OSCAR VIGIL / TORONTO /
No hubo sorpresas, no hubo sobresaltos. Pero sólo cuatro de cada diez residentes en Ontario celebraron, los restantes seis, como mínimo, mostraron preocupación. Sin lugar a duda los resultados de las elecciones del pasado 7 de junio marcan una nueva pauta para la provincia, así como también para la comunidad hispano / latinoamericana en Ontario.
Doug Ford y su Partido Conservador Progresivo de Ontario (PCO) ganaron las elecciones provinciales dentro de los márgenes que habían pronosticado las encuestas: con el 40.49% del apoyo popular contra el 33.57% obtenido por el Partido Nuevo Demócrata (NDP), su más cercano contrincante. En el fondo, maltrecho, quedó el Partido Liberal de Ontario (LPO) con apenas el 19.50% del favor de los electores.
Con estos números, y en un sistema donde quien gana la mayoría se queda con todo, el Partido Conservador obtuvo un contundente mandato de gobierno de mayoría absoluta al contabilizar 76 diputados, contra 40 del NDP y apenas 7 del Partido Liberal, número que le rescinde el estatus de Partido a este último, de acuerdo con la legislación de la provincia (el mínimo para mantener el estatus es 8 diputados).
El Partido Verde obtuvo su primer diputado en la historia electoral, para totalizar los 124 MPPs de los que se compone el Parlamento Provincial.
No hay duda de que a Ford y a su Partido Conservador le fue muy bien en las elecciones, a pesar de que nunca presentó su plan de gobierno e hizo campaña básicamente a base de slogans. En este sentido, los próximos meses serán decisivos para evaluar qué es lo que realmente le depara a la provincia durante los próximos cuatro años.
El NDP, por su parte, obtuvo resultados mixtos. Por un lado, su líder Andrea Howard sufrió su tercera derrota consecutiva en la búsqueda del gobierno provincial. Dicen que la tercera es la vencida, sin embargo, esta regla popular podría no aplicar para esta dirigente política, quien al momento de darse a conocer los resultados proclamó victoria por haber quedado su partido político en segundo lugar, y convertirse de hecho en la oposición oficial en el parlamento.
Efectivamente también fue un triunfo, o tal vez una derrota con sabor a triunfó. En todo caso serán las bases del NDP quienes definan en los próximos meses si lloran o celebran los resultados (o hacen ambas cosas), los cuales aún está por verse si potenciarán al partido de cara a la próxima contienda electoral dentro de cuatro años.
Pero quien definitivamente no hay duda de que perdió, y lo hizo de forma contundente, fue la líder del Partido Liberal Kathleen Wynne.
El día de las elecciones escribí en la edición online de este periódico que fue difícil ver a la Premier de Ontario, Kathleen Wynne, reconocer públicamente que prácticamente ya tenía la reelección perdida una semana antes de las votaciones. Y fue difícil porque en mi opinión ella ha sido una de las políticas más progresistas, efectivas y honestas que ha tenido la provincia.
Para nadie es un secreto que el Partido Liberal, tras quince años en el gobierno y un sinnúmero de escándalos de corrupción, ya estaba desgastado. Pero no se puede negar también que Kathleen Wynne fue un aire fresco para la provincia y la pieza clave para impulsar cambios importantes en la lucha por la justicia social en Ontario.
Pero así es la política. No necesariamente ganan los buenos, ni los más preparados, ni los más inteligentes. Y Kathleen Wynne no ganó.
Siempre me voy a preguntar si esta estoica y ejemplar mujer realmente perdió la elección por los escándalos de su partido, o si más bien fue debido a que, a pesar de que vivimos en Canadá, pesó el hecho de que es mujer y además es lesbiana.
Pasando al terreno político latino, las encuestas tampoco erraron con nuestros candidatos.
La candidata de origen colombiano Andrea Vasquez, quien compitió en el distrito electoral de York Centre bajo la bandera del NDP, hizo un muy buen trabajo que le valió agenciarse el segundo lugar de las preferencias. Obtuvo 8,616 votos contra 18,434 del ganador, que fue el candidato del Partido Conservador. Este es uno de los pocos distritos de la ciudad de Toronto que cuenta con un alto porcentaje de votantes de origen hispano.
Un excelente trabajo político también lo hizo la candidata de origen salvadoreño Sandra Lozano, quien se agenció 6,254 en el distrito electoral de Vaughan-Woodbridge, un distrito eminentemente italiano con escasa presencia de votantes de origen latinoamericano. Aquí, las elecciones fueron ganadas por el Partido Conservador con 21,687 votos, quedando en segundo lugar el Partido Liberal con 13,742 votos.
Pero sin duda, la sorpresa en la comunidad, a pesar de que ya lo presagiaban las encuestas, fue la derrota que sufrió la candidata del Partido Liberal Cristina Martins en el Distrito de Davenport, en Toronto. Martins, una diputada de origen portugués sumamente cercana a la comunidad latina, obtuvo solamente 8,552 votos, contra 27,603 de la candidata del NDP. El tercer lugar se lo agencio el candidato de origen español Federico Sánchez, quien compitió por el Partido Conservador y obtuvo 7,370 votos.
Es importante señalar que tanto en las elecciones provinciales como federales las personas votan mayoritariamente por los partidos políticos y sus líderes. El candidato sin lugar a duda juega un papel relevante, sin embargo, la tendencia electoral la marcan los partidos, sus plataformas y su líder.
En estas elecciones participaron 29 partidos políticos, incluidos los partidos vegetariano y el multicultural, entre muchos otros, que cortejaron a 9.888.888 millones de votantes, de los cuales únicamente acudió a las urnas el 58.00%.