Por Vilma Filici
vilma@filici.com
Toronto. En las últimas semanas he escuchado varios comentarios hechos por clientes de inmigración, acerca de si la persona que los está asesorando hace o no su trabajo, y por lo tanto si se merece o no el monto de dinero que se le está pagando, por lo que en esta columna vamos a explicar qué es lo que involucra el trabajo de un consultor y de un abogado de inmigración, y cómo ese trabajo se refleja en los pagos que un cliente efectúa.
Realmente el resultado del trabajo de un consultor o de un abogado de inmigración no es algo que se puede juzgar por medio de un producto físico, dado que no se puede tocar como en el caso del trabajo de reconstrucción o renovación de una casa, donde el resultado se ve claramente.
Primeramente hay que entender que dependiendo del trabajo y de la experiencia que tenga el profesional que esta representándolo, esa persona puede cobrar entre $75 y $1,000 dólares la hora, porque son especialistas, porque tienen 20 o 30 años de experiencia, o porque son considerados líderes en la materia.
En segundo lugar, el cliente generalmente piensa que el trabajo de un consultor o abogado se limita a los momentos en los cuales el cliente llega a la oficina y habla éste. Esas ocasiones son raras y en realidad no representan ni siquiera un decimo del tiempo que se trabaja en un caso.
Para una mejor explicación, voy a graficar un caso ficticio para guiar al lector a que entiendan todo lo que involucra el proceso migratorio realizado por los consultores y abogados de inmigración.
La persona llega a la oficina y se tiene una discusión a fondo para entender en qué situación se encuentra la persona. En ese momento el consultor, a medida que va haciendo las preguntas, va elaborando una estrategia para ver de qué manera se puede manejar el caso.
En algunas situaciones no se va a poder manejar el caso, entonces todo el trabajo termina ahí, diciéndole al cliente que su caso no tiene mérito y que no se puede hacer nada.
Pero si es un caso donde el cliente sí puede tener el beneficio de la residencia permanente o de lo que esté buscando (permiso de trabajo, de estudio, una apelación, etc.), el trabajo del consultor continúa y en ese momento de la consulta se prepara una estrategia sobre de qué manera va a funcionar el proceso.
El cliente se va y regresa luego para contratar los servicios, y en ese momento se abre un expediente, para el cual se tiene que utilizar dos, tres o cuatro carpetas, dependiendo de la metodología que se use en la oficina. Se hace un contrato y se entregan al cliente todos los formularios que se van a necesitar, así como también la lista de documentos que aparece en el sistema de inmigración y de aquellos otros que de acuerdo con la experiencia y el conocimiento del profesional también van a servir para tener éxito en el caso.
Se le explica al cliente cómo y dónde se tiene que hacer los exámenes médicos, dónde sacar los certificados de no antecedentes penales, y hay que revisar las solicitudes que va a llenar el cliente como borrador para después hacer los originales.
Cuando el cliente se retira, el consultor empieza a hacer investigación acerca del caso. Por ejemplo, si es un caso de razones humanitarias y hay niños de por medio, se empieza a hacer un estudio de en qué situación se encontrarían los niños si fueran regresados al país de origen, para con ello poder hacer una comparación en términos de los beneficios que pierde ese niño al sacarlo de Canadá.
Esa investigación puede hacerse muy rápidamente o puede tomar horas, muchas horas, dependiendo del país de donde sea el niño. Hay ocasiones también donde el consultor no tiene el tiempo o experiencia para hacerlo, y tiene que contratar a un investigador que se dedica a eso. Si es un caso de refugio por ejemplo, hay que hacer toda una investigación acerca de lo que está sucediendo en el país del cual es la persona, en términos de abusos a los derechos humanos, etc.
Toda esa documentación tiene que ser compilada, y hay situaciones en las que no es suficiente la documentación que se encuentra en Internet o en las bibliotecas y el consultor tiene que contactarse con organización fuera de Canadá o con expertos a quienes hay que pagar para que entreguen la documentación que se necesita.
Aquí el caso ya está en proceso, se van llenando documentos, y cuando el cliente completa los borradores debe regresar y el consultor tiene que revisar formulario por formulario para asegurarse que ninguna de las respuestas esté en contra de la sección de ley a la cual corresponde esa sección. Tiene que llenar los originales que van a ir al Departamento de Inmigración, y pueden ser cuatro o 12 formularios, dependiendo del caso y del número de miembros de la familia, y cada formulario debe ser revisado y corregido.
Después hay que juntar toda la información y revisar cada documento que se envía al Departamento de Inmigración para asegurarse de que no vaya a haber una negación, y si la hay, hay que contactar nuevamente al cliente y corregir esa información.
Una vez que toda la documentación, formularios e investigación están hechas, el consultor tiene que redactar una defensa del caso, es decir, explicar por qué motivos y bajo qué secciones de las leyes de inmigración de Canadá el Departamento de Inmigración debería aceptar a esta persona, lo cual puede tomar varias horas dependiendo de la complejidad del caso.
Una vez que la sumisión ha sido terminada, hay que fotocopiar cada formulario y cada documento, dado que el consultor debe quedarse con una copia en el expediente durante siete años, y cada copia de ese documento puede costar 0.20 centavos por pagina.
Luego se envía la documentación al consulado u oficina de Inmigración correspondiente, para lo cual se usa un mensajero por mayor seguridad.
A todo eso, los casos pueden durar entre un año y cinco años, lo que significa que durante todo este periodo el consultor es responsable del proceso por el momento de dinero que se acordó con el cliente. Y el cliente generalmente visita las oficinas cuatro o cinco veces durante todo el proceso, pero hay clientes que por su propia ansiedad con respecto a su caso pueden llamar a la oficina dos y tres veces por semana durante todo ese periodo. Eso también implica tiempo del consultor, de la recepcionista, etc.
También hay personas que toman a un abogado o consultor para hacer un trámite, se hace la estrategia, se empieza el proceso, la persona llega a la oficina tres o cuatro veces, llama de diez a quince veces, y después dice que ya no quiere continuar con el caso y que le devuelvan el dinero.
Esto le sucede a todos los consultores y abogados, donde el cliente no toma en cuenta todo el tiempo que se ha gastado haciendo el trabajo. Y la verdad es que el hecho de que la persona haya decidido no continuar con el proceso no significa que el trabajo no se haya hecho, e incluso hay ocasiones en que los clientes todavía quedan debiendo al consultor o abogado.
En este sentido, es muy importante entender en qué consiste el trabajo de un consultor o de un abogado de inmigración, y que las personas comprendan que comenzar un proceso migratorio tiene sus costos, ya sea que éste se concluya, o que en un momento determinado decidan no continuar con el mismo.
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