Los liberales tienen 159 diputados, los conservadores 119, el Partido Quebequense 33, el NDP 25 y los verdes 2. Una verdadera Torre de Babel
POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
Si lo que quería el líder del Partido Liberal, Justin Trudeau, cuando llamó a elecciones federales el pasado 15 de agosto era liberarse de las tensiones que producen las negociaciones entre los partidos, no lo logró. Si lo que quería era escuchar la voz del pueblo, esta fue clara y fuerte: tiene que negociar con la oposición.
Una encuesta de opinión dada a conocer esta semana encontró que los canadienses no están emocionados pero tampoco enojados por el resultado de las elecciones federales. Solo el 10 por ciento de los que respondieron a la encuesta dijeron que estaban contentos con el resultado, que produjo otro gobierno de minoría liberal liderado por Justin Trudeau y solo produjo cambios menores en el recuento de escaños de todos los partidos políticos.
Otro 24 por ciento dijo que está cómodo con el resultado, mientras que el nueve por ciento dijo que prefiere un gobierno minoritario en cualquier caso, y el 14 por ciento dijo que le es indiferente.
Por otro lado, el 12 por ciento dijo que está enojado por el resultado y el seis por ciento dijo que se siente incómodo con él. Otro 24 por ciento dijo que no está contento con eso “pero la vida continúa”.
Resultados similares se encuentran en el diario vivir, con nuestros amigos y conocidos, en quienes las opiniones al respecto circulan probablemente en los mismos porcentajes.
Hay quienes dicen que Justin Trudeau y el Partido Liberal no ganaron las elecciones porque continúan con un gobierno de minoría, sin embargo no es lo mismo amanecer al siguiente día de las elecciones como el primer ministro electo, que como el candidato derrotado. Y Justin Trudeau despertó el martes 21 de noviembre como primer ministro.
Un triunfo es un triunfo, dicen otros, no importando el marcador o si el resultado no es el que los contendientes buscaban. O se gana o se pierde, y El Partido Liberal ganó las elecciones con un margen bastante importante, aunque sin embargo sin alcanzar el número de asientos requeridos para gobernar con mayoría: 170 en un parlamento de 338.
El Partido Liberal obtuvo 159 diputados, uno más que los logrados en las elecciones del 2019; el Partido Conservador se agenció 119, dos menos que los logrados en el 2019; el Partido Quebequense logró 33, uno más que en las elecciones pasadas; el NDP se agenció 25, uno más que en el 2019, y el Partido Verde llevó al Parlamento Federal a 2 diputados, uno menos de los que tenía sobre la base de las elecciones pasadas.
No hay duda de que el resultado obtenido por Justin Trudeau y el Partido Liberal en las elecciones no era el deseado, ya que aunque nunca lo plantearon claramente durante toda la campaña, esperaban alcanzar un gobierno de mayoría.
Con los números obtenidos no hay duda de que gobernar los próximos cuatro, o tres, o dos o menos años no será fácil, ya que la mayoría de las promesas claves hechas por el Partido Liberal van a depender del apoyo de alguno de los partidos de oposición representados en el Parlamento.
De hecho se da por descontada la cooperación del Partido Conservador, y únicamente puede contar con la del Bloque Quebequense si lo que proponga beneficie a la provincia de Quebec, o que por lo menos no le afecte en sus intereses. ¿Qué le queda? El NDP, partido con el cual aunque comparten algunas visiones y proyectos en beneficio de la ciudadanía, ni las relaciones personales ni los intereses políticos caminan en la misma dirección.
Con esta configuración parlamentaria, lo que se puede esperar es mas de lo mismo, mas confrontación, mas toxicidad, y excepcionalmente algún tipo de colaboración entre los partidos de la oposición y el nuevo gobierno minoritario. Amanecerá y veremos.