FRANCISCO REYES / TORONTO /
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de tendencia marxista pro china, perdió las elecciones del pasado domingo, después de haber gobernado durante 16 años consecutivos en el país caribeño.
Un boletín de la Junta Central Electoral (JCE) en la mañana del lunes daba cuenta de que Luis Abinader, candidato del centrista Partido Revolucionario Moderno (PRM) aventajaba con un 52.39% al candidato oficialista Gonzalo Castillo, quien había obtenido el 37.39% de los votos computados.
El expresidente Leonel Fernández, de la Fuerza del Pueblo (FP), quien llevó al PLD a su primera victoria electoral en 1996 y luego encabezó otros dos gobiernos, desde el 2004 al 2012, obtuvo el 8.85% de los votos.
No obstante la abstención de más del 75% y de las medidas de salubridad impuestas ante la pandemia del Covid-19, las elecciones se celebraron en orden en casi todo el territorio nacional y en el exterior, pero la muestra de civismo de los dominicanos se vio empañada por la muerte a balazos de un activista del PRM en un barrio periférico de Santo Domingo, la ciudad capital, y por una balacera que dejó varios heridos en una pequeña ciudad del noroeste del país.
Tras conocer los resultados de las elecciones, el presidente Danilo Medina y el candidato del oficialismo reconocieron ante los medios de prensa la victoria de Luis Abinader, quien asumirá el mandato presidencial el 16 de agosto.
Analistas políticos han indicado que la mayoría de los dominicanos votó por Abinader debido a que se había cansado de la permanencia del PLD en el poder, con cinco períodos gubernamentales que han dejado una amarga historia de corrupción en la República Dominicana.
Tras la llegada de Leonel Fernández al poder en 1996, se inició el llamado “régimen de corrupción e impunidad” que ha acentuado la pobreza en el país.
Fernández perdió las elecciones en el 2012, dando paso al gobierno también corrupto del PRD, de donde procede el victorioso PRM de Abinader. Sin embargo, recuperó el poder en el 2004 gobernando por dos cuatrienios más hasta el 2012.
Su más fuerte opositor dentro del PLD, Danilo Medina, ganó las elecciones internas de su partido y obtuvo una victoria fácil el 16 de agosto del 2012. Amparado por la Constitución de la República Dominicana, buscó la reelección que ganó con un 62% en el 2016, tras un descomunal fraude electoral a través del sistema del voto electrónico, montado por el máximo organismo electoral.
Durante los 16 años consecutivos de los cuatro gobiernos de Leonel Fernández y de Danilo Medina, la administración pública se vio salpicada por escandalosos actos de corrupción que llevaron al país a ser considerado por la ONG Transparencia Internacional como la tercera nación más corrupta de América Latina.
El robo a las arcas públicas, la sobrevaluación de obras del Estado, los sobornos de Odebrecht, que afectaron a naciones como México, Perú y Venezuela, así como la delincuencia generalizada y la presencia del narcotráfico en todas las esferas sociales fueron desgastando con los años la popularidad del PLD, un partido que había ofrecido la “liberación del pueblo dominicano”.
Organizaciones comunitarias, de las iglesias y la población en general exigían al gobierno del PLD resolver esos problemas y otros relacionados con el desempleo, la inflación y la seguridad nacional.
Sin embargo, el presidente Danilo Medina, quien el año pasado intentaba una reforma constitucional en el Congreso Nacional para buscar su segunda reelección, se mantuvo sordo y mudo ante los reclamos de la población.
Seguidores de otros partidos minoritarios cerraron filas en el PRM para dar el voto de castigo al gobernante PLD.
Abinader asumirá el gobierno con la mayoría congresual. Sin embargo, no bien pasadas las elecciones, amplios sectores de la sociedad han empezado a exigir que los funcionarios de las administraciones del PLD y del PRD, de donde se desgajó el victorioso PRM, sean llevados al banquillo de los acusados para que expliquen el origen de sus riquezas; que sean confiscadas sus fortunas producto del robo al Estado, de los sobornos de Odebrecht y del lavado de activos del narcotráfico. Se pide para ellos el encarcelamiento ejemplarizante para evitar que los nuevos funcionarios se enriquezcan con el robo al Estado.
Otros sectores de la sociedad se muestran escépticos pues consideran que Abinader no someterá a los corruptos ante la justicia por los beneficios que sus empresas particulares han obtenido de los gobiernos del PLD.
Esto se deduce de las palabras del nuevo presidente electo, quien la semana antes de las elecciones dijo que su gobierno se verá en la obligación de acudir al préstamo internacional para enfrentar el déficit fiscal de más de $150 mil millones de pesos que dejará a su salida la administración gubernamental del PLD.
El nuevo gobierno significa también un reto para Abinader, cuyos seguidores, en medio de las celebraciones de la victoria abrumadora, reclaman ser empleados en la administración pública, como retribución por su activismo político.