OSCAR VIGIL / TORONTO /
“Este es un día en que uno sale al patio de su casa o a la calle y puede ver que las plantas están comenzando a florecer, que después de tres largos meses de frio la tierra comienza a dar sus frutos de nuevo”, hizo notar la sacerdotisa Maya Kaqchikel Nana Esperanza.
Miguel Ángel Hurtado fue un profesor, periodista y músico que, a mediados del siglo pasado, en el pueblo de Acopia, provincia de Acomayo, en Cuzco, Perú, se enamoró de su alumna Valeriana Huillca Condori, una indígena quechua cuyo diminutivo era Valicha.
Cuenta la historia que Miguel Ángel llegaba de Lima durante las vacaciones escolares y mantuvo una relación furtiva con Valeriana, que era quechua hablante, a quien los padres de ésta prohibieron el romance y la enviaron a vivir al Cuzco.
Decepcionado, en el año 1945 Miguel Ángel compuso una canción a su amada, poniéndole el nombre de “Valicha”, la cual con el correr de los años se ha convertido prácticamente en un himno en toda la región andina y particularmente para los cuzqueños.
Valicha es una canción con ritmo de huayno, el cual es una danza que se baila en los Andes, y especialmente en las serranías del Peru, y que constituye un reminiscente del Imperio Inca que estuvo conformado por Bolivia, Argentina, Chile, Ecuador y parte de Colombia, explicó Maria Rosa Tuñón, momentos antes de danzar el ritmo.
Tuñón, junto a decenas de indígenas, latinoamericanos y canadienses, participaron el fin de semana en la celebración del “Pawkar Raymi”, nombre en quechua que significa “fiesta del florecimiento”, y que es una antigua ceremonia religiosa andina para agradecer y compartir los productos que cada año les obsequia la Pachamama o madre tierra.
“El huayno tiene origen desde el tiempo de los incas y se fue mestizando con la llegada de los españoles, y que ahora se baila en todas las regiones andinas, pero con elementos que trajeron los españoles”, explicó Maria Rosa, ilustrando a los asistentes sobre las raíces de los pueblos latinoamericanos.
Antes que ella, la sacerdotisa Maya Kaqchikel Nana Esperanza comenzó la celebración con una ceremonia que invoca a los cuatro colores del maíz, los cuales también representan los cuatro colores de la raza humana y los cuatro elementos, “que sin ellos no podemos vivir”.
“Nuestros pueblos originarios, para cortar un árbol piden permiso, hacen una ceremonia, y esta depende del día que cae y depende lo que van a hacer. La hacen para cortar leña, para sembrar, para cosechar, cada cosa tiene su día especial”, explicó Nana Esperanza.
Así, dijo que “el color rojo representa la salida del sol, representa a nuestros hermanos indígenas, el negro, representa al oeste, al anochecer, al color del maíz negro y la raza humana, el color amarillo representa a los asiáticos y el blanco a los habitantes de piel blanca”.
El Domingo 20 de marzo, que fue cuando se celebró el Pawkar Raymi, fue el día número 6 en el calendario maya de 20 días, y ese día se conoce como el día “Kan”, por lo que la ceremonia estuvo dedicada al horizonte, al color amarillo, el cual representa respeto, sabiduría, el ciclo del tiempo, la autoridad la justicia y la verdad.
“Es el día en que comienza el cambio de la estación, en que florecen las flores, y en el cual se le debe mostrar respecto a la madre tierra, a la estación, porque las cuatro estaciones representan los cuatro colores del maíz, los cuatro elementos”, enfatizó Nana Esperanza.
Agregó que lamentablemente en los tiempos actuales la gente se va mas por los temas mundanos y por los aspectos económico y no por lo espiritual, lo cual “es algo que usted tiene adentro, el alma, el espíritu. Lo más importante es inculcar el amor y las enseñanzas de nuestros ancestros”, apuntó.
Este es el décimo sexto año que se celebra el Pawkar Raymi en Toronto. “Lo venimos haciendo en el hemisferio norte pero que en realidad nuestros pueblos en Peru, Bolivia y Ecuador celebran la llegada de la primavera, por eso hay muchas flores, bastante amor, como el día del amor que se celebra en varios países suramericanos”, explicó por su parte Marco Guzman, dirigente de la Coordinadora Andina de Naciones Originarias (CANO), entidad a cargo de la festividad.
Explicó que definitivamente el Pawkar Raymi es una celebración de las cosechas, de los productos que ya están a punto de ser recolectados y que la madre tierra ha dado con mucha generosidad. “Entonces, como agradecimiento hacemos una ceremonia especial para agradecerle a la madre tierra y al tata inti, y se baila como regocijo, como complemento de esta cultura andina”, apuntó.