Gobierno introduce ley para limitar los servicios de asistencia social a los refugiados

Por Vilma Filici
filici@filici.com
TORONTO. Tal y como bien dice el conocido refrán: a rio revuelto, ganancia de pescadores. El pasado jueves 23 de octubre, ante la confusión reinante tras el atentado en Ottawa el día anterior, y ante la preocupación de muchísimas ciudades que están teniendo sus elecciones municipales, el gobierno federal introdujo una serie de proyectos de ley en un paquete de 458 páginas, con las cuales intenta cambiar diferentes legislaciones.

Estos proyectos de ley son tan diversos que van desde la extensión de los bancos de DNA, la asistencia para los impuestos para los niños y temas de préstamos para estudiantes, hasta el acta de inversiones en Canadá. Y en medio de todas estas propuestas, el gobierno aprovechó para introducir una sección que va a limitar, e incluso en algunos casos eliminar la asistencia social para los refugiados.

Con su propuesta, el gobierno federal tiene la intención de recortar el dinero que se les da a las provincias para la asistencia social de los refugiados, y de esta manera quiere dejar a discreción de éstas la decisión de si van a continuar dándole esos beneficios o no, lo que implica que serán las mismas provincias quienes tendrán que pagar esos beneficios si deciden continuar entregándolos.

Estos nuevos cambios se suman a los cortes a los beneficios de salud para los refugiados y a la negación de permisos de trabajo, lo que significa que muchísimas personas, las más necesitadas, las que llegan a Canadá en busca de ayuda porque están en peligro en su país de origen, no van a  tener ningún tipo de ayuda de parte del gobierno. Y aquí es importante destacar que esta ayuda que el gobierno había dado anteriormente a los solicitantes de refugio está establecida en la Declaración de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, de la cual Canadá es signatario.

Además, esa ayuda está garantizada en la Carta de Derechos y Responsabilidades del Ciudadano, por lo que el gobierno está actuando en contra de nuestra propia constitución canadiense.

Hay que recordar que en el mes de julio una jueza de la Corte Federal dictaminó que los cortes a los beneficios de salud para los refugiados eran inconstitucionales y que además eran “crueles e inusuales”. Sin embargo, el gobierno federal, en lugar de avergonzarse porque un juez tomó esa decisión, decidió apelarla, por lo que estamos a la espera de que una instancia superior dé un dictamen definitivo.

Ahora, después de que sale a la luz que en medio de este paquete de propuestas de ley se había presentada también la propuesta de cortes a la asistencia social para los refugiados, un portavoz del Ministro de Inmigración, Chris Alexander, repitió una frase que repiten constantemente, y es que Canadá tiene el sistema de refugio más justo y generoso del mundo y que los canadienses no tienen tolerancia para las personas que toman ventaja injusta a la generosidad del sistema.

Probablemente esta frase hubiera sido o fue cierta en algún momento de la historia canadiense, como por ejemplo en el año 1986 cuando las Naciones Unidas le dio la “Medalla Nansen” a la población canadiense por la ayuda que le ha dado a los refugiados y desplazados a través del mundo. Pero hoy en día, y particularmente a partir del año 2002, esa frase de la generosidad de nuestro gobierno es solamente una mentira dicha únicamente con la intención de que si se repite suficientes veces la gente la va a tomar en consideración.

Porque si vemos por ejemplo lo que ha sucedido a partir del 15 de diciembre del 2012, de lo que nos damos cuenta es que no solamente se le han cortado los beneficios médicos y la posibilidad de trabajar con un permiso de trabajo a los refugiados, sino que también se han acelerado los tiempos de tal manera que un proceso de refugio para ciertos países que el Ministro de Inmigración de turno no considere que producen refugiados, sólo dura 45 días.

Y para una persona que está escapando de la persecución en su país y que necesita llegar, buscar donde vivir, encontrar una persona que lo represente, preparar su historia y toda su documentación, hacer traducir la evidencia, etc., 45 días son absolutamente nada en términos de la suficiencia para preparar el caso de manera justa y correcta para poder tener la posibilidad de ser aceptados.

Aparte, tenemos que ver también no solamente los casos de refugio dentro de Canadá, de las personas que llegan a un puerto de entrada y presentan su solicitud de refugio, sino que hay que observar lo que está sucediendo a través del mundo. Porque Canadá, que en un pasado sí definitivamente fue un líder en término de la ayuda que se les brindó a las personas desplazadas del mundo, en la actualidad no ha tomado una decisión de ayudar por ejemplo a los refugiados de Siria y otros países donde hay conflictos.

Se le está pidiendo al gobierno que acepte 10,000 refugiados de Siria. Sabemos que el gobierno dijo que ayudaría a aproximadamente 1,300 y que para fin de este año traerían 200, los cuales en los últimos dos años ya han sido seleccionados, algo que fue confirmado personalmente por el propio Ministro Alexander, pero hasta el día de hoy únicamente un poco mas de una decena de esas personas han llegado a Canadá y están a salvo.

Realmente es lamentable todo lo que ha pasado con los programas de Inmigración en Canadá, y particularmente con los programa de refugio. La intención del gobierno es bien clara: que las personas, al no tener permiso de trabajo ni posibilidades de atención médica, y ahora, al no tener también posibilidades de asistencia social, definitivamente no lleguen a Canadá y pidan refugio.

Esto es terriblemente injusto para las personas que en realidad son refugiadas, porque están pagando las consecuencias de algunos pocos que talvez en algún momento hayan abusado del sistema.

Hay que tener en cuenta que las personas que llegan y piden refugio son personas que se encuentran probablemente con heridas físicas que requieren asistencia inmediata, que requieren todo tipo de ayuda y que deberían encontrar un lugar seguro como lo encontraban en el pasado al llegar al puerto de entrada en Canadá.

Lamentablemente lo que ahora encuentran al llegar son restricciones que no les permiten vivir una vida digna dentro de Canadá durante el proceso se refugio, y que tampoco les permite presentar su caso de manera justa para poder tener una posibilidad de aceptación.

Porque esa frase que dice el Ministro de Inmigración y que repiten todos sus representantes no podría ser más  falsa. En este momento Canadá ha dejado de ser un país justo y generoso, y lo que está haciendo a través de todos los cambios que ha implementado y que se sigue implementando es victimizar a los refugiados que están llegando al país pidiendo ayuda.

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