Si usted es refugiado, lo más aconsejable es que no viaje al país de donde salió huyendo

Por Vilma Filici
vilma@filici.com

Toronto. En meses recientes se me han acercado varias personas para expresarme preocupaciones y/o para hacerme preguntas en relación con si se puede o no viajar al país de origen si uno es residente permanente  como producto de un proceso de refugio.
Una joven me explicó que a su madre la habían retenido durante un largo rato en el aeropuerto de Toronto cuando regresaba de su país de origen, al cual había tenido que viajar dado que un familiar estaba gravemente enfermo. El oficial que la interrogó la amenazó con que le iban a quitar la residencia permanente, y no fue sino hasta después de súplicas y sollozos que la dejó pasar.

De igual forma, otra persona me explicó que a un primo le habían iniciado el proceso para quitarle la residencia permanente luego de que éste regresara a Canadá proveniente de su país de origen, al cual tuvo que ir dado que también un familiar estaba gravemente enfermo.
Que familiares queridos se enfermen gravemente, o que la nostalgia nos enferme gravemente a nosotros también es algo que siempre ha sucedido y que con seguridad va a seguir sucediendo, el problema está en que quien no resista la tentación de armar maletas y visitar la tierra que lo vio nacer sea una persona que obtuvo su residencia permanente en el país como resultado de un proceso de refugio. Porque este tipo de situaciones efectivamente pueden conducir a la persona involucrada a que le quiten la residencia permanente en Canadá.
Es entendible que las personas quiera visitar su país de origen por la razón que sea, pero lo mejor es que esperen hasta ser ciudadanos canadienses para que entonces decidan si deben viajar para ver a sus familiares, dado que si lo hacen con el estatus que actualmente tienen, la vida se les puede complicar enormemente.
Para entender el por qué no lo deben hacer, hay que revisar la definición de lo que es un refugiado y de las razones por las cuales la persona fue aceptada como tal: La persona, cuando hizo la presentación de su caso de refugio tuvo que probarle al panel de refugio que tenía un temor bien fundado de persecución, que el gobierno de su país no podía ofrecerle ningún tipo de protección, y que no podía encontrarse seguro o tranquilo en ninguna parte de ese país.
En este sentido, la residencia permanente le fue otorgada porque se consideró que esa persona estaba en peligro en dicho país, pero en el momento en que decide voluntariamente regresar a su país de origen, en el cual lo están persiguiendo, y especialmente después de tan poco tiempo de haber sido aceptado y habérsele otorgado la residencia, el mensaje que le está dando al Departamento de Inmigración de Canadá es que este temor realmente nunca existió o que ya no existe. Y si dicho temor ya no existe, entonces ya no hay motivo para que a esta persona se le tenga que continuar dando la protección aquí en Canadá.
En el pasado eran muy pocos los casos que se veían en que una persona regresaba del país del cual había dicho temer persecución y se le iniciaba un proceso para quitarle el estatus de refugiado y quitarle la residencia. No obstante, en los últimos meses se ha visto un número significativo de casos en los cuales, al regresar la persona a Canadá después de haber viajado al país del cual supuestamente temía persecución, los oficiales de inmigración escriben un reporte alegando que el temor de la persecución aparentemente ya no existe en el país de origen, y se inicia un proceso para quitarle el estatus de refugiado a esta persona.
Obviamente no es posible que al regresar y llegar al aeropuerto canadiense inmediatamente el oficial de inmigración lo deporte (dado que esta persona es un residente permanente y tiene derecho a pasar por un proceso para ser despojada de ello), pero el oficial de inmigración sí le puede quitar todos los documentos e iniciar un trámite que en términos legales se llama “vacate” o vaciar el estatus de refugiado. Este trámite implica todo un proceso de investigación para ver si la persona mintió, o si el temor, si bien existía en el momento que la persona pidió refugio, hoy ya no existe.
Al final del proceso, de encontrar que la persona mintió o que el temor de persecución ya no existe, le pueden quitar el estatus de refugiado que era la base por la cual le dieron el estatus de residente permanente, y por tanto quitarle también su residencia permanente.
Hay que tener en cuenta que en las leyes de inmigración canadiense en materia de refugio hay un aspecto técnico, cuando se examina la definición de un refugiado, que dice que el refugiado es una persona que no puede o no quiere someterse a la protección del gobierno del país porque tiene un temor bien fundado de persecución.  En este sentido, al regresar a su país de origen voluntariamente esta sometiéndose nuevamente a la protección del gobierno de su país, y por lo tanto, o mintió anteriormente, o ya ese temor no existe, el cual es la base fundamental del caso de refugio.
En consecuencia, el viaje mismo al país de origen puede ser considerado como una evidencia de que dicho temor ya no existe, dado que la persona voluntariamente se ha sometido a la protección del gobierno de su país. Y en este contexto, las posibilidades de que le quiten el estatus de refugiado son altísimas, y que luego le den una orden de deportación también son altísimas.  Como decía antes, esto no se había visto mucho anteriormente, pero sí en los últimos meses con este gobierno que esta implantando una dinámica de ley orden en el tema migratorio.
Muchas personas plantean que quieren viajar a sus países de origen y que sabiendo los riesgos que corren van a tomar las medidas preventivas necesarias para no tener problemas ya que todavía tienen miedo de que algo malo les pueda suceder, y que para ello tienen pensado entrar por tierra a su país desde un país limítrofe, asegurándose que no quede ningún rastro de que han estado de visita.
Un planteamiento como este aparentemente tiene algo de lógica, sin embargo, yo personalmente la recomendación que doy es que no viajen porque pueden acabar con su futuro en Canadá.
Algo que se debe tener en cuenta en toda esta reflexión es que cuando la persona ya es ciudadana canadiense la historia es distinta, dado que ya son demasiados los trámites que el gobierno tendría que seguir para deportar a alguien. En este sentido, lo mejor es esperar primero a hacerse ciudadano para luego decidir si se viaja o no al país de origen, porque de lo contrario los costos pueden ser sumamente altos.

 

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