La wiphala andina ondeó nuevamente en el mástil de la alcaldía de Toronto

FRANCISCO REYES / TORONTO /
Tarde soleada y fresca en el ‘Nathan Phillips Square’, la plaza principal de esta ciudad, frente al nuevo edificio de la alcaldía y al costado derecho de la histórica arquitectura donde se alojaba el antiguo cabildo local.

Desde las 2:00 pm, una multitud clamaba en la explanada por la independencia de las repúblicas bálticas de Estonia, Letonia y Lituania, con expresiones artísticas de aquellas naciones originarias del norte de Europa.

A las 3:00 pm otra multitud se concentraba en la azotea de la alcaldía para el izamiento de la Wiphala, la bandera con que se identifican los grupos de las etnias autóctonas del continente americano, cuya independencia empezaron a perder con la llegada de los conquistadores europeos.

Rowena Chow, aborigen del otro lado del mundo, nacida en Hong Kong, tenía a cargo el izamiento de la bandera formada por cuarteles simétricos de siete colores, usada por las etnias de Los Andes, bien diferenciada de la que representa el arcoíris.

Al son de uno de los himnos sagrados del Altiplano, la Wiphala de Bolivia, considerada la bandera del Collasuyo (una división geográfica) y símbolo del pueblo aimara, se elevó ondeando hasta el tope de la asta, en que cada grupo representativo de las naciones del mundo realiza la ceremonia de izamiento para celebrar su independencia junto a las máximas autoridades de la ciudad.

El rostro de Rowena mostraba la alegría de tener el privilegio que otorgan los organizadores de este evento a quienes consideran que son parte de su raza. Ella aprendió música andina desde temprana edad y terminó viviendo por varios años en Bolivia, donde estuvo en contacto directo con las raíces de las culturas ancestrales del país sudamericano.

La presidenta en Canadá del Consejo Andino de Naciones Originarias (CANO), Susana Condori, dio la bienvenida a los asistentes, destacando la importancia del evento, que se celebra en el solsticio de otoño, el 22 de septiembre para el hemisferio norte, pero que es solsticio o inicio de la primavera en el hemisferio sur.

Marcos Guzmán, presidente de New Frontiers Aboriginal Residential Corporation de Toronto (NFARC), subió al podio y empezó a explicar toda la simbología que hay en los colores de la Wiphala, que ha sido tomada como estandarte del Ministerio de Defensa de Bolivia, después que el diputado aborigen Germán Chuquihunca, presentara en el 2002 una moción en el parlamento de esa nación mayormente aimara para que fuera reconocida oficialmente por las autoridades gubernamentales.

La Wiphala está compuesta por 49 cuadrados unidos en diagonal con los 7 colores del arcoíris que representan a los 49 grupos aborígenes del Collasuyo, como expresión de la mancomunidad de esas etnias, explicó Marcos Guzmán, de origen aimara.

El activista comunitario, quien representa al Consejo Andino de Naciones Originarias (CANO) en el Consejo Canadiense de la Herencia Hispano Latinoamericana (HCHC), hizo un reconocimiento a la etnia Mississauga o Credit Union de Canadá, en cuya tierra se realizó el izamiento de la Wiphala. Además, agradeció a las autoridades municipales de Toronto por permitir la realización del acto en la azotea de la alcaldía.

Lawrwnce Cheechoo, de la etnia Cree Fisrt Nation, músico nacido en este país, interpretó canciones selectas del folclore andino al ritmo del charango, instrumento que aprendió a tocar durante una gira de estudio musical por Bolivia.

“Todas las culturas autóctonas de América forman parte de una sola raza que poblaron estas tierras desde tiempos remotos. Nuestros antepasados llegaron del otro lado del mundo. Se multiplicaron y se fueron dispersando por cada rincón del continente”, dijo a la prensa.

Los bailadores Luis Alberto e Ischel Flores, padre e hija, presentaron una muestra de ‘Danza Tinkus’, de Potosí, Bolivia, vistiendo trajes típicos de vistísimos colores que daban una mayor alegría a su actuación, en la que se mostraron como verdaderos profesionales de la danza andina.

El poeta guatemalteco Marcos Castillo, autor de un libro de poemas de contenido social leyó uno que hacía referencia a las luchas históricas de los pueblos aborígenes del continente en su afán de preservar sus culturas, amenazadas por políticas gubernamentales y por el avance del “falso progreso”.

Este poeta centroamericano se considera “depositario de las tradiciones maya-quiché” que aún se preservan en la región de las pirámides del Jaguar y, donde, según la leyenda, tuvo origen la raza humana, al ser “modelada por los dioses” con la fécula del maíz.

También Rowena Chow tuvo un número musical interpretando el tema “La Despedida”, cantado por Shakira como fondo musical de la película “El Amor en los Tiempos de Cólera”, de la novela del mismo nombre, escrita por Gabriel García Márquez.

“Soy latinoamericana postiza. Canto folclore panamericano en español, desde que tenía 17 años. Hace mucho tiempo. A los 19 empecé a estudiar esa lengua en la universidad de Guelph”, expresó.

Hubo entrega de certificados para reconocer el aporte de algunos participantes y el apoyo de organizaciones que, como el HCHC, han dado al Consejo Andino de Naciones Originarias (CANO) en esta ciudad.

Mientras la Wiphala ondeaba al soplo del viento ligeramente frío, bajo un sol que ya buscaba sus edredones en el horizonte, los comensales siguieron escuchando música andina y participando de un refrigerio bastante frugal.