REDACCIÓN / TORONTO /
El intento del líder conservador Andrew Scheer de defender una polémica política que busca poner fin a la ciudadanía por nacimiento no le ha caído muy bien a los defensores de los refugiados, que dicen que esta política podría llevar a los niños a ser apátridas.
Los conservadores que asistieron a la convención bienal en Halifax aprobaron una nueva política de partido, la cual no es vinculante, que requiere que el gobierno promulgue una legislación para poner fin a la ciudadanía por nacimiento en Canadá, “a menos que uno de los padres del niño nacido en Canadá sea ciudadano canadiense o residente permanente de Canadá”.
Los críticos en las redes sociales acusaron a los conservadores de apoyar una política que podría conducir a tener niños apátridas, lo que provocó que Scheer emitiera un comunicado diciendo que, aunque la política no apuntaba específicamente a acabar con el turismo de nacimientos, “acabar con el turismo de nacimientos será uno de los objetivos de nuestra política”.
Scheer dijo que los conservadores reconocen que hay muchos canadienses “que han nacido en Canadá de padres que han venido para quedarse” y que han contribuido al país.
“No terminaré con la política central que facilita esto. A diferencia de Justin Trudeau, lo salvaguardaré del abuso”, dijo Scheer.
Janet Dench, directora ejecutiva del Consejo Canadiense para los Refugiados, dice que no hay datos significativos que sugieran que el “turismo de nacimientos” sea un problema real y que, si la medida entra en vigor, “la gran mayoría de las personas afectadas no lo serían en absoluto personas que vienen por motivos de turismo de nacimientos”.
Dench dijo que el impacto de la política iría “más allá” de su intención si el objetivo es, de hecho, combatir el turismo de nacimientos.
Agregó que el turismo de nacimientos presenta a los recién llegados como “personas que están tratando de aprovecharse de Canadá y de los canadienses”. Y esa es una forma muy peligrosa de presentar a personas que no son canadienses y que quieren unirse a nuestra sociedad”.
Dench dijo que esta política daría como resultado el nacimiento de niños apátridas en Canadá. En términos más generales, dijo, cambiaría la estructura misma de la sociedad canadiense, agregando que impactaría a muchas mujeres que dan a luz en Canadá mientras esperan el estatus de residencia permanente, a los solicitantes de refugio y a otros en el limbo.
Por su parte, Alex Neve, secretario general de Amnistía Internacional Canadá, dijo que el compromiso del país para otorgar la ciudadanía a las personas nacidas en el país es de larga data y está en línea con la mayoría de los países de las Américas, incluido Estados Unidos.
“Transmite un fuerte mensaje de inclusión y compromiso con la diversidad, y ayuda a proteger contra el riesgo de que las personas nazcan sin estado. No hay evidencia de que Canadá enfrente un problema con el llamado ‘turismo de nacimientos’ que de alguna manera justificaría hacer cambios a las leyes de ciudadanía canadiense”, dijo Neve.
La oficina del ministro de Inmigración, Ahmed Hussen, dijo que el principio de “nacimiento en el suelo” ha sido consagrado en la legislación de ciudadanía de Canadá desde la introducción de la Ley de Ciudadanía Canadiense en 1947.
Esto significa que a los niños nacidos en Canadá, con la excepción de hijos de diplomáticos, funcionarios consulares o empleados de gobiernos extranjeros, se les otorga automáticamente la ciudadanía.
Mathieu Genest, portavoz de Hussen, dijo que es una “vergüenza ver a los conservadores yendo por el camino establecido por el gobierno de Harper, que busca quitarle la ciudadanía a las personas que sólo han conocido Canadá como hogar”.