¿Qué va a pasar con la reducción de la inmigración al país?

Por Vilma Filici

filici@filici.com

 

TORONTO. Sin duda, el año 2024 fue un período crítico para la inmigración en Canadá. La falta de un enfoque holístico por parte del gobierno llevó a la llegada de un número insostenible de inmigrantes. Como suele ocurrir, las medidas adoptadas para abordar este problema carecen de una planificación adecuada y se limitan a soluciones temporales que, a largo plazo, podrían generar efectos negativos y nuevos desafíos para el Departamento de Inmigración.

La reducción en el número de inmigrantes, tanto temporales como permanentes, tendrá repercusiones significativas en la fuerza laboral y en la economía canadiense en general. La inmigración ha sido siempre un motor clave del crecimiento económico, especialmente en países industrializados como Canadá, que enfrenta tasas de natalidad relativamente bajas y una población envejecida, lo que hace indispensable la llegada de nuevos inmigrantes para sostener el crecimiento y mantener el equilibrio demográfico.

La inmigración es uno de los pilares fundamentales del crecimiento de la fuerza laboral, y una disminución en el flujo migratorio resultará en una menor incorporación de personas al mercado laboral, lo que agravará la escasez de población en edad productiva. Esto afectará de manera crítica a industrias que dependen de una fuerza laboral joven, ya sea calificada o no calificada. Sectores como la salud, la tecnología, la construcción, la manufactura y la agricultura se apoyan significativamente en los inmigrantes para cubrir vacantes esenciales. Por lo tanto, una reducción en los niveles de inmigración podría generar una marcada escasez de trabajadores en estas áreas, lo que, si bien podría impulsar un aumento salarial, también incrementará los costos operativos para las empresas, afectando su competitividad y capacidad de crecimiento.

Entre los beneficios que aporta la inmigración se encuentran las habilidades complementarias que enriquecen y fortalecen la fuerza laboral existente en el país. Estas habilidades, al integrarse con las de los trabajadores canadienses, contribuyen a incrementar la productividad general y a impulsar la innovación en diversos sectores. La pérdida de este talento no solo limita la capacidad de cubrir vacantes estratégicas, sino que también reduce las posibilidades de un crecimiento económico más dinámico y sostenible, afectando la competitividad y el desarrollo a largo plazo de Canadá.

No es un secreto que Canadá tiene una de las poblaciones más envejecidas entre los países industrializados. Los inmigrantes, en promedio, suelen ser más jóvenes que la población nacida en el país, lo que contribuye significativamente a mitigar los efectos del envejecimiento demográfico. Una reducción en los niveles de inmigración no solo agravaría la escasez de una fuerza laboral joven, sino que también impactaría negativamente los ingresos necesarios para sostener los fondos de pensiones. Con una esperanza de vida en aumento, la combinación de una disminución en la fuerza laboral y una población envejecida ejercerá una presión considerable sobre los recursos destinados a la manutención de las pensiones, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sistema a largo plazo.

Además de todas las contribuciones previamente mencionadas, no debemos olvidar que los inmigrantes también son consumidores, lo que impulsa directamente el crecimiento económico. La reducción del 21% en la llegada de inmigrantes permanentes y del 7% de inmigrantes temporales tendrá, sin lugar a dudas, un impacto negativo en el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB). A este efecto se suma una considerable disminución en la recaudación de impuestos, lo que podría debilitar aún más la capacidad del gobierno para financiar servicios públicos esenciales y programas sociales, afectando el bienestar general de la población.

Además de los efectos en el crecimiento económico y la sostenibilidad del sistema de pensiones, la disminución en la inmigración también impactará negativamente la innovación en Canadá. Los inmigrantes tienen una mayor probabilidad que los nacidos en el país de crear empresas, particularmente en sectores clave como la tecnología y el comercio. Su ausencia podría reducir el dinamismo empresarial que impulsa la creación de nuevos negocios y limita el potencial de crecimiento económico.

Asimismo, la inmigración contribuye a la diversidad en la fuerza laboral, lo que enriquece las perspectivas en investigación y desarrollo, fomentando una mayor innovación. Una fuerza laboral más homogénea corre el riesgo de generar menos ideas nuevas y de enfrentar desafíos para avanzar en sectores emergentes como la inteligencia artificial y las tecnologías avanzadas, reduciendo la competitividad de Canadá en un mercado global cada vez más exigente.

El mercado de vivienda y bienes inmuebles también sentiría los efectos de una disminución en la inmigración. Los inmigrantes son un factor clave en la demanda de viviendas, ya que suelen buscar establecerse en comunidades al llegar al país. Una reducción en su llegada podría enfriar la demanda de viviendas, especialmente en ciudades como Toronto y Vancouver, ralentizando el crecimiento de los precios. Si bien esto podría aliviar temporalmente las presiones sobre la asequibilidad de la vivienda, también tendría implicaciones negativas para el sector de la construcción.

El sector de la construcción, uno de los principales empleadores de inmigrantes, se vería afectado por la disminución en la demanda de nuevas viviendas. Este enfriamiento del mercado inmobiliario podría traducirse en menos proyectos de construcción, lo que no solo impactaría a los trabajadores inmigrantes empleados en esta industria, sino también al crecimiento económico asociado con este sector clave.

La reducción en los niveles de inmigración también exacerbaría las desigualdades regionales en Canadá. Muchas áreas rurales y remotas dependen en gran medida de los inmigrantes para cubrir la escasez de trabajadores y fomentar el desarrollo económico local. Una disminución en la llegada de inmigrantes podría agravar estas dificultades, dificultando aún más la atracción de talento y emprendedores hacia estas regiones.

Este desequilibrio podría intensificar las disparidades económicas entre las distintas zonas del país. Mientras que las grandes ciudades podrían mantener cierta estabilidad económica, las regiones menos pobladas podrían enfrentar estancamiento o incluso declive, dificultando los esfuerzos para lograr un crecimiento equitativo y sostenido a nivel nacional.

El impacto cultural de la inmigración es otro aspecto crucial a considerar. Canadá es reconocido como una de las naciones más diversas culturalmente, y los inmigrantes han sido fundamentales en la construcción de este tejido multicultural. Una reducción en los niveles de inmigración podría debilitar esta diversidad, limitando las oportunidades de intercambio cultural y enriquecimiento mutuo que benefician tanto a la sociedad como al entorno laboral.

La disminución de la diversidad cultural no solo afectaría la convivencia social, sino también la capacidad de las empresas y comunidades para colaborar de manera inclusiva, innovadora y adaptativa en un mundo cada vez más globalizado. Esto subraya la importancia de mantener un flujo constante de inmigración para preservar la identidad multicultural que caracteriza a Canadá.

En conclusión, una reducción en la inmigración tendría impactos significativos en diversos aspectos de la sociedad y la economía canadiense. Esto incluiría un freno en el crecimiento de la fuerza laboral, una mayor escasez de trabajadores en sectores clave, una disminución en la innovación y el emprendimiento, y una creciente presión sobre una población envejecida y las finanzas públicas. Aunque podría aliviar temporalmente las presiones sobre la asequibilidad de la vivienda en los principales centros urbanos, los efectos a largo plazo serían mayoritariamente negativos, afectando el crecimiento económico, la productividad y la sostenibilidad fiscal del país. Para garantizar la prosperidad futura de Canadá, es esencial adoptar un enfoque equilibrado que permita seguir atrayendo trabajadores calificados y cubrir las crecientes carencias de mano de obra en todo el territorio nacional.

*Image by Marco Pomella from Pixabay