El ostracismo de Tim Hudak

FRANCISCO REYES* / TORONTO /
Mientras la premier Kathleen Wynne juramentaba el pasado martes a los miembros de su Nuevo gabinete, el derrotado candidato del Partido Conservador, Tim Hudak, recogía sus pertenencias para entregar la oficina al nuevo líder de la oposición oficial, el próximo 2 de julio, día en que se abre la Legislatura de Ontario.
Hudak tuvo que renunciar a su cargo de líder del PC de Ontario por presión de sus más cercanos colaboradores, quienes lo habían acusado de ser el responsable de la derrota en las recién pasadas votaciones provinciales por haber amenazado con cancelar a 100,000 empleados del sector público, si ganaba la contienda electoral.

El derrotado líder conservador tenía un margen razonable de ventaja por encima de la candidata liberal, la premier Kathleen Wynne, pero no pudo prevenir las consecuencias de su amenaza. Por el contrario, su error político sirvió de material de ataque para cerrarle el paso de la victoria.

En nuestro artículo del 19 de mayo, “Líder conservador Tim Hudak abre camino a su derrota electoral” presagiamos que el entonces candidato del PC perdería las elecciones provinciales, porque los sindicatos de empleados del sector público no iban a “afilar cuchillo para su propia garganta”, votando por alguien que los iba a cancelar en su puesto de trabajo.

No había que ser experto en ciencias políticas para deducir las implicaciones de dicha amenaza, dado que aún pervive en la memoria de los electores la política de cancelaciones llevadas a cabo por el gobierno provincial de Mike Harris, el peor en la historia de Ontario.

Temían que se repitiera la decisión de cancelar a padres de familias que perdieron sus hipotecas y consumieron los ahorros que les garantizarían una vejez digna.

Se produjo el voto táctico o de conciencia de los electores que debían escoger entre un mal peor un gobierno menos malo. Como se sabe, el gobierno liberal de Wynne se opone a un aumento salarial a los empleados públicos, no comparado con la promesa de Hudak, que los sacaría de sus puestos de trabajo.

El lunes de la semana pasada, los MPP conservadores, furiosos con Hudak y sus asesores de campaña, se reunieron a puerta cerrada en Queen’s Park exigiendo la renuncia inmediata de su líder, debido a la devastadora propuesta de eliminar 100,000 empleos públicos.

Hudak había insistido que abandonaría la dirección del PC cuando se escogiera a un nuevo líder en una convención que no se vislumbra en el horizonte.

Obviamente, Hudak no quería “despegarse de la teta de la vaca” que lo estaba alimentando con $180,886 como líder de la oposición oficial y un estímulo de $64,336 por encima del salario básico de $116,550 que percibe un MPP.

“Yo anuncié mi plan (de renuncia) la noche del jueves (en que fue derrotado). El partido decidirá cuál es el proceso en torno a un nuevo líder”, expresó Hudak el pasado lunes 16 en medio de la rebelión de los MPP que ya no lo necesitaban como líder del PC.

El aroma de la victoria lo embriagó antes de tenerla segura en sus manos y se dejó encantar por el canto de sirenas que salen de las encuestas. Lo que realmente vale es el voto emitido en las urnas, no tanto los márgenes de preferencia de los electores.

Su error de campaña propició el nuevo gobierno de mayoría que hoy disfrutan los liberales de la premier Kathleen Wynne.

Hudak tuvo que ceder a las peticiones de los MPP conservadores en rebeldía y cederá el liderazgo a alguien que tendrá a su favor la vaquita lechera de la mayoría oficial.

Termino con una paráfrasis al capítulo “La Soledad del Poder”, del ex presidente y literato Joaquín Balaguer, en su libro “Los Carpinteros”, verdadero manual de praxis política: “No hay peor soledad que la de un gobernante (líder) destronado (derrotado). Los que ayer se cobijaron al amparo de su sombra son los primeros en hacer leña del árbol caído”.

A Hudak le aguarda el ostracismo político la próxima semana, llevando en su alforja los ostracones de la derrota, la desvergüenza y el menosprecio de quienes ayer lo aupaban y esperaban beneficiarse de su liderazgo en la toma del poder político.

*Francisco Reyes es un periodista canadiense de origen dominicano. Puede ser contactado a reyesobrador@hotmail.com

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