GILBERTO ROGEL / TORONTO /
El viejo adagio popular dice que las generalizaciones son incorrectas, pero en el futbol casi nadie se puede equivocar, en el especial el nuestro, el futbol latino es emoción, pasión, deleite, vida y entrega, pero a la vez también es poder, amañe, amiguismo, componenda, compinchada; en una palabra CORRUPCION.
Entre las cosas dignas de destacar de la cultura anglo es el real aprecio por el futbol, aunque nunca les voy a entender su terquedad con llamarle soccer cuando todo mundo así lo entiende; es el calificativo que le han dado a este deporte, The Beautiful Game. Sin lugar a dudas tienen razón, un partido lleno de entrega, gambetas, tiros, atajadas de lo/as metas es una belleza aun para aquellos que poco o nada saben de este deporte.
Por desgracia esta belleza ha sido prostituida generación tras generación, los grandes “señores” de este deporte han establecido reales “feudos” que les ha permitido amasar enormes fortunas y crear alianzas con poderes facticos especialmente en el ramo político, sino, véase el caso del ahora caído en desgracia, Mr. Joao Havelange, quien controló el futbol mundial por casi tres décadas sin que nadie cuestionara su ostentoso estilo de vida, ni mucho menos sus decisiones las cuales casi siempre tuvieron que ver con la expansión financiera de la FIFA.
Ahora que por casualidad la justicia gringa decidió que ellos tenían que hacer algo en vista que nadie hacía nada para parar este galopante escándalo, han comenzado a saltar nombres de personajes que se han hecho millonarios arreglando votaciones en favor de países que nunca en su historia han tenido tradición futbolística, -llámese Qatar- u otros teñidos con acusaciones de graves violaciones a los derechos humanos o arcaicas aspiraciones expansionistas, piense un momento y de seguro llegará a las tierra de los desaparecidos zares, Rusia.
Como lo decíamos al inicio de esta columna, el multinacional escándalo de la FIFA acaparó el prime time de la mayoría de medios noticiosos a nivel mundial, no solo por el hecho que fuese la justicia de los Estados Unidos quien decidiera ordenar la captura de los peces gordos del organismo mundial en la misma Suiza; sino también porque con ello se estarían comprobando los múltiples rumores a voces que hablan de sobornos en la mayoría de niveles del futbol organizado, algo que también podría estar llegando a las tierras del Maple tree.
Hasta el momento casi nadie ha cuestionado los enormes contratos de publicidad que la FIFA tiene con marcas mundiales, entre estos, zapatos deportivos, bebidas azucaradas, cadenas de hamburguesas, automóviles y empresas de telecomunicación, por mencionar algunas. Estas mismas empresas son las que están patrocinando reconocidos torneos locales como la actual Copa América y el Campeonato Mundial Femenino que se juega en tierras Canadienses.
¿Cómo se distribuyen los ingresos de la publicidad?, ¿cómo se eligen a los delegados locales y nacionales?, ¿quién toma la última palabra en torno a decisiones cruciales sobre cuerpo técnico, sus asesores, y salarios, los famosos partidos de fogueo y los contrincantes?, etc., son preguntas que hasta la fecha casi nadie se atreve a hacer, será porque estará pasando lo mismo que en algunos países de Latino América, en donde la corrupción es tan grande que nadie quiere escupir para arriba, porque le puede caer en la frente.
Lo cierto es que el juego bonito y su pasión se han convertido en negocios sucios, que como dice otro refrán, cuando el rio suena es porque piedras lleva, y acá muchos saldrán salpicados y ojalá no sólo eso, es el momento oportuno de hacer una limpieza profunda y devolverle al futbol su gracia y belleza.
Nuestra próxima entrega: “Entre pinocho y la peluquera”