OSCAR VIGIL / TORONTO /
Por primera vez en su historia como república, los salvadoreños que viven en el exterior van a poder emitir su voto en los comicios presidenciales que se llevarán a cabo el próximo 2 de Febrero. Sin embargo, el esfuerzo cívico-político parece no haber arrancado mucho interés entre los canadienses de origen salvadoreño.
Pero un sabor agridulce están experimentando muchos dirigentes sociales, comunitarios y políticos salvadoreños que viven en el exterior, quienes durante muchos años sostuvieron una incansable lucha para que el país que los vio nacer les permitiera ejercer el derecho al voto desde el lugar donde hoy residen.
Y ahora, una vez que lograron que finalmente los partidos políticos salvadoreños representados en la Asamblea Legislativa aprobaran la legislación que les permitiría votar, y que el gobierno de turno erogara las asignaciones presupuestarias necesarias para su implementación, se han topado con la apatía de sus connacionales en el exterior.
De acuerdo con cálculos estimados por el Consulado General de El Salvador en Toronto, de los aproximadamente 150 mil salvadoreños que viven en Canadá únicamente 700 han completado el proceso que les permite participar en el evento electoral del próximo mes.
Una de las razones para esta apatía podría residir en el sistema que se está utilizando para que los centroamericanos puedan ejercer su sufragio. Primero tenían que obtener el Documento Único de Identidad en la oficina consular más cercana, para luego poder empadronarse en el registro de votantes. Una vez hecho esto, las autoridades electorales salvadoreñas les enviarían, vía correo postal, un paquete en el que se les incluiría la papeleta de votación, la cual deberán marcar y enviar de regreso a El Salvador siempre vía correo postal
Un proceso bastante tedioso y caro, según algunos salvadoreños consultados, y que a última hora presentó fallas por los atrasos en la llegada de las papeletas de votación a manos canadienses. De hecho, se ha reportado que a esta semana aún son muchos los votantes, especialmente en Canadá, que todavía no han recibido su papeleta de votación, lo cual pone en riesgo la implementación de su sufragio.
Elizabeth Araniva, Canadiense de origen salvadoreño presidenta de la organización Salvadoreños en el Mundo, y quien ha sido una de las principales promotoras de la implementación del voto en el exterior, asegura no obstante que pese a todas las dificultades encontradas éste es un hecho histórico para el país centroamericano.
“Es un acto histórico y democrático de una democracia joven como es la de El Salvador, porque al tener la habilidad de votar podemos tener más habilidad de incluir nuestros pensamientos dentro del gobierno, de influir dentro de las políticas públicas”, asegura.
Reconoce que el proceso “ha sido una lucha cuesta arriba de casi diez años”, dado que se tuvieron que vencer muchas desconfianzas que existían tanto en las instituciones salvadoreñas, como los partidos políticos y el gobierno, así como también en diversas organizaciones en el exterior.
Sin embargo, el derecho conseguido es “un logro de la comunidad salvadoreña organizada en el exterior, porque aunque hay quienes ahora dicen que van a anular su voto, realmente el poder tener el derecho de anularlo también les da una voz”, aseguró.
No obstante, la apatía o baja concurrencia que han mostrado los potenciales votantes salvadoreños al llamado a las urnas no es ninguna sorpresa. Similar situación se ha podido observar a través de la historia con otros países latinoamericanos como México, Ecuador y Argentina, que también implementan el voto en el exterior, y cuyo resultado es con márgenes mínimos.
Oscar Toledo, Cónsul General de El Salvador en Toronto, aduce que esta es nada más la primera experiencia y que obviamente aún queda mucho por hacer en este campo, sobre todo al considerar que el trabajo que se ha hecho para llegar a la población salvadoreña en Canadá a manera de promoción del empadronamiento para votar se ha realizado “prácticamente con las uñas”.
Sin embargo, el balance es positivo, asegura, ya que “por primera vez en la historia republicana de El Salvador se han abierto las puertas para que la población salvadoreña residente en Canadá y en el exterior pueda participar en la toma de decisiones del país, lo cual pasa por las alternativas políticas que se presentan, y eso es un gran avance”.
Y sin duda lo es, sobre todo porque, como él mismo lo dice, “ya la puerta está abierta y ahora es casi imposible que alguien venga a quererla cerrar”
PIE DE FOTO
Elizabeth Araniva muestra el sobre con el paquete electoral que le permite ejercer el sufragio
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