POR GILBERTO ROGEL* / TORONTO /
Luego de pocas semanas del típico alboroto electoral canadiense la normalidad volverá a la vida de las y los residentes de Ontario, sin que se hayan llegado a acuerdos o por lo menos a compromisos puntuales de cómo mejorar la vida de millones de personas que todavía se siguen preguntando si realmente vale la pena tomarse el tiempo para ir a votar.
Durante estas últimas semanas muchos seguimos de cerca las intervenciones públicas, los escasos debates y ciertos mítines de los líderes de los tres partidos políticos, y en la mayoría de los casos saltan a la luz ciertos elementos que demuestran que los políticos todavía no han aprendido a escuchar al electorado.
Por un lado escuchamos cómo el partido conservador una de sus grandes y novedosas apuestas es construir otra supercarretera en la parte sur de la provincia, que evidentemente busca potenciar el transporte pesado de regiones rurales a los centros citadinos, pero lo poco que se dice es que estas son zonas de grandes granjeros, quienes de paso si votan por el partido azul.
De igual manera, muy pocas personas se han detenido a reflexionar que esta construcción valorada inicialmente en varios BILLONES de dólares tendrá un impacto fuerte en el medio ambiente de la zona y en toda la provincia, y se nos olvida la serie de drásticos efectos climáticos que hemos visto justo en las últimas semanas con tormentas huracanadas, muy pocas veces vistas en la región.
Otro elemento ignorado en esta contienda y considerado como muy importante para la vida de los Ontarianos (y para todo el país en general) es el tema de una vivienda digna. Para los amigos lectores que no viven en Canadá me permitiré contarles que una vivienda pequeña de dos dormitorios es una zona popular en la mayor ciudad de provincia, Toronto, sin nada de lujos del primer mundo, cuesta alrededor de 2 millones de dólares canadienses, un verdadero sueño para miles de familias con salarios de subsistencia.
Es ridículo mencionar que durante los últimos 15 años hemos escuchado promesas de todo tipo para afrontar este grave tema, y precisamente en esta contienda volvieron a repetirlas, y para variar casi calcadas de planes pasados, una especie de propuestas recicladas y actualizadas, pero con un pobre nivel de entendimiento de la situación que experimentan millones de familias pobres, especialmente inmigrantes recién llegados.
Curiosamente, en lo personal me llamó poderosamente la atención cómo ninguno de los líderes de los tres partidos mayoritarios se tomó unos minutos para entrarle al tema de la seguridad alimentaria en la provincia. Por si usted no lo sabía, según algunos estudios universitarios el desperdicio de comida (procesada o al natural) en la provincia es de niveles elevados, en otras palabras, mucha o demasiada comida se tira a la basura cada día, mientras muchas personas pasan hambre.
Números proporcionados por algunas organizaciones que trabajan en este sector, confirman que en los últimos cuatro años, particularmente durante las primeras etapas de la pandemia del COVID 19, muchas más personas se han visto obligadas a visitar con más frecuencia los bancos de comida. De nuevo, si usted no lo sabe, los Food Banks están mayormente ubicados en las zonas más deprimidas social y económicamente de las ciudades más pobladas, y según sus dirigentes cada vez hay más gente solicitando ayuda.
Como puede notarse, los grandes temas que abaten a la ciudadanía más pobre parecen haber sido ignorados u olvidados por los políticos, quienes por el contrario estuvieron más preocupados en temas banales o por sacarse los trapitos sucios al sol, especialmente en temas del pasado y no en la actualidad.
En resumidas cuentas, el votante canadiense necesita contar con más y modernas herramientas técnicas para poder regalarle su valioso voto a cualquier partido político que explique y defienda sus promesas electorales, y que al momento de llegar al gobierno sea capaz de cumplir las principales propuestas hechas durante el periodo de campaña.
Por chistoso que parezca, todavía en estos super modernos y tecnologizados tiempos muchas personas en edad de votar siguen confundiendo una elección provincial con una elección federal. La mejor ayuda posible en casos como estos es que la ciudadanía esté debidamente informada, y de esta manera poder exigirles a sus representantes populares que cumplan con sus promesas de campaña, una labor complicada y de largo plazo pero que amerita un profundo trabajo de base, ósea a trabajar dentro de nuestras comunidades.
*Gilberto Rogel es un periodista de origen salvadoreño radicado en Toronto, quien se especializa en temas de libertad de expresión en América Latina.