POR FRANCISCO REYES / TORONTO /
La semana pasada, mientras en Quebec la premier Pauline Marois ordenaba la celebración de las elecciones provinciales para el próximo 7 de abril, en Toronto se tornaban cada vez más inciertas las aspiraciones reeleccionistas del alcalde Rob Ford.
Sobre todo, ahora que la investigación sobre sus posibles vínculos con el narcotráfico ha cambiado de una instancia policial a otra de mayor envergadura.
El miércoles 5 de este mes, Bill Blair, jefe del Servicio Policial de Toronto, solicitó al comisario Chris Lewis, de la Policía Provincial de Ontario (OPP), supervisar la pesquisa que se le sigue a Ford, conocida como Proyecto Brazen 2.
La decisión de Blair se produjo a raíz de nuevos alegatos hechos por Ford y su hermano, el concejal Dough Ford, quienes lo acusan de darle un matiz político a la investigación, centrada en el crimen organizado, la violencia de pandillas, el tráfico de drogas y de armas ilegales, actos delictivos en los que podría estar involucrado el alcalde, de acuerdo con la policía.
A todo eso se unen los documentos depositados en la corte que lo sindican en supuestas acciones reñidas con la ley, aún no probadas, y que, de ser hallado culpable, no sólo arruinaría sus aspiraciones políticas, sino que podría terminar sus días detrás de los barrotes.
El paso dado por Blair evita las confrontaciones públicas con los hermanos Ford y otorga más libertad a los investigadores policiales, no comprometidos con ninguna instancia de la alcaldía, para proceder con los posibles cargos que se deriven de la pesquisa.
Ford ha ido agotando las posibilidades de limpiar su imagen ante la ciudadanía y, por consiguiente, de ganar la reelección en las votaciones del próximo 27 de octubre. Más aún cuando se ha echado en contra a la prensa local, que busca desacreditarlo por completo antes de que se inicie la campaña electoral.
Para nadie es un secreto que los diarios Toronto Star y Toronto Sun, aliados o por separado, han orquestado una estrategia contra Ford para desmeritarlo frente a los electores, a partir de los errores que a menudo comete y en base a documentos depositados en la corte que lo sindican en supuestas actividades delictivas.
Esa campaña se evidencia en nuevos ataques que dichos diarios han lanzado desde hace dos semanas, arreciando el desmérito después que John Tory inscribió su candidatura a la alcaldía.
En su edición del pasado 6 de marzo, el Sun menciona con sutileza al ex líder del Partido Conservador de Ontario. Con ella se busca que los electores se olviden de Ford se inclinen por Tory, un acostumbrado perdedor, derrotado por David Miller en las votaciones municipales del 2003, que tampoco pudo ganar en las elecciones provinciales del 2007 la candidatura parlamentaria en su distrito de Don Valley West., volvió a saborear la derrota en las elecciones provinciales parciales del 5 de marzo del 2009, como candidato parlamentario en el distrito de Haliburton –Kawarthas Lakes-Brock, por lo que tuvo que renunciar como líder del PC el día siguiente de la debacle.
Volviendo a la prensa local, en su edición del miércoles 5 de este mes, el Star publicó en primera plana el perfil delictivo de Sandro Lisi, amigo íntimo y chofer ocasional de Ford, en el que se le describe como violento y abusivo con las mujeres. Al mismo tiempo, detalla las acusaciones judiciales que lo vinculan con el narcotráfico y sobre sus hombros pende, entre otros delitos en proceso judicial, la acusación de soborno, al intentar extraer un video en el que el alcalde aparece fumando crack.
La comparecencia de Ford en el programa del humorista Jimmy Kimmel, difundido por la televisora ABC de Los Ángeles, California, avanzada la noche del lunes 3, fue publicada por la prensa local ridiculizando al ya desmeritado alcalde, por sus mínimos deslices frente a las cámaras. De él se han mofado al extremo de verlo con menos cualidades histriónicas que un bufón de palacio.
La magnitud de la investigación policial que se le sigue y los obstáculos cada vez peores que le pone la prensa de Toronto, auguran el destino trágico de su candidatura. Pero Ford y su hermano, quien es su jefe de campaña, se han obstinado en la reelección, soñando tener el mismo apoyo que lograron en las votaciones municipales del 2010.
Ford tampoco cuenta con anuencia de los conservadores de Ontario y a nivel federal, quienes lo han apartado y evitan coincidir en lugares donde los pille la prensa.
Aún falta por ver su descenso en la preferencia de los electores, si la parlamentaria federal por el NDP, Olivia Chow, quien goza de amplia popularidad en Toronto, inscribe su candidatura, que de seguro lo hará cuando las circunstancias la favorezcan, debido a las frecuentes “meteduras de patas” de Rob Ford.
No hay duda de que Ford perderá las elecciones municipales de octubre. Su fracaso reeleccionista está marcado por el destino trágico que empezó a labrarse desde el momento en que se asoció con delincuentes y “gente de mala calaña” para alimentar su adicción a las drogas y al alcohol, si es que la investigación policial no revela implicaciones peores en el submundo del hampa.
Por vergüenza propia y por amor a sus hijos, Ford debería desaparecer de la palestra pública y marcharse a la casa de tratamiento contra la adicción situada en North Bay, donde la prensa quizás ya no tenga interés de perseguirlo.
El que juega con candela, las manos se quema.
*Francisco Reyes es un periodista canadiense de origen dominicano. Puede ser contactado a reyesobrador@hotmail.com
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