Toronto fue declarada la primera “Ciudad Santuario” para los indocumentados en territorio canadiense

Por Vilma Filici
vilma@filici.com

Toronto. Hace varias semanas, uno de mis clientes fue a la oficina de licencias de matrimonio de una alcaldía de un municipio en el Área del Gran Toronto (Greater Toronto Área, GTA) para tratar de obtener una licencia para poder casarse con su prometida canadiense. Lamentablemente dicha oficina no le pudo dar la licencia porque el señor sólo tenía una copia de su pasaporte, dado que el pasaporte original quedó manos de Inmigración en el momento en que él pidió refugio.

Por suerte, la semana pasada el Consejo Municipal de Toronto aprobó una política declarando a esta ciudad como Santuario para los más de 200 mil indocumentados que aquí residen. Pero desde que se publicó la noticia de que  Toronto es Santuario, muchas personas se han preguntado cuáles serán los beneficios reales que recibirán los indocumentados con esta nueva política, dado que ya en estos momentos la mayoría de las personas reciben los servicios de la ciudad sin importar su estado inmigratorio.

Todo residente de Toronto tiene acceso a sus parques, a sus piscinas, a las bibliotecas, a tomar el transporte público y a que su basura y reciclaje sean recolectados sin necesidad de mostrar su tarjeta de residente o ciudadano.

También, los niños de los indocumentados tienen el derecho por parte de la ley inmigratoria Federal y la ley de educación (provincial) de estudiar, y ni los administradores de los consejos escolares o de las escuelas, ni los maestros, pueden negarle la admisión a un niño. Tampoco pueden denunciar a ningún niño o a su familia ante el Departamento de Inmigración, y las autoridades migratorias no pueden llegar a ninguna escuela y sacar a un niño de la misma para usarlo de carnada para atrapar a sus padres.

Algo como ésto de hecho lo hicieron en el 2006 con una familia  Costarricense, pero hubo una movilización masiva de activistas que trabajan para el beneficio y la seguridad de los inmigrantes e indocumentados y organizaciones comunitarias, y el resultado fue que el Distrito Escolar de Toronto reafirmó su política de “No preguntes no Respondas” (Don’t ask don’t tell).

De la misma manera, los lugares de refugio para mujeres abusadas también tienen una política de “no preguntes no respondas” como consecuencia de una movilización de los mismos grupos ante el arresto de una joven indocumentada de 16 años de edad. Esta jovencita se había refugiado en un “shelter” y fue arrestada por la policía en dicho lugar y entregada al Departamento de Inmigración.

En el 2006 la Junta de Servicios de Policía también aprobó una política de “Don’t Ask Dont Tell”,  pero no ha sido acatada con consistencia por los policías, por lo que la mayoría de activistas comunitarios creen que esta política no ha sido suficiente y por lo tanto se continúa la campaña para que sea observada efectiva y uniformemente por toda la fuerza policial de la ciudad.

En este sentido, lo que ha quedado claro con la proclamación de la ciudad de Toronto como Santuario la semana pasada es que la lucha recién comienza dado que aun hay mucho trabajo por hacer.

Las decisiones del Consejo Municipal, que fueron aprobadas por una amplia mayoría, reafirman el compromiso de la ciudad de ofrecer servicios “sin temor” a las personas sin estatus.

En los pasos a seguir quedó establecido que los distintos departamentos de la municipalidad prepararán un reporte en el cual se establecerán los mecanismos en que se pueden dar servicios de tal forma que las  personas que viven sin estatus en la ciudad no sientan temor de presentarse a las diversas dependencias municipales para solicitar servicios.

De igual forma, se va a entrenar a los funcionarios municipales sobre cómo tratar al público, poniendo especial atención en cómo seguir los procedimientos sin que los usuarios indocumentados sientan temor de acercarse a pedir los servicios. Para cumplir este objetivo también se va a crear un protocolo y un programa de educación pública para informar a los residentes de Toronto sobre esta nueva política de la ciudad.

Adicionalmente, en el momento en que se aprobó esta proclamación, los concejales del municipio también votaron a favor de que la ciudad de Toronto le pidiera al gobierno Federal que estableciera un programa de regularización para los residentes indocumentados, y que se le enviara una carta al gobierno conservador y los partidos de oposición al respecto.

También, el consejo de la ciudad aprobó solicitar al gobierno Federal que incremente los niveles de personas que pueden llegar bajo los programas de nominaciones provinciales, a fin de que las provincias puedan seleccionar y retener trabajadores con ciertos oficios requeridos. Con esta petición lo que quieren es que las provincias puedan traer nuevamente a personas que fueron deportadas del país, sobre todo aquellas familias que tienen niños nacidos en Canadá, para quienes pidieron que se les dé prioridad en el procesamiento de sus casos.

Otro de los acuerdos del Consejo Municipal es pedirle al gobierno provincial que revise sus políticas con respecto a los servicios que la provincia presta a los indocumentados, a fin de asegurarse de que se les otorgue acceso a servicios de salud, servicios de emergencia y servicios de vivienda.

Definitivamente la proclamación de Toronto como Ciudad Santuario, la primera que se proclama en Canadá, marca un hito histórico en el país dado que abre las puertas para que otras ciudades puedan hacer lo mismo, con lo cual se va a proporcionar un mejor trato para esas decenas de miles de personas que, no obstante no tener un estatus legal en Canadá, producen, pagan impuestos y están haciendo crecer este país.

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