También se confiscarán temporalmente las armas de fuego de las personas que se consideren un peligro para ellas mismas o para los demás
POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
“Basta ya de tanta violencia”, pareciera ser la expresión generalizada de los canadienses tras la ola de tiroteos ocurridos en los Estados Unidos, y que por cercanía geográfica y cultural podría estar amenazando en cruzar la frontera. Y ese grito de hastío finalmente lo está escuchando claro y fuerte el gobierno canadiense.
El Primer Ministro, Justin Trudeau, anunció esta semana la introducción de un proyecto de ley de control de armas ante el Parlamento Federal, el cual es probable que se apruebe con el apoyo del Partido Nuevo Demócrata, que implementaría un “congelamiento nacional” en la compra, importación, transferencia y venta de armas de fuego, limitando de forma efectiva la cantidad de armas que ya están en el país.
Este proyecto de ley ha sido calificado por los funcionarios del gobierno como “la acción más importante sobre la violencia con armas de fuego en una generación”, e incluye leyes de “bandera roja” que permitirían a los jueces confiscar temporalmente las armas de fuego de las personas que se consideren un peligro para ellas mismas o para los demás, así como también incluye penas más severas por contrabando y tráfico de armas.
“Reconocemos que la gran mayoría de los propietarios de armas en este país son responsables y siguen todas las leyes necesarias… sin embargo, enfrentamos un nivel de violencia armada en nuestras comunidades que es inaceptable”, dijo el primer ministro al hacer el anuncio en Ottawa.
Durante las últimas semanas, la población canadiense ha visto con horror dos masacres que le han impactado fuertemente. La primera justo al cruzar la frontera, en la ciudad de Búfalo, y la segunda en Texas, donde fueron masacrados 19 niños de cuarto grado de escuela y sus dos maestras. Estos dos hechos de sangre han impulsado con fuerza el sentimiento anti-armas en el país, y el gobierno parece estar poniendo atención a la ciudadanía.
“Desafortunadamente, la realidad es que en nuestro país (la violencia armada) está empeorando y ha empeorado en los últimos años”, dijo el primer ministro, apuntando que “solo necesitamos mirar al sur de la frontera para saber que si no tomamos medidas, con firmeza y rapidez, empeorará cada vez más y será más difícil de contrarrestar”.
Las medidas propuestas por el gobierno podrían entrar en efecto este otoño y evitarían la compra, venta, transferencia o importación de armas de fuego, aunque las personas que ya poseen armas de fuego legalmente aún podrían usarlas. “En otras palabras, estamos limitando el mercado de las armas de fuego”, dijo el primer ministro.
Estas medidas son parte del proyecto de ley C-21 que fue presentado el lunes, y el cual realmente revive elementos del esfuerzo legislativo más reciente del gobierno, también conocido como C-21, relacionado con las leyes de armas, que no fue logrado aprobar antes de las elecciones del 2021.
Las disposiciones que se incluyeron en ese proyecto del año pasado y que se recuperaron en el nuevo proyecto de ley son las banderas rojas y amarillas, que restringen el acceso a las armas de fuego a aquellos que se consideran un peligro para ellos mismos o para los demás.
Las personas sujetas a una orden de protección o involucradas en un acto de violencia doméstica o acoso también podrían enfrentar la revocación de sus licencias.
El proyecto de ley también formalizará un programa de recompra obligatorio para cualquier persona que posea cualquiera de las 1,500 armas de “estilo de asalto” que los liberales declararon ilegales en 2020. Originalmente el programa de recompra iba a ser voluntario, pero aún no se ha puesto en marcha.
En el proyecto anterior, los liberales habían dicho que el gobierno trabajaría con las provincias y con los municipios para permitirles promulgar leyes que prohíban las armas de fuego en lugares específicos. Pero los defensores del control de armas habían instado al gobierno a implementar una prohibición nacional, en lugar de permitir un mosaico de reglas que dependería de la voluntad de actuar de las jurisdicciones individuales. Algunas provincias y ciudades rechazaron la idea.
Ese enfoque simplemente no era el “ajuste” correcto, dijo Justin Trudeau el lunes, por lo que el gobierno ha optado por el ‘congelamiento’. “Esta es una medida nacional concreta y real que contribuirá en gran medida a mantener seguros a los canadienses”, explicó.
Si bien el congelamiento es parte del proyecto de ley, el gobierno presentó regulaciones el lunes que podrían implementarlo antes de que la ley en sí reciba la aprobación real.
Los funcionarios del gobierno dijeron que las regulaciones son para garantizar que el congelamiento se pueda implementar rápidamente para frenar cualquier posible corrida en el mercado mientras el proyecto de ley en sí se abre paso en el Parlamento.
La cantidad de armas de fuego registradas en Canadá aumentó en un 71 por ciento entre 2010 y 2020, alcanzando aproximadamente 1,1 millones, según estadísticas federales.
Actualmente, las pistolas son armas de fuego restringidas en Canadá, lo que significa que para poseer o usar una legalmente, se requiere una licencia, y obtener una normalmente requiere verificación de antecedentes y un curso de capacitación en seguridad.