefe Donald Trump. Es así como Pierre Poilievre atrajo más de 300 mil nuevos miembros al partido, recolectó millones de dólares en donaciones y con ello logró ganar la jefatura del partido con cerca del 70 por ciento de votos, algo inusual en los últimos 20 años.
Poilievre no es un político tradicional en el mejor sentido de la palabra. Se ha posicionado como la personificación del líder que entiende los “feelings” de la gente común. Apoya las causas típicas de los personeros derecha (los antivacunas, por ejemplo), se enfrasca en peleas con periodistas al igual que lo hacen los presidentes autoritarios, y todo ello no es casualidad, es parte de un elaborado guion que buscará quitarle el poder al partido liberal, algo difícil de predecir.
En conclusión, las señales apuntan a que el conservadurismo se está reagrupando y habrá que ver a corto y mediano plazo si sus propuestas electorales cuajan entre la ciudadanía o si por el contrario son rechazadas, como ha ocurrido en los últimos 10 años en suelo canadiense.
*Gilberto Rogel es un periodista de origen salvadoreño radicado en Toronto, quien se especializa en temas de libertad de expresión en América Latina.