Por Vilma Filici
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Toronto. El próximo 30 de junio entrará en vigencia una nueva ley que afectará el sistema de inmigración y refugio en el país. La nueva legislación es conocida como Ley C 31, e incluye un apartado que tiene implicaciones que van mucho más allá de los simples casos de inmigración, y específicamente de los casos de refugio, dado que toca aspectos relacionados con los beneficios médicos que reciben los solicitantes de refugio que llegan a Canadá.
El programa conocido como Interim Federal Health Program (IFHP), que es el programa bajo el cual reciben atención medica los solicitantes de refugio y otras personas que no califican para obtener la tarjeta de salud de las distintas provincias del país, va a sufrir cambios dramáticos que conllevarán implicaciones severas cuando se ponga en vigor la nueva legislación.
Tal y como lo he explicado en columnas anteriores, el nuevo programa de refugio que se establecerá en la Ley C 31 crea dos tipos de refugiados: las personas que vienen de países que producen refugiados, y las personas que van a venir de países designados como “países seguros”, que aun no tenemos claro cuáles países van a aparecer en la lista de países designados como países seguros.
Las personas que vengan de países que producen refugiados van a tener solamente un cambio en su seguro de salud que les proporciona el gobierno federal, y el cambio va a ser básicamente que no van a recibir medicina, atención del dentista y otros beneficios que normalmente el ciudadano canadiense tampoco recibe pero que sí se les daba a los refugiados. No obstante, los solicitantes de refugio provenientes de estos países si van a recibir atención médica.
El problema de los cambios es que van a afectar a las personas que vengan de países que son designados como “países seguros”, porque esas personas, aparte de que con la nueva legislación perderán todo tipo de derechos con relación a los casos de refugio, en lo que respecta al seguro de salud estas personas no van a recibir atención médica de ningún tipo. La única excepción será si estas personas tienen una emergencia médica o un problema que pudiera ser un peligro para la sociedad canadiense, es decir, una condición que pudiera contagiar a la población canadiense y ocasionar epidemias.
Por ejemplo, si una persona que venga de un “país seguro” tiene problemas al corazón no recibirá los medicamentos necesarios para controlar la condición médica, pero si le da un ataque al corazón, entonces recibirá atención médica y tratamiento incluyendo la medicación necesaria. Esta situación es obviamente una emergencia. Este trato es inhumano y absurdo ya que al permitir que la persona llegue al punto de ser considerada una emergencia, no solamente pone la vida de la persona en peligro sino que también le costará mucho mas dinero al gobierno en atención medica, hospitalización y medicamentos que si le hubieran dado los medicamentos necesarios para prevenir el ataque al corazón.
Mujeres que vengan embarazadas o que queden embarazadas durante el periodo que estén pidiendo refugio en el país tampoco van a recibir ningún tipo de asistencia médica ni van a recibir ningún tipo de medicamentos.
Por otro lado, una persona que por ejemplo tenga tuberculosis activa va a recibir atención médica y medicamentos, pero solo exclusivamente para evitar un posible contagio de la población canadiense.
El Ministro de Inmigración, Jason Kenney, argumenta que estas medidas son necesarias como parte de su plan para parar el abuso que hacen muchas personas que vienen al país a pedir refugio, sin embargo, organizaciones que trabajan con refugiados, con mujeres, e incluso grupos de médicos del país, se han pronunciado en contra de estas medidas ya que obviamente van a poner en peligro a un grupo muy vulnerable de personas.
Además, en los aspectos puramente legales, plantean el argumento de que nadie puede juzgar antes de escuchar un caso si una persona es refugiada o no, o si una persona en realidad esta sufriendo persecución o no en su país de origen antes de escuchar el caso.
Hay que tener en cuenta que aparte de los casos de refugio por razones políticas, hay casos de personas que necesitan la protección del estado canadiense por razones que pueden llegar a ser no tan obvias para una situación, como por ejemplo una mujer que está siendo abusada o perseguida en su país de origen por su marido, quien es un alto funcionario ya sea del ejercito o del gobierno. Esta mujer probablemente no va a tener ningún tipo de protección en su país de origen aunque éste sea considerado un país democrático, dado que su esposo tiene mucha influencia en dicho país.
Por otra parte, si llega a Canadá un refugiado procedente de un país que ha sido designado como “país seguro”, y viene con problemas médicos que fueron ocasionados como resultado de violencia intrafamiliar o por torturas, esta persona tampoco va a recibir asistencia médica.
En este sentido, es importante hacer notar que hay personas que han vivido situaciones de abuso o situaciones marcadas de tortura y vienen con problemas psicológicos o emocionales muy grandes, y que necesitan urgentemente el tratamiento medico psiquiátrico que se les puede dar en este país, pero dada la nueva legislación estas personas no lo van a recibir.
El gobierno justifica estos cambios diciendo que van a ahorrar 20 millones de dólares anuales, lo cual en realidad es insignificante en términos del presupuesto nacional. Lo único que en realidad está haciendo el Ministro con estos cambios al sistema de salud es responder a los grupos racistas y a los sentimientos anti inmigratorios de estas personas, y crear más xenofobia. Y esto a pesar de que está comprobado que los refugiados usan el sistema de salud muchísimo menos que el uso que le dan los ciudadanos canadiense o residentes permanentes del país.
Por lo tanto, lo que el Ministro está diciendo en términos de ahorrar dinero por el uso que le dan los refugiados al sistema de salud es insignificante bajo todo punto de vista, y repito, lamentablemente lo que está haciendo con esos cambios no es solamente perjudicar a un grupo muy vulnerable de personas que llegan a este país buscando auxilio, sino que también está ayudando a incrementar la xenofobia que está latente en Canadá en estos momentos. Y a no equivocarse, el racismo y la xenofobia no diferencia entre categorías de inmigrantes.
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