Los lavadores de imagen y las repercusiones en los salones de clase

HuelgaMaestrosJun2015GILBERTO ROGEL / TORONTO /
La política y la comunicación siguen de la mano y en muchos casos no es fácil saber en donde se separan. Tres casos destacados merecen la atención en este espacio, primero porque involucran a reconocidas marcas haciendo cosas inusuales y otro por el desgaste sufrido a costa de defender supuestos valores gremiales.

Por un lado, la poderosa pero poco conocida compañía Canadiense SNC- Lavalin está colocando en el primetime de los principales medios informativos nacionales una campaña publicitaria que para muchas personas es poco convencional. “La verdad es que no entiendo ese comercial” me dijo un familiar luego de observar por varios segundos el comercial televisivo. Es evidente que la multinacional de la construcción, con sede en Montreal, quiere redimirse ante la audiencia local, quiere decirle a toda la población que ellos construyen lo que importa, como reza su eslogan institucional.

Como algunos recordarán, SNC-Lavalin estuvo involucrada en meses pasados en una serie de escándalos públicos que van desde la supuesta conexión de una consultora local tratando de contrabandear a uno de los hijos del fallecido dictador Libanes Gadaffy hacia México, hasta acusaciones de fraude y sobornos en algunos países en donde ejecuta megaproyectos de infraestructura. Estas alegaciones, que de ser comprobadas en cortes judiciales hundirían el nombre y la reputación de la empresa, a la vez ratificarían el nivel de corrupción y violaciones a los principios éticos Canadienses.

Paralelo a este caso viene otro monstruo empresarial que desde los últimos días también nos bombardea con su nueva campaña. De seguro usted ya se percató: “Wal-Mart está cambiando”, aunque sea en los anuncios televisivos. En sus comerciales podemos ver las tentadoras ofertas para el verano y también descubrir la nada nueva técnica del patrocinio hacia renombrados figuras públicas, en este caso la de internacionales chefs de alta cocina. La marca busca así desligarse de su oscuro pasado y presentar una imagen más fresca, amigable y más humana.

Lo que queda oculto es que las condiciones y beneficios laborales para los miles de empleados siguen siendo extremadamente limitados, sin llegar a cumplir con muchas de las regulaciones internacionales en el campo laboral. Por ejemplo, limitadas horas de trabajo, beneficios reducidos y pocas posibilidades de ascender profesionalmente, entre otras; lo cual es contradictorio si se analizan los elevados niveles de ganancias logrados únicamente en Canadá.

Entonces, ¿por qué estas empresas están invirtiendo millones de dólares en este tipo campañas? La respuesta podría tener muchas variantes, sin embargo a mi gusto personal, esto tiene que ver con el dolor de cabeza de los responsables de la Comunicación Estratégica y las Relaciones Públicas en los últimos años, la preservación de la imagen pública y el poder de la marca.

El último caso es todavía más delicado porque no involucra marcas comerciales, pero si está en juego el tema de la reputación y respaldo ciudadano: Los principales sindicatos de docentes de educación secundaria en Ontario paralizaron muchas de sus labores en una huelga declarada luego ilegal por la provincia, en demanda de mejores prestaciones para el gremio y, por supuesto, mayores beneficios para los estudiantes. Me atrevería a decir que en la mayoría de casos los padres de familia y los estudiantes le dieron la espalda al sindicato local.

No cabe duda que la pasada huelga y la que habrá que esperar en el cercano otoño pueden tener razones técnicas valederas, lo grave del caso es que cada vez las Canadians Unions están perdiendo la batalla de la legitimidad, no están enganchando con el público al que dicen servir y se están dejando ganar terreno por otros actores. A raíz de ello cada día crece la interrogante sí realmente sirven de algo los sindicatos y las huelgas, y al final quiénes son los más beneficiados.

Ojo, porque ahora las grandes empresas están poniendo los recursos en recuperar su imagen y su marca, mientras los sindicatos parece que no les importa que les estén robando el mandado.

Nuestra próxima entrega: La mejor tajada del juego bonito
*Gilberto Rogel puede ser contactado en gilbertorogel@gmail.com