Escasean las buenas noticias y abundan las malas

POR GILBERTO ROGEL / TORONTO /

Cuando hablamos de noticias, casi por inercia caemos en el campo de la tragedia, los desastres naturales, la violencia diaria, o las metidas de pata de los líderes políticos. Por eso, cuando algo positivo ocurre nos llena de mucha alegría y esperanza al pensar que todavía no todo está perdido.

Recientemente uno de estos actos apareció en algunos medios informativos de la ciudad de Toronto. La historia de manera breve es la siguiente: una mujer entró a una lavandería tipo pública ubicada en uno de los barrios más afluentes de la ciudad y sin que nadie se percatara tomó dos suéteres de otra persona que estaba haciendo su ropa en el mismo lugar.

El propietario del lugar al ser notificado revisó las grabaciones de seguridad y constató que en efecto la desconocida mujer había tomado las dos prendas. A los pocos días el propietario la encontró y le preguntó las razones de su acción. La mujer respondió que tenía frío, no tiene donde vivir y no tiene ingresos, ósea es una homeless. El propietario decidió no denunciarla y por el contrario destinó un espacio en su negocio para donación de abrigos de invierno. Cómo era de esperarse la respuesta ha sido muy satisfactoria. Decenas de abrigos han sido donados y la mayoría tomados casi de inmediato. Una buena noticia que ratifica el espíritu altruista ciudadano, primordialmente en la época navideña.

Por desgracia las buenas noticias son realmente escasas. El año que terminará pronto nos deja por el contrario una serie de muy malas noticias en donde la violencia, la politiquería populista y la polarización han marcado el tono en el campo informativo.

No cabe duda de que el conflicto Árabe-Israelí secuestró nuestra atención mediática. La magnitud del ataque violento de Hamas contra la población civil Israelí y algunos objetivos militares, para bien o para mal cambió la dinámica inercial de este conflicto. Millones de palestinos han sido forzados a abandonar sus viviendas ancestrales, mientras otros miles han fallecido por los bombarderos israelíes y casi un centenar de periodistas han sido asesinados en este mismo contexto. Por su lado, cientos de civiles israelíes murieron al momento de la incursión armada y decenas fueron tomados como rehenes en una crisis que parece nunca terminar.

Las malas noticias también nos han tocado cerca. El populismo de derecha parece que gana terreno en países como Argentina en donde el nuevo presidente advierte que hundirá el país pero sus ciudadanos le aplauden como si fuesen zombis. Igual pasa en El Salvador en donde el presidente más cool del hemisferio RECONTRA viola la constitución de la república pero a la población no le importa y se encamina a una reelección asegurada sin una oposición que le haga cosquillas, debido a que ni ellos mismos creen en sus promesas recicladas.

Pero momento, todavía hay espacio para una buena noticia. Por extraño que parezca, el pueblo panameño ha dado una lección de resistencia ciudadana contra los intereses extranjeros que están destruyendo nuestros recursos. En una demostración sin precedentes las y los panameños vencieron a una de las más poderosas empresas mineras canadienses, la cual con el contubernio político está saqueando los recursos mineros de esa nación, al igual que ocurre en otros países.

Por más que quisiéramos escuchar noticias positivas con mayor frecuencia, las malas siguen acaparando nuestra vida diaria y en muchos casos nos inhiben a sacar la decencia y el altruismo que debería ser algo que cada uno de nosotros practicara con más frecuencia y no solo para la época navideña y de fin de año. Ni modos, el próximo año deberá ser mejor, esperemos que haya más y mejores noticias positivas.