POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
Atrás han quedado las marchas por las calles de la ciudad, el colorido, la música y la protesta; pero pese a las restricciones propias de la pandemia del COVID-19, la celebración y la crítica no se detienen sino que únicamente han cambiado de avenidas: este año las mujeres han usado las redes sociales para hacerse escuchar.
Los foros en línea, particularmente usando la popular plataforma de Zoom, han sido los preferidos para las celebraciones de este año, pero también han abundado videos, entrevistas y clips informativos en Facebook, Twitter o Instagram, organizados y promovidos por una decena de organizaciones comunitarias hispanas.
El mensaje propagado este año: igualdad, empoderamiento, desafíos, triunfo. Toda una gama de temáticas encaminada a satisfacer las necesidades e intereses de una variada población femenina de origen latinoamericano en Canadá, la cual no necesariamente coincide en conceptos y enfoques políticos.
Pero en lo que sí todas coinciden, es que esta pandemia del COVID-19 que está afectando a todo el mundo, a quien definitivamente más ha golpeado es a las mujeres.
Loly Rico, dirigente comunitaria, codirectora del FCJ Refugee Centre en Toronto, que regenta una serie de albergues para mujeres inmigrantes y con especial énfasis para mujeres abusadas, explica que dado que las mujeres en general son quienes históricamente han llevado las riendas de los hogares, es a ellas a quienes durante esta crisis les ha tocado enfrentar la mayoría de los retos.
“Es el sector más impactado porque el número de situaciones de violencia doméstica ha incrementado, y eso está comprobado en las estadísticas a nivel mundial, nacional y local, a tal punto que el gobierno de Canadá ha estado dando fondos para prevención de la violencia doméstica en el tiempo del COVID-19”, explicó.
Pero la pandemia también ha afectado a las mujeres en otros aspectos, agrega, como por ejemplo en su desarrollo profesional, dado que muchas mujeres ya estaban saliendo de la casa a trabajar, se estaban volviendo más independientes, pero como con la llegada de la pandemia todo el mundo tuvo que quedarse en casa, las mujeres volvieron a sus trabajos tradicionales y fue el hombre el que continuó haciendo su trabajo, aunque fuera desde el hogar.
“Es bonito ver, cuando uno está en reuniones virtuales, a mamás con sus hijos, pero eso realmente es un doble trabajo, y no ves tan seguido en reuniones virtuales a papás con niños. Y también en las familias han tomado la opción de que quien tiene el mayor salario es quien continúa trabajando y quien tiene el menor salario se queda en casa, lo que demuestra que en Canadá aún no hay una legislación donde se garantice la equidad en el pago de salarios, por lo que es la mujer la que regresa a casa por el efecto de la pandemia”, apuntó Rico.
Dice que una de las cosas que han visto en su organización es que quienes llegan a buscar ayuda, en busca de medicamentos, etc., son en su mayoría mujeres. “Estamos ayudando a personas que son afectadas por el COVID que tienen un estatus precario y que por tanto no tienen acceso a ninguna ayuda provincial ni federal, y el mayor porcentaje de quienes están recibiendo esa ayuda son mujeres. O sea que la mujer es la que busca la ayuda, la que cuida a la familia”, insistió.
Para finalizar, Loly Rico dijo que con la pandemia han aparecido muchos temas, como por ejemplo el incremento de la pobreza, y que también ha aparecido que no existe una real asistencia y apoyo a las mujeres en el país. “La pandemia ha hecho algo positivo, porque le ha puesto en la cara a los gobiernos que no han dado los servicios ni los accesos a los servicios necesarios para las mujeres, y los gobiernos deben reaccionar ante esto”, apuntó.