Gabino Palomares y La Maldición de Malinche revolucionaron a los latinos en Toronto

El cantautor, de origen mexicano, es uno de los representantes del movimiento de La Nueva Canción Latinoamericana

POR OSCAR VIGIL / TORONTO /

Gabino Palomares es uno de los iconos de La Nueva Canción Latinoamericana que surgió en la década de los años 70 en el continente, junto con Victor Jara, Silvio Rodriguez, Mercedes Sosa, Pablo Milanés y muchos otros más, quienes conquistaron los corazones de millones de jóvenes con sus canciones de protesta llenas de poesía.

Mas de cincuenta años han pasado y el legado musical de estos grandes cantautores latinoamericanos continúa vigente, probablemente ya sin la protesta y las utopías que acompañaban sus letras, pero sí con la nostalgia que marcó una época y que acompañó diversos acontecimientos históricos trágicos en el sur del continente.

Gabino Palomares visitó Toronto el fin de semana y deleitó a la comunidad con sus canciones y con sus historias, y con sus historias hechas canciones, las cuales hablan de política, pero también de amor y de esperanza.

Previo al concierto, ya en sus años 70s y con una voz clara y potente como antaño, conversó abiertamente con nosotros:

OSCAR VIGIL: Gabino, comenzaste tu carrera artística hace bastante rato, hace 50 años más o menos, y esa era una época, en los 70, 80, donde había mucha poesía en la música, donde había mucho sentimiento, y mucha actividad en América Latina, muchos cambios. 50 años después las cosas han cambiado ¿Dónde está ahora la poesía del Canto Latinoamericano?

GABINO PALOMARES: Bueno, lo que se llamó Nueva Canción en los setenta, por ahí viene del nuevo cancionero argentino, de la nueva canción chilena. Cuando la campaña de Salvador Allende, una gran cantidad de músicos se subió a la campaña y se formó este movimiento de la nueva canción chilena, que después el término se popularizó en toda América Latina. Y la canción social, la canción que habla de lo que le pasa a la gente, lo que le pasa como individuo y como sociedad y como comunidad va a existir siempre, ha existido siempre. Pero esta tuvo algunas características. Tú hablabas de la poesía, por ejemplo. El trabajo que hicimos en esta área de la literatura pues fue el gusto. Decía Víctor Jara que nosotros tenemos dos compromisos: un compromiso político y un compromiso estético. Y la canción maneja dos áreas del arte muy importantes, que son la música y la letra, que ahí es en donde está la poesía. Queremos hacer literatura con la canción. Y paulatinamente se ha venido transformando esto. Yo creo que la poesía se mantiene, lo que se ha venido dejando de lado es el compromiso social. Pero no es un problema de los compositores, es un problema en general, que el capitalismo ha venido despolitizando a los jóvenes, los ha venido metiendo en un individualismo bastante peligroso como sociedad, y los ha metido en un en una vorágine de consumismo. Y ahora con las nuevas formas de expresión musical, como el reggaetón, pues realmente el idioma se ha empobrecido mucho.

 

OV: En 1970-1980 ¿cuáles eran las musas de Gabino Palomares?

GP:  Yo tengo dos vertientes de canción, hago canciones políticas, que muchos artistas exquisitos le tienen… se les eriza la piel porque dicen que hacemos panfletos. Pero Mario Benedetti reivindica el mismo panfleto como una literatura de emergencia, y nosotros tenemos que hacer nuestra parte. La parte nuestra, de nuestra cotidianidad, es hacer canciones que se entiendan a la primera, porque a lo mejor ya la gente no te va a escuchar en otra ocasión. Y también que mueva a la gente, la conciencia de la gente lo más rápido posible. Y otro trabajo que hacemos es en el trabajo amoroso, el trabajo de canción romántica que hacemos con un poco más de calma en nuestra casa. Y ahí sí, en mi caso, trato de meterme lo más que pueda en la poesía. Y bueno, esos son mis dos compromisos.

 

OV: La represión y las revoluciones de los años 70 y 80 en América Latina ¿se puede decir que inspiraban más a los artistas que la situación que se vive actualmente en el continente?

GP: Mira, las dictaduras y el exilio provocaron una gran comunicación de lo que se estaba haciendo en Argentina y en Chile, en todos los países que sufrieron las dictaturas, Uruguay mismo, de que los artistas tuvieron que ser exiliados. Y nosotros en México tuvimos la posibilidad de resguardar a los exiliados, y por supuesto hubo una convivencia muy fuerte. Y esto fue, como yo digo, que el exilio fue como una canasta de semillas que se fue por todo el mundo y fue una parte muy benéfica para los artistas, porque aprendimos a ser latinoamericanos, aprendimos que existía América Latina y toda la problemática nuestra se llevó a todo el mundo. En México, particularmente, conocí a todos los que eran mis héroes, mis referencias musicales, porque todos nos pasaron por México y yo creo que eso ayudó mucho.

