REDACCION / TORONTO /
“He sido informado de que su cliente (Luis) también ha pasado su revisión de antecedentes penales y que debería recibir su residencia a finales de este mes”. Con este breve párrafo, enviado la semana pasada, el gobierno canadiense notificó la resolución del caso migratorio del trabajador comunitario de origen colombiano Luis Alberto Mata, quien tal y como informó este periódico en su oportunidad, el mes pasado lanzó una campaña que precisamente buscaba poner fin a 12 años de limbo en Canadá. A continuación presentamos un extracto de sus declaraciones.
“Al comenzar esta reflexión viene a mi memoria una profunda y bellísima máxima de Aristóteles: La dignidad no consiste en nuestros honores, sino en el reconocimiento de merecer lo que tenemos.
Efectivamente y sin temor a equivocarme, siempre he tenido la convicción de que merezco la residencia permanente en el Canadá. No sólo porque aprecio y respeto profundamente este país y sus instituciones democráticas, también porque he trabajado arduamente, pagado impuestos correctamente, voluntariado con felicidad, edificado honorablemente a mi hijo y respetado milimétricamente todas las normas que rigen esta sociedad. Sin lugar a dudas, junto a mi familia hemos contribuido con sencillez y entusiasmo a hacer de Canadá un lugar mejor para vivir.
Aparte de la excelente conducta personal y familiar a lo largo de mi vida (tanto en Colombia como en Canadá), he completado satisfactoriamente todos los requerimientos exigidos a un refugiado legítimo por la ley de inmigración canadiense. Luego entonces, para terminar mi limbo migratorio sólo faltaba que las agencias de seguridad desestimaran informes secretos provenientes probablemente de personas o antiguos funcionarios del gobierno colombiano, que vergonzosamente menoscaban la dignidad de los defensores de derechos humanos de Colombia.
Alinearse con las iniciativas de paz y con las víctimas del conflicto colombiano, poner en primera línea los derechos humanos y los anhelos de justicia social, declarar simpatía y afiliación por propuestas alternativas como la Unión Patriótica (UP), publicar artículos y libros acerca del origen del conflicto colombiano, y sobre el genocidio contra la UP, no puede ni debe asimilarse con semejante descaro y cinismo a propaganda pro-insurgencia.
Hubo mala fe de quienes empantanaron mi proceso inmigratorio al ofrecer una versión tergiversada de mi pasado a las autoridades canadienses. Y hubo cierto grado de analfabetismo político y apresuramiento de los organismos de seguridad locales al aceptar estas versiones manipuladas de la realidad colombiana.
Agradezco infinitamente a mi abogada presente (y anteriores), a la iglesia Menonita, a Amnistía Internacional, a CASA-LACSN, al Centro Nueva Vida, al FCJ Refugee Centre, a quienes escribieron mensajes, cartas y reportes independientes, a todas las personas y demás organizaciones que respaldaron mi campaña (que sigue hasta tener la tarjeta de residencia en mi mano), y que aspiramos se mantendrá en solidaridad con otras personas que enfrentan situaciones de limbo en Canadá.
También agradezco a las autoridades canadienses que finalmente atendieron mi solicitud, revisaron el caso con la evidencia aportada, y particularmente al oficial de inmigración que concluyó que no soy inadmisible en Canadá desestimando preocupaciones de seguridad, y al oficial del departamento federal de justicia que envío el mensaje alentador que me devuelve la esperanza: ‘I have now been informed that your client (Luis) has also passed his criminal background check and should be landed by the end of this month’. Gracias a todos”
PIE DE FOTO
Luis Alberto Mata junto a su esposa Diana y su hijo Jacobo.