FRANCISCO REYES / TORONTO /
La declaración del estado de emergencia el pasado mes de marzo debido a la pandemia del COVID-19 forzó el cierre de centros comunitarios, al extremo de que muchos de sus directivos pasaron a la inacción, al ver que no podían ejecutar en sus locales los programas que realizaban durante años. La crisis de salubridad mundial afectó de inmediato a las instituciones públicas y privadas que al principio no tenían una visión clara de cuanto debían hacer para no ir al cierre total de sus actividades, mientras las cifras de fallecidos ocupaban las páginas de los diarios y programas de radio y televisión.
Pero algunos dirigentes locales han sido creativos en las organizaciones de las comunidades hispano-latinoamericanas de esta ciudad y se han reinventado en tiempo de pandemia para seguir sirviendo a la sociedad desde perspectivas distintas que nadie imaginaba con anterioridad a la pandemia que ha afectado a las naciones.
Luis Carrillo, director del Programa de Familias y Jóvenes, del Consejo de Desarrollo Hispano (CDH), al ver que no podía utilizar las oficinas de esa institución para dar consejerías, rompió el esquema tradicional con una nueva modalidad de servicios.
Ahora ha pasado a ser, como él mismo se ha definido, “consejero errante” en su “oficina del parque forestal”, donde cita a quienes lo llaman por teléfono en busca de orientación.
“La declaración del estado de emergencia nos afectó de inmediato con el cierre de las oficinas y la cancelación de una actividad el 14 de marzo para celebrar del Día Internacional de la Mujer”, empezó diciendo, agregando que fueron suspendidos todos los programas, incluyendo uno denominado “Photoboys”, en coordinación con la Universidad de Alliston, de New Brunswick.
“Pero también afecto las secciones de consejerías a parejas matrimoniales, al no poder darles asistencia en las oficinas del CDH”, se lamentó.
“Todos creíamos que la emergencia se terminaría pronto, pero se fue prolongando. Hay personas que perdieron sus empleos y han tenido que confrontar esa situación que ha afectado la vida de los hogares, sobre todo, aquellos con pocos espacios para familias numerosas”, siguió diciendo.
Al hablar detenidamente sobre situaciones familiares, Luis Carrillo abundó que la violencia doméstica se ha vuelto más visible tras la pandemia. “En las últimas semanas el número de personas llamando por diferentes situaciones difíciles en el hogar ha aumentado. Ha habido rupturas familiares de cualquier índole, abusos y violencia física entre parejas y mucha pérdida de la autoestima”, precisó.
Agregó que la necesidad de consejería ahora está operando como una bola de nieve, al pasar la información de una persona a otra que requiere de asistencia urgente. “Hay deterioro de la salud mental. Esto no quiere decir que la gente se está volviendo loca. De ninguna manera. Todos hemos perdido el ritmo de lo normal y andamos con temor a ser contagiados con el COVID-19”.
Manifestó que las llamadas que recibía de forma constante, “al no poder atender a nadie en las oficinas, me llevó a idearme algunas salidas a la situación, y una de ellas fue utilizar cierta área del parque forestal donde se encuentra el Northwood Community Centre, en las inmediaciones de Sheppard Ave W y Arleta Ave, con espacios al aire libre, con mesas debajo de árboles, donde se puede contemplar animales, incluyendo aves y venados”.
El lugar ofrece la facilidad para que los “clientes” escojan dónde quieren sentarse, evitando ser identificados por los usuarios de ese centro comunitario.
“Yo bromeo con mis colegas cuando les digo que voy para para mi oficina del parque”, expresó con cierta picardía y sarcasmo. Pero dijo sentirse a gusto con la labor voluntaria que realiza, reinventada en tiempo de pandemia y que, según sus propias palabras, “ha dado excelentes resultados. Algo que no esperábamos”.
Al ser cuestionado si continuará realizando su labor en la “oficina del parque” después que desaparezca la pandemia, dijo que esto será mientras dure el verano. Pero contempla la posibilidad de utilizar las cafeterías de los alrededores cuando empiece la época de invierno.
“Algunos casos tendrán que ser atendidos en las oficinas de la institución, sobre todo, aquellos en que damos asistencia personal para la preparación de documentos que requieren el uso de la computadora o llenar formularios a través de la internet. Pero si las personas piden ser asistidas en la ‘oficina del parque’ será mucho mejor para respirar aire puro en espacio abierto”, agregó.
Dijo que la pandemia ha venido a demostrar que “tenemos muchos recursos a mano, pero a veces nos limitamos al mero trabajo en las oficinas. Ha sido una gran oportunidad “para redescubrir capacidades internas que antes no habíamos empleado en nuestra labor comunitaria. Este es un nuevo aprendizaje y desafío”, expresó, convencido de que estaba logrando su propósito.
La iniciativa de Luis Carrillo, el consejero errante de la oficina del parque forestal y personaje bastante conocido en las comunidades hispano-latinoamericanas de Toronto, podría ser aprovechada por otros directivos de centros comunitarios para salir de la inacción en la que fueron sumidos al ser declarado el estado de emergencia que ha causado la pandemia del COVID-19.