POR GILBERTO ROGEL* / TORONTO /
El pasado domingo 20 el hemisferio norte vivió su tradicional solsticio de verano y es cuando el día es más largo y la noche más corta, una de esas maravillas climáticas que las personas que vivimos en esta parte del mundo disfrutamos a todo lo ancho y nos olvidamos por un momento de lo tedioso, largos y duros que pueden ser los meses de invierno. Pero ojo, este verano no nos vamos a aburrir porque la política nos dará la adrenalina que a muchos nos levanta el espíritu.
Solo para calentar un poquito, ¿se puede imaginar amigo lector que un país tan dividido y volátil como es el Peru todavía no declara un ganador de sus pasados comicios presidenciales, pese a que el líder magisterial Pedro Castillo ya ganó más del 50% de la totalidad de los votos válidos? Su contrincante, la derechista radical Keiko Fujimori, se niega a admitir la derrota y se aferra a una remota esperanza, cuando es evidente que ya las cartas están echadas.
Y por si esto fuera poco, la inestabilidad política en Perú sigue a flor de piel. En los últimos días se han conocido versiones de movimientos de influyentes y poderosos exjefes militares que piden que no se reconozca la victoria de la izquierda, una maniobra que sólo recuerda las acciones previas a repudiables golpes de estado que han sido la tónica de muchos de nuestros países y que para variar tienen como principal respaldo el dinero que siempre provee amablemente el Tío Sam desde Washington.
Bueno, y hablando de dinero poco transparente o turbio, como diríamos allá por mi pueblo, si usted quiere hacerse millonario sin mucho esfuerzo déjeme darle un útil consejo: múdese o vaya de paseo a un pequeño país de Centroamérica, El Salvador, en donde muy pronto la moneda de circulación será el Bitcoin. Pero momento, ¿y qué conocemos sobre esta cripto moneda? ¿será otra cortina de humo del presidente Bukele para desviar la atención de los graves problemas que vive la población en general? Estos ciudadanos al final no tienen ni una remota idea sobre cómo tendrán que lidiar con la nueva moneda, especialmente cuando tengan que comprar o vender cosas elementales como tomates, mangos o tamales.
Los y las políticas no nos dejan de sorprender, porque todas y todos solo tienen un objetivo en mente: mantenerse en el poder por el mayor tiempo posible y sin dar cuenta de sus actos. Y que mejor ejemplo que el matrimonio presidencial de Nicaragua, en donde Daniel y Rosario Ortega están aplastando al mínimo indicio de oposición a sus planes de continuar gobernando por más tiempo.
Curiosamente, la supuesta oposición Nica parece que se está practicando un Harakiri, ya que en principio existe una diversidad de sectores tratando de llevar agua para su molino que ni ellos mismo pueden ponerse de acuerdo cómo organizar un frente común contra Ortega. Y segundo, el Danielismo ha sido tan hábil para desarmarlos, como ocurrió en días pasados con la publicación de varios documentos confidenciales que comprueban cómo miles de dólares provenientes del Tío Sam y de la Unión Europea han ido a parar a los bolsillos de reconocidos periodistas, en su mayoría duros críticos del clan Ortega.
Y una vez más quiero insistir en que la clase política es particularmente especial, si no, veamos a nuestras y nuestros políticos canadienses. Por un lado, el Partido Verde, que sería el indicado para llevar a adelante una agenda que recoja el sentir y pensar de la población en general sobre los temas ambientales, ahora se debate internamente en una fuerte lucha en donde su nueva líder ha generado una serie de anticuerpos y malestar entre cuadros intermedios. Todo apunta a una nueva disputa que al final le servirá en bandeja de plata más votos y simpatizantes a Justin Trudeau y los liberales.
Y es acá precisamente en donde caemos en el campo que los liberales manejan con mucha eficacia. Todo apunta que las y los canadienses vamos a volver a ir a las urnas electorales en cualquier momento, pero quizás con más certeza allá por septiembre u octubre, cuando los liberales hayan conseguido su meta de vacunar a la mayor parte de habitantes y de esta manera afianzarse en el poder con una bancada parlamentaria que, según muchas proyecciones, podría ser mayoritaria, tal como pasó unos seis años atrás.
En definitiva, este verano, que cada año se pone más caliente gracias al cambio climático que muchos se rehúsan a admitir, nos traerá muchas sorpresas políticas y por supuesto no nos daremos el lujo de aburrirnos, sino que más bien deberemos disfrutar de estas puestas en escena que en más de alguna ocasión nos hacen recordar que la política es el arte de lo imposible.
*Gilberto Rogel es un periodista de origen salvadoreño radicado en Toronto, quien se especializa en temas políticos y de libertad de expresión en América Latina.
*Imagen de worldatlas.com