 

OV: ¿Cómo fue que nació esa canción símbolo en todo el mundo de habla hispana, La Maldición de Malinche?

GP: La Maldición de Malinche nació hace 50 años, la canción, ¡porque la maldición de Malinche muchos más años! Lo que pasa es que mi padre era un indio otomí que hablaba su idioma otomí, iba a sus ceremonias. Pero de pronto dejó de hablar su idioma porque decía que se burlaban de él. Para mí eso fue muy fuerte. Yo desde la secundaria, desde la adolescente me gustó mucho leer mucha historia, fui un fanático de la historia de México y de la poesía. Y mucho más que novela, yo leía poesía, y esos se conjuntó. Me di cuenta del racismo que existía en México, de cómo se trataba de los indígenas, y por eso nació la canción. Entre la vivencia personal, entre el estudio de la historia y la afición por la poesía, nació la maldición de Malinche.

 

OV: Yo soy de origen salvadoreño y tienes una canción que es muy famosa también dedicada a El Salvador: ‘El Salvador, Continuamos’, de 1980 si no me equivoco…

GP: Sí, la canción de El Salvador nace de una experiencia muy fuerte para mí, que es la guerra. Vivir la guerra ahí mismo fue muy fuerte para mí, vivir la represión al nivel que se daba en El Salvador, vivir los asesinatos de jóvenes tan cerca de mí fue muy fuerte. Y cuando yo regresé de El Salvador, porque fui a convivir con parte de la guerrilla allá, fui porque junto con algunos amigos habíamos formado en México el Comité de Solidaridad con El Salvador, que fue un ejemplo de organización fuera de El Salvador. A partir de México se generalizó la solidaridad, incluso en los Estados Unidos con CISPES (Committee in Solidarity with the People of El Salvador). Con CISPES tuvimos mucho contacto, hicimos mucho trabajo de recaudación de fondos para ayudar a la guerrilla. Y bueno, de ahí nació esa canción. Te voy a decir que un alto porcentaje, casi todas mis canciones, salen de experiencias personales, y salen de experiencias porque yo, a partir de que llegué a la Ciudad de México en 1974, me empecé a vincular con las organizaciones sociales y políticas. Y para mí, esta parte de mi vida es lo que me marcó, esta cotidianidad con la gente. Este estar en los procesos sociales y políticos, viviéndolos personalmente, me ayudó mucho a acercarme.

 

OV: ¿Y cómo ves ahora todo ese idealismo, todo ese amor, digamos, por los más pobres que motivaban en la década de los 70, 80 e incluso podríamos decir tal vez a principios de los 90, con la realidad que vivimos ahora en América Latina? ¿Hay una decepción desde la óptica artística musical o es simplemente que cambiaron los planos?

GP: Yo creo que estéticamente está muy bien la canción. Yo digo que hay muchachos que son unos extraordinarios compositores, extraordinarios músicos, instrumentistas, ¡que hasta bonitos son!, pero que se alejaron de la política. Y te digo que no les pasó solo a los músicos, le pasó a la juventud en general. Yo ahora estoy con mucha esperanza en México, porque este este Gobierno que tenemos ha motivado mucho a los jóvenes para luchar por sus derechos. El presidente ha logrado contagiar a la gente en el sentido de decirles a través de hechos muy concretos de la podredumbre que existía en los gobiernos neoliberales, y los muchachos están empezando a darse cuenta y están empezando a participar políticamente después de un largo letargo,

 

OV: ¿Ves esperanza en México y en América Latina?

GP: Yo creo que América Latina sigue teniendo la misma problemática de siempre. Tenemos un enemigo común que se lleva todo. El nivel de vida que se da en los Estados Unidos, el ‘American Way of Life’, es sostenido por la explotación humana y el robo de los recursos naturales de América Latina. Con ese dinero que sacan de la explotación inhumana a veces en América Latina, todos los recursos se van a los Estados Unidos para que se pueda sostener ese nivel de vida. Y ojalá los jóvenes se den cuenta de eso. No sé si en Norteamérica se van a dar cuenta los jóvenes, pero en América Latina la lucha sigue.

 

OV: Continúa Gabino Palomares, en el 2024, siendo revolucionario?

GP: Sí. Pero hay una cosa que dice Víctor Jara:  Lo verdaderamente revolucionario debe estar detrás de la guitarra. Y yo creo que que eso implica ser consecuente con los ideales. Si tú estás apelando a que haya mejores seres humanos, tú tienes que ser mejor ser humano, y eso se tiene que manifestar en tu cotidianidad, para que tú no prediques con las palabras sino con el ejemplo. Yo creo que hay muchas cosas, sobre todo en estas partes, del machismo y estas cosas con que fuimos formados en mi generación, pues es un largo proceso que uno va desechando todas estas basuritas que con que nos educaron.