Es fundamental saber diferenciar de quien es la culpa ante un rechazo en un trámite migratorio

Por Vilma Filici
vilma@filici.com

TORONTO. La semana pasada llegó un cliente a mi oficina para que le ayudara a redactar un documento para poner una queja ante el Departamento Disciplinario del ICCRC, que es el cuerpo que regula a los consultores de inmigración.  El  presentar una queja ante este organismo se debe tomar con mucha responsabilidad y seriedad, dado que si después de una investigación este ente encuentra que el cliente  tiene razón y que el consultor fue negligente, el consultor puede tener problemas serios y hasta perder su licencia y no poder seguir trabajando como profesional en el área de inmigración.

El cliente comenzó por decirme que el consultor que tuvo no lo había representado debidamente ya que se había tomado más de 8 meses para preparar y enviar el caso al Departamento de Inmigración, y que el caso había sido rechazado porque el consultor había sido negligente dado que no había presentado toda la documentación y argumentos que el caso ameritaba.

El cliente se presentó inicialmente en la oficina del consultor  en enero del 2010. En ese momento el consultor planeó la estrategia para el caso, le entregó borradores de los formularios que debían llenarse y una lista de documentos que debía conseguir para ser usados como evidencia para el caso. También le dio instrucciones para los exámenes médicos, para sacar certificados de antecedentes penales, fotografías y pagos al gobierno.

Le pregunté cómo se había desarrollado todo el proceso y resultó que el cliente se tomó más de siete meses en proveer los formularios y toda la documentación necesaria para que el consultor pudiera preparar y enviar el trámite al Departamento de Inmigración, algo que realmente se ve con mucha frecuencia cuando se trata de casos que no tienen una fecha límite.

Lo que suele suceder es que el cliente se toma su tiempo, por lo que el profesional no puede avanzar en el caso.  Y aquí también hay un problema de percepción, porque el cliente cuenta el tiempo que tarda un caso en ser procesado desde el momento en que él se presentó por primera vez a la oficina del consultor, mientras que el consultor cuenta el tiempo de procesamiento desde el momento en que se  le entrega toda la documentación, formularios, fotos pago etc.

También hay otro punto que ocasiona confusión, y es que el consultor no puede enviar trámites al Departamento de Inmigración a menos que envíe absolutamente toda la documentación requerida. La solicitud debe estar perfecta, porque de no ser así, todo el paquete enviado será devuelto sin procesar por Inmigración para que se complete.

Según lo que me explicó este cliente, realmente el consultor no se tomó 8 meses en preparar el caso sino que aparentemente fue el cliente mismo quien se tomó siete meses y medio en entregar la documentación. Esto impidió que el caso se enviara antes, porque de haberlo hecho sin tener toda la documentación completa de acuerdo a los requisitos de Inmigración, el consultor hubiese sido irresponsable.

Cuando el cliente trató de explicarme por qué pensaba que los argumentos presentados por el consultor no fueron correctos y  resultaron en el rechazo del caso, me puse a revisar el argumento presentado y la decisión del oficial de Inmigración.

Lo primero que noté fue que los argumentos eran correctos y bien presentados. Luego, al leer la decisión del oficial de Inmigración, noté que éste había ignorado los argumentos presentados por el consultor  y había llegado a conclusiones completamente fuera de lo que se le había presentado.

La realidad es que el rechazo del oficial de Inmigración fue una decisión muy mala y no fue realmente por culpa del consultor, sin embargo, el cliente quiere culpar al consultor cuando lo que se debe hacer es una apelación ante la Corte Federal atacando la decisión del oficial de Inmigración. 

Lo que ha hecho el cliente es revisar detenidamente la decisión del oficial de Inmigración, identificar lo que el oficial presentó como deficiencia de la solicitud, y culpar al consultor por no haber hecho lo que el oficial escribió en la decisión.

Generalmente, lo que sucede cuando el consultor escribe su argumento del caso es que busca las explicaciones necesarias para avanzar el caso del cliente, y por el otro lado, cuando el oficial de Inmigración decide rechazar un caso se fija sólo en los elementos que le permiten justificar el rechazo, no importando cuán elocuente haya sido el consultor en sus argumentos.

Cuando un oficial de Inmigración rechaza un caso obviamente busca las razones para justificarlo, y si uno no está al tanto de lo que sucede con estas decisiones, es muy fácil culpar a la persona equivocada por el rechazo. Otra realidad es que exactamente la misma evidencia en un caso puede ser usada de manera completamente opuesta para justificar otra decisión.

Por ejemplo, en casos de Razones Humanitarias se ha visto como el tener o no bienes en Canadá puede ser usado para rechazar un caso. Por ejemplo, parte de la decisión negativa en un cliente que no tiene bienes en Canadá es que “el cliente no está bien establecido en Canadá y por lo tanto es rechazado”. Pero también hay casos en los que el cliente tiene bienes en Canadá, y entonces la respuesta es que “la persona tiene suficiente bienes en Canadá y por lo tanto puede regresar al país de origen y establecerse sin mayores problemas”. 

De todas maneras, mi opinión para el señor que quería presentar la queja fue que estaba culpando a la persona equivocada, y que lo importante era dirigir la ira y los esfuerzos hacia la persona correcta. De igual forma, también le expliqué que si iba a presentar una queja debía tener documentación para sustentarla, porque cualquier acusación que se haga debe ser sustentada.

De presentar la queja, lo que va a suceder es que antes de que el “regulator” tome una decisión, va a pedir la versión del consultor y toda la documentación que éste pueda presentar. Y en una queja que vi una vez en la cual el cliente decía  que el consultor nunca le contestaba sus preguntas, cuando el consultor presentó su defensa envió copia de 32 emails contestados al cliente.

Cuento este caso no con la intención de desanimar a nadie de presentar sus quejas ante el ICCRC, todo lo contario, es importante que los clientes defiendan sus derechos. Sin embargo, es importante entender cómo funciona el proceso y solamente usarlo cuando en realidad ha habido mala representación por parte de un consultor, y es necesario también saber diferenciar cuándo la culpa resta pura y exclusivamente con el oficial de inmigración.

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