GILBERTO ROGEL / TORONTO /
Felix Mora sabe que ser el primero, y hasta el momento único, juez de paz en Canadá de origen latinoamericano es un honor que conlleva un alto orgullo, pero a la vez también un alto sentido de responsabilidad y entrega hacia la profesión, pero sobre todo ante esta nación que cuenta con uno de los sistemas de justicia más reconocidos a nivel mundial.
En una amena charla con los asistentes a la Escuela de Educación Cívica del HCHC, el juez de Paz Felix Mora fue claro en admitir que él no posee una formación académica en el área del derecho, pero que su constante búsqueda de superación personal y profesional, y su pasado como preso político y el anhelo de ayudar a los demás le permitió que hace más de 13 años el gobierno provincial de Ontario lo nombrará en este cargo.
“Este es un honor y un privilegio, pero también una responsabilidad muy grande con la sociedad canadiense y con las instituciones que administran justicia, porque uno no puede darse las libertades que cualquier otro ciudadano puede tomarse”, explicó el juez Mora al destacar que en muchas ocasiones ha preferido mantenerse a distancia de ciertos eventos sociales de la comunidad latina, lo cual le ha generado duras críticas entre algunos sectores.
“No es fácil tener un privilegio como este porque tú debes demostrar que eres capaz de administrar justicia y a la vez ser un ejemplo de rectitud y profesionalismo para muchos otros latinoamericanos”, dice este chileno que llegó a Canadá hace más de 40 años, producto de las flagrantes violaciones a los derechos humanos cometidos por el gobierno del dictador Augusto Pinochet.
Uno de los aspectos que el juez Mora no se cansa de insistir es motivar a las nuevas generaciones de latinoamericanos que llegan a Canadá, para involucrarse de lleno en la vida organizacional de este país, como por ejemplo buscar espacios en las juntas directivas de muchas instituciones sin fines de lucro, las cuales en muchas ocasiones necesitan miembros voluntarios que ayuden en áreas especializadas.
“Yo estoy seguro que cada cierto tiempo hay espacios vacantes en muchas instituciones, lo clave es estar pendiente de las convocatorias y aplicar más de una vez, yo personalmente apliqué dos veces para el cargo de Juez de Paz, la primera quizás no estaba lo suficientemente preparado para el puesto, así que continúe superándome y aprendiendo sobre este campo, así que cuando volví a aplicar ya había ganado el conocimiento necesario, pero esto no pasa de la noche a la mañana, fue un proceso que tomó tiempo” reflexiona el juez Mora, quien ha estado involucrado con muchas organizaciones de apoyo a la comunidad latina, desde sus primero días en Canadá en la provincia de Alberta.
Con un sentido de humor típico de los latinoamericanos, el juez Mora puntualiza que, así como nos fascina el baile, los carnavales de verano y la buena comida, también es necesario acceder a círculos políticos y de gobierno, “que es donde se toman las grandes decisiones que nos afectan o nos benefician”.
Felix Mora, un preso político en su natal Chile, sin formación en el área del derecho, y que se ha convertido en un reconocido Juez de Paz en la provincia, se comprometió públicamente a colaborar con ciertos esfuerzos para lograr que nuestro crecimiento latino también se refleje en mayor visibilidad política. “Debemos seguir los ejemplos de otras comunidades étnicas que en la actualidad están consiguiendo significativas cuotas de poder producto de muchos años de cabildeo y formación de sus bases”, apuntó.