Por Vilma Filici
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TORONTO. Hay un tema en la comunidad hispana del cual no se habla mucho en los medios de comunicación, pero que últimamente está afectando a muchísimas familias, y es el tema de ¿Qué sucede con los hijos de trabajadores indocumentados que se gradúan de la escuela secundaria y quieren seguir con la educación a nivel de Universidad o de Colegio?
Empecemos por analizar lo que sucede con los hijos de los indocumentados que son menores de 18 años de edad.
En Ontario, el Ministerio de Educación ha enviado un memorando que se conoce como Memo 139, el cual básicamente establece que a todos los niños menores de 18 años de edad se les debe permitir asistir a la escuela, independientemente de que el niño o su padre no tengan un estatus migratorio en Canadá.
Por su parte, la Ley de Inmigración y Protección de Refugiados (Immigration and Refugee Protection Act), que es una ley nacional, tiene una sección similar que establece que todos los niños, excepto los hijos de los visitantes en Canadá, pueden asistir a las escuelas del país. A la luz de esta sección de ley, los niños hijos de personas que carecen de estatus en Canadá pueden asistir a la escuela primaria y secundaria sin necesidad de tener un permiso de estudio y sin tener que pagar las tarifas que pagan los estudiantes extranjeros.
También, hay un compromiso por parte de la administración y de los maestros de las escuelas para proteger a los niños y para no revelar su estatus migratorio.
El problema realmente se presenta cuando estos jóvenes terminan la escuela secundaria. Algunos quieren ir directamente a trabajar, otros reciben capacitación en el trabajo o a través de los sindicatos a los que pertenecen, pero otros jóvenes quieren seguir estudiando y asistir a la Universidad o al Colegio.
Pero para que estos jóvenes puedan iniciar sus estudios superiores tienen que llenar un formulario en el cual deben proporcionar todos sus datos personales, incluyendo su situación migratoria.
El formulario pregunta si la persona es un ciudadano canadiense, un residente permanente u “Otro”, y si la persona marca “Otro” en el formulario, una vez que es aceptado para asistir a la institución educativa, el Colegio o la Universidad calcularán los pagos que el estudiante deberá hacer, los cuales serán tres veces más que la cantidad que pagan los ciudadanos canadienses y los residentes permanentes.
Además, la institución educativa le enviará al estudiante una carta, dirigida al Departamento de Inmigración, para que éste solicite un permiso de estudios.
Hay que tener en consideración que cuando una persona no tiene estatus en Canadá, el permiso de estudios tiene que ser obtenido a través de un consulado canadiense alrededor del mundo, lo que significa que el joven tiene que salir de Canadá para solicitarlo. Por lo tanto, existe el riesgo de que el permiso de estudios le sea negado dado que el solicitante estaba en Canadá sin estatus migratorio. El joven y la familia deben entonces considerar si se arriesga a tratar de obtener el permiso de estudio, Si estudia sin el permiso de estudio o si el joven abandona su sueño de una educación post secundaria.
Recientemente llegó a mi oficina un caso de éstos, y el joven quería saber si tenía que solicitar el permiso de estudios y qué es lo que podría suceder si no lo hacía.
Llame a algunas universidades y conversé con los encargados del registro. Me dijeron que debido a que el solicitante marcó “Otro” en su solicitud, le habían enviado el formulario para que solicitara el permiso de estudio. Sin embargo, me explicaron que por lo general no piden el permiso de estudios y que siempre y cuando el estudiante pague los costos como estudiante extranjero, le permiten realizar sus estudios.
También les expliqué que el joven tenía miedo de llamar directamente a la universidad para averiguar qué podía hacer debido a su estatus migratorio en el país, y ellos me dijeron que lo podía hacer con toda confianza dado que bajo ninguna circunstancia delatarían a un estudiante.
Recientemente también he visto por lo menos otros dos casos de estudiantes hijos de personas indocumentadas, quienes completaron su educación secundaria en Canadá y luego entraron directamente a la universidad sin ningún problema. Estos dos estudiantes están pagando cuotas ordinarias, es decir la misma cuota que pagan los ciudadanos canadienses y los residentes permanentes, y no les pidieron que presentaran un permiso de estudio. No tenían claro que pusieron el el formulario en la sección que trataba sobre su estatus inmigratorio, pero me imagino que no habrán puesto “otro”.
También conozco casos de estudiantes hijos de indocumentados que han terminado su secundaria y han entrado a la Universidad o al Colegio pagando las tarifas de estudiantes extranjeros. Son pocos y han tenido la suerte de que sus padres les pueden pagar sus estudios con cuotas tan altas.
El problema adicional que tenemos los hispanos es que como comunidad poseemos la segunda tasa más alta de deserción escolar a nivel de secundaria. Por lo tanto, es sumamente lamentable que los buenos estudiantes que tenemos, y que quieren ir a la universidad o al Colegio para procurar un futuro mejor para ellos y para sus familias, o bien tienen que ocultar la verdad acerca de su estatus migratorio, o deben pagar tasas de matrícula exorbitantes para poder estudiar en el país.
Creo que las parejas de indocumentados que tengan hijos en el país deben tomar nota de esta realidad y tratar por todos los medios de regularizar su estatus inmigratorio para evitar que los jóvenes pierdan la posibilidad de avanzar con estudios post secundarios.
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