HORACIO TEJERA / TORONTO/
“¡Viva! dice el roto con la pepa de oro entre los dedos. ¡Chile! dice el viento al verde cielo de los ebrios valles. ¡M…! responde el sapo a la vieja bruja de Talagante. ¿Qué problema tan profundo se esconde en las líneas de mi mano?”, escribió Fernando Alegría.La política de los exiliados es cruel, especialmente con quienes se atreven a atreverse.
Les plantea urgencias alejadas de sus experiencias diarias, no les permite nutrirse de realidad de verdad (esa realidad que se toca y se huele en la calle, en los ascensores o en donde la gente “de allá” trabaja o se divierte), juega con ellos el eterno juego del ser o no ser, y les deja siempre un sabor a poco en la boca.
La política de los exiliados se desactualiza con el tiempo, se esclerosa con los años y envejece endiabladamente mal, como una vieja bruja de Talagante.
Yo (quien esto escribe) viví durante años la experiencia amarga y enternecedora de ver a esos exiliados cuando volvían a mi país de vacaciones… Hablando de cosas que ya a nadie le importaban en una jerga oxidada, negando lo nuevo que, sin embargo, aceptaban en los lugares en los que se habían quedado, queriendo cantar canciones aburridas… o gastando demasiado -sin siquiera notarlo-.
Por eso, porque me tocó mover la cabeza con incredulidad cuando no podía entender lo alejados que estaban de mí mis viejos amigos, no sólo en kilómetros sino fundamentalmente en vivencias y perspectivas y sueños, es que me emocioné el viernes 7 de abril cuando un grupo de chilenos y chilenas que viven en Toronto y ya son parte de su paisaje y su urdimbre, convocaron a acompañarlos a construir aquí eso que en Chile ha comenzado a tomar forma como Frente Amplio.
Los escuché hablar de nuevas formas organizativas, de la necesidad de no quedar entrampados en el molde de los viejos partidos, de lo que les estaba costando aceptar la posibilidad de que distintos puntos de vista coincidieran y se potenciaran sin caer en la vieja tentación de anularse o aniquilarse mutuamente. Y, sobre todo, los vi sanamente confundidos (en el sentido etimológico y profundo de una palabra tan sexy) con la realidad a la que tratan de sumarse.
Eso es lo que me emocionó y seguramente debe haber emocionado a quienes estaban allí sin ser parte del grupo que está promoviendo ese generoso salto hacia adelante.
Intuir que a quienes conforman ese núcleo fundador les será difícil y que lo saben.
Sospechar que para poder adaptarse a un movimiento de gente en general joven, en general desencantada, en general diversa y que adscribe a lo que en el mundo se empieza a conocer como “nueva política”, deberán enterrar algunas creencias bien arraigadas y desenterrar algunas dudas olvidadas.
Sentir que más allá del éxito que el Frente Amplio que se está forjando en Chile pueda tener (en Chile) y sobre todo más allá de las alegrías y/o los sinsabores que esta aventura les depare (aquí), Alejandra, Luis, Cecilia, Pato, Sergio, Manuel, Marta, Doris, César, René (por citar sólo algunos de sus nombres) han entendido que sumar las propias incertidumbres a los pujos colectivos, asumir lo complejo y apasionante que puede ser leer las líneas de la propia mano, es la mejor forma, desde acá, de estar allá… en donde están recuperándose los sueños.
La forma de contactarse con quienes se han comprometido a trabajar junto al Frente Amplio de Chile desde Toronto es: Facebook: Frente-Amplio Comunal Toronto. informacion@frente-amplio.ca Se accede a información completa en: www.frente-amplio.cl