Los arrendatarios y sus derechos, la nueva estrategia de los liberales para ganar más votos

POR GILBERTO ROGEL / TORONTO /

La primavera llegó a la mayor parte de Canadá y en las calles ya se respira un ambiente diferente. El verano está a la vuelta de la esquina, y como de costumbre, en el ambiente canadiense veremos a nuestros flamantes líderes políticos desplegar sus mejores armas electorales, prometernos el cielo y la tierra.

Aunque un poco tarde, el Partido Liberal parece que está comenzando a hacer las cosas correctas. Para ello, y en su afán de cerrarle los caminos a sus adversarios, Justin Trudeau y su equipo introducirá en el próximo presupuesto federal una serie de beneficios especiales para los miles de arrendatarios.

Para nadie es una sorpresa que en todo el país el número de personas que pagamos un alquiler mensual se ha disparado por los cielos en los últimos años, lo cual comprueba que la idea que poseer una vivienda digna en Canadá se ha tornado en un sueño casi irrealizable para las nuevas generaciones.

Como lo hemos señalado en varias ocasiones en este mismo espacio, ninguno de los dos partidos que han estado en el poder en los últimos años han visto el tema de la vivienda como un verdadero issue, y las consecuencias son más que visibles en la actualidad.

Los últimos datos oficiales están diciendo que miles de personas, principalmente los inmigrantes y los jóvenes, destinan casi la mitad de sus ingresos mensuales para pagar una renta, mientras lo restante va para transporte, comida, gastos familiares, etc., dejando nada para otros rubros importantes como la distracción o las vacaciones.

Como típico político que sueña con llegar al poder, el líder del partido Conservador, Pierre Polievre, está en modo de campaña en full, tratando de echarle la culpa a Trudeau de todos los males que los canadienses tenemos, lo cual es esperable y entendible, pero no del todo correcto.

Un ejemplo específico es el punto de las viviendas. La actual crisis de vivienda asequible, es decir aquellas que pueden ser compradas con los salarios de una pareja, no se comenzó a cocinar 10 años atrás cuando los liberales llegaron al poder.

Esta crisis, que podría ser mucho peor, tiene muchas raíces. Por ejemplo, en la burocracia estatal, salarios bajos o no acorde al nivel de inflación actual, la falta de incentivos para contar con una fuerza laboral preparada y la falta de insumos producidos en suelo nacional, a fin de que la construcción de viviendas fuese más barata.

En este contexto, es aplaudible la iniciativa liberal de apoyar a los arrendatarios. Habrá que esperar si estas acciones van acompañadas de otras medidas que hagan posible el sueño de muchos de nosotros de contar con una vivienda digna en suelo canadiense, y que no sean puras promesas políticas, como ha ocurrido en muchas ocasiones anteriores.