La película argentina “El viento que arrasa” promete dar de qué hablar en el TIFF

Entrevista a la directora Paula Hernández, quien dirigió también las producciones “Sonámbulos” y “Las Siamesas”

POR VANESA BERENSTEIN / TORONTO /

La realizadora argentina Paula Hernandez regresa a Toronto para el estreno mundial de su última película El viento que arrasa. TIFF ya había contado con su presencia en 2019 para el estreno de Los sonámbulos. Paula Hernández forma parte de una generación de reconocidas cineastas mujeres que viene aportando al cine latinoamericano y argentino en particular de los últimos 20 años una mirada femenina y feminista.

Basada en una novela de Selva Almada, El viento que arrasa, tiene algo de road movie. Un pastor evangélico, el Reverendo Pearson (interpretado por el chileno Alfredo Castro) vive de forma nómade, recorriendo el país con su hija Leni (Almudena González, una de las jóvenes fiscales en Argentina, 1985) una mujer joven atrapada en una vida que ella no eligió y con una curiosidad creciente sobre el mundo. Cuando el automóvil se descompone, llegan al taller del gringo (Sergi López) y su hijo Tapioca (Joaquín Acebo). Detenidos en ese paraje remoto, las tensiones subyacentes comienzan a revelarse mientras se acerca la tormenta.

“Para mí es un lujo, un honor. Fue una experiencia maravillosa cuando fue Los sonámbulos. Nunca había estado en un festival tan grande y fue como una puerta de entrada preciosa”, expresa la directora en una conversación virtual pocos días antes de su viaje a Toronto. “El público fue un público inquieto y curioso sobre lo que veía. Así que me alegra muchísimo que de nuevo la salida al mundo de la película sea en un festival como éste”, agrega.

 

P: El viento que arrasa fue un proyecto que te ofrecieron, a diferencia de tus películas anteriores. ¿Te costó aceptar? ¿Habías leído la novela de Selva Almada?

R: Fue muy llamativo. Tiene una mezcla entre un proyecto a pedido y un proyecto autoral porque cuando me llamó Hernán Musaluppi, productor de la película, me dijo “Vi Los Sonámbulos y Las Siamesas y creo que hay un material en esta novela de Selva Almada que a vos te puede interesar porque aborda ciertas cuestiones familiares, películas como muy concentradas en los personajes y en el espacio y la idea es que vos la leas y si te interesa, que sea un punto de partida para hacer la película que vos quieras”. Eso fue muy tentador. La novela está más centrada en el personaje del reverendo y del gringo y tiene una ruptura temporal. Está construida a partir de recuerdos y de flashbacks de los cuatro personajes. Y yo ahí empecé a pensar qué haría con esa adaptación. Rápidamente me apareció el personaje de Leni como la mirada, cómo contar ese universo desde la mirada de la única mujer presente. Esa fue la primer decisión, y también que sea una película que se contara en una sola línea de tiempo.

 

P: ¿Qué aspectos de la historia son los que te llamaron la atención?

R: Hay algo que en general vengo trabajando que tiene que ver con la mirada de los hijos sobre el mundo de los adultos, sobre sus universos familiares y me parecía atractivo ver cómo esta mujer que está en un segundo plano de ese padre, en el lugar de observación, de asistencia, pero tiene una mirada activa y esa mirada le puede en algún momento generar conciencia y acción. Después para mí era atractivo abordar el mundo religioso y el mundo rural. Yo soy agnóstica, no tengo una formación religiosa, soy totalmente urbana. Entonces también era un poco salir de una zona de narración más conocida. Mi películas no abordan universos tan distintos a los míos. Entonces también me parecía que era como un salto hacia un camino nuevo, distinto. Y que también me hizo sacarme ciertos prejuicios, tratar de comprender ese universo, esos personajes. Creo que la película va teniendo muchas capas a lo largo que avanza.

 

P: En toda tu obra, desde Herencia (2001) en adelante, los personajes femeninos siempre han ocupado lugares protagónicos pero en Los sonámbulos (2019) y Las siamesas (2020) además, hay un trabajo de exploración sobre la maternidad. En El viento que arrasa, en cambio, las madres están ausentes físicamente, aunque presentes en el interior de los personajes. ¿Sentís que hay una continuidad?

 

R: Sí. Fue interesante correrme al mundo de los varones, cómo criaron estos varones en particular. Me interesa la idea de la familia que hoy está en pura transformación, porque cada vez hay formatos de familia más diversos, que no tienen que ver con lo esperado. En este caso fue atractivo ponerme en esa mirada masculina sobre la crianza que difiere de la crianza de las mujeres. Pero también me pasaba un poco con las mujeres que no están, que siempre hay como una condena sobre las madres que no están y nunca son tan condenados los hombres que no están. Creo que un poco puedo pensar que estas tres películas de alguna manera abordan de formas distintas las relaciones familiares de padres e hijos o de madres e hijas en el caso de las otras dos películas, cómo sus vivencias, sus mandatos, están en sus descendencias.

*El viento que arrasa (A Ravaging Wind) se puede ver el Sábado 9 de Septiembre 8:30 PM en TIFF Bell Lightbox y el Domingo 10 de Septiembre 6:20 PM en Scotiabank Theatre.

Las localidades se adquieren a través de tiff.net 

Foto cortesía de TIFF