Por Vilma Filici
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Toronto. Normalmente, como asesora en leyes de inmigración, siempre tomo la posición del inmigrante como sagrada para los efectos de quién es mi cliente y a quién le debo brindar todos mis conocimientos y mi apoyo. Sin embargo, recientemente he estado conflictuada con una serie de casos que han llegado a mi oficina, en los cuales la persona que esta queriendo inmigrar a Canadá ha actuado o está actuando erradamente y contra quien siento la responsabilidad de actuar en contra.
En los últimos meses he visto los casos de un número significativo de personas, ciudadanos canadiense y residentes permanente, que han patrocinado a un esposo o a una esposa, y que han pasado por todo un proceso largo y costoso para demostrar que ambos se encontraban en una relación legal y genuina, pero que sin embargo, en el momento en que el inmigrante o patrocinado llegó a Canadá dejó bien claro que dicha genuinidad no existía y que simplemente habían usado al ciudadano canadiense o al residente permanente para obtener sus papeles migratorios.
Tal como lo establece el Acta de Inmigración de Canadá, estas personas únicamente entraron en una relación con un ciudadano canadiense o residente permanente para obtener el beneficio que otorga el acta de Inmigración a las personas que se casan o que están viviendo en una relación de unión libre con ciudadanos canadienses o residentes permanentes, ya que después de haberse beneficiado de esta relación abandonan a su pareja o patrocinador.
Este tipo de situaciones han existido siempre, pero años atrás pasaban casi desapercibidas a pesar de que el ciudadano o el residente permanente se contactara con el Departamento de Inmigración para denunciarlas. Rara vez este departamento tomaba medidas para castigar al inmigrante que defraudaba al sistema en ese tipo de casos.
El problema para el ciudadano canadiense o residente permanente que hizo el patrocinio es que no solamente sufre la desilusión de haber sido engañado, usado, y en muchos casos de haber perdido mucho de su autoestima por lo que le ha sucedido, sino que también queda siendo responsable del inmigrante durante un periodo de tres años, lo cual significa que si esta persona recurre a la asistencia social, el patrocinador, por haber firmado un contrato, tiene la responsabilidad de pagar ese dinero nuevamente a pesar de que fue engañado por su esposo o esposa.
Pero recientemente el Departamento de Inmigración ha cambiado su actitud con respecto a este tipo de situaciones, lo más probable a raíz de que se formó un comité de ciudadanos canadiense y residentes permanentes que han sido engañados de esta forma por personas con deseos de venir a Canadá, y que han puesto mucha presión al gobierno. Lo que está sucediendo en este momento es que el gobierno está tomando medidas para quitarle la residencia permanente a estas personas que han abusado del sistema.
En este sentido, lo que los ciudadanos canadienses y residentes permanentes que se encuentran en este tipo de situaciones tienen que hacer es escribir una carta bien detallada al Departamento de Inmigración explicando todo lo que sucedió desde que la persona llegó a Canadá con su residencia permanente. Traigo a colación el ejemplo de un caso especifico donde el esposo, ciudadano canadiense, encontró en la computadora comunicación entre su esposa patrocinada y otra persona en el país de origen de ella, en la cual la esposa le decía a la otra persona que no se preocupara, que lo amaba muchísimo y que en determinado tiempo iba a regresar a su país, se iba a casar con él y que lo iba a patrocinar para que se viniera a Canadá.
Cuando el esposo, que la estaba patrocinando, se dio cuenta de esto, hizo copia de todas esas cartas y sin decir absolutamente nada se quedó pendiente de lo que estaba sucediendo y mantuvo notas muy precisa de las veces cuando la esposa se escondía en un pasillo para hablar por teléfono, o decía que iba al mercado y se quedaba en la esquina llamando por teléfono a la otra persona en un país latinoamericano, y reportó absolutamente todo al Canadian Border Services Agency.
A los pocos días el esposo fue llamada a una entrevista en la cual le pidieron más información, y el resultado de esto fue que se comenzó una investigación para ver si en realidad el matrimonio había sido un matrimonio de conveniencia, y en el momento en que el Departamento de Inmigración llegue a la conclusión de que sí fue un matrimonio de conveniencia, a esta persona se le va a llamar a una audiencia de admisibilidad y lo más probable es que quede con una orden de deportación.
Ahora bien, si hay una orden de deportación, por ser la persona un residente permanente debería tener derecho a una apelación ante el Departamento de Apelaciones de Inmigración, pero como en este caso el matrimonio fue fraudulento, la patrocinada también perdería la posibilidad de esta apelación y lo más probable es que sea deportada.
Definitivamente hay muchas personas que se encuentran en situaciones como ésta, en las cuales fueron usadas emocional, física y económicamente por una persona que solamente tenía la intención de usarlos como un paso para llegar a Canadá con la residencia permanente. No obstante, es importante saber que estas personas abusadas por falsos amantes tienen opciones y pueden lograr que a estos se les quite la residencia permanente en Canadá.
Como dije al principio, normalmente en el pasado cuando las personas han llegado a mi oficina y han dicho “me pelié con mi marido, lo patrociné y ahora quiero quitarle la residencia”, yo me he negado rotundamente a hacerlo porque mi trabajo es ayudar a las personas a venir y quedarse en Canadá. No obstante, ante el abuso que se está produciendo y ante el sufrimiento por el que han pasado tantas personas que en realidad creían en el amor, en la lealtad y en la fidelidad de la persona que traían a Canadá, creo que es totalmente incorrecto lo que se les ha hecho ya que ninguna persona tiene el derecho de usar a otra de esa manera.
En ese sentido, es importante que estas personas abusadas sepan que tienen la opción de comenzar un proceso y hacer que sus patrocinados que las han engañado sean deportados, para que no tengan que pagar también dinero en caso de que sus parejas se vayan a la asistencia social. Ya suficiente han pagado en términos de dolor emocional.
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