POR GILBERTO ROGEL* / TORONTO /
Mientras todas y todos los canadienses suspiramos al ver como nuestra ingenua selección de fútbol se despedía con la cola entre las patas del criticado y controvertido mundial en Qatar, una noticia que no es nueva volvió a aparecer en la mayoría de los telenoticieros y periódicos locales. La noticia confirmaba lo que muchos ya sabemos de sobra: que Canadá cuenta con una de las mejores fuerzas laborales en el planeta, con más de la mitad de las personas en edad de trabajar con un título universitario, principalmente compuesta por miles de inmigrantes que llegan cada día.
No es un secreto que en las principales ciudades del país podemos toparnos con ingenieros trabajando en construcción, pero no en sus áreas de experticia sino como regulares peones; médicos conduciendo taxis; profesores repartiendo comida a domicilio; contadores trabajando en fábricas; o psicólogos limpiando casas, por mencionar algunos. Aunque parezca contradictorio, estas son algunas de las tristes y crudas realidades que se viven en la sociedad canadiense y que confirman la dualidad de este país que por un lado necesita urgentemente inmigrantes, pero por otro no les facilita las oportunidades necesarias para lograr una total adaptación al nuevo país.
El reporte de la institución no partidaria Statistics Canada da cuenta que gracias a este inmenso flujo de inmigrantes calificados, es decir aquellas y aquellos que han obtenido un título universitario o de técnico en sus países de origen, Canadá se ubica en el top de las naciones más desarrolladas /industrializadas del planeta, mejor conocidos como el G7.
Si quisiéramos interpretar estos datos bien podríamos decir que Canadá está desperdiciando mucha de esta fuerza laboral calificada pese a que por todos lados se habla de una abierta escasez de personal en áreas sensibles como la salud pública.
Solamente en la última década hemos sido testigos cómo una diversidad de organizaciones comunitarias, entre ellas algunas que representan a las comunidades hispanas/latinas, han demandado del gobierno federal acciones concretas para mejorar la situación de miles de profesionales que no han podido asentarse totalmente debido a múltiples factores, pero las autoridades de los dos partidos que han gobernado a nivel federal repiten el discurso ya trillado de que en un futuro cercano se conocerán acciones efectivas para remediar la situación. No obstante, en la práctica seguimos sin cambios radicales.
La nueva situación a nivel mundial agravada con los efectos de la pandemia del COVID ha dejado al descubierto que países como Canadá deben hacer mucho más para poder utilizar al 100 % esta fuerza laboral. De igual manera es urgente que se replanteen acciones más integrales que posibiliten que estos inmigrantes cualificados puedan desarrollar todo su potencial, ya que de esta manera se logrará una relación ganar-ganar.
Statistics Canada ya lo dijo, únicamente entre el 2016 y 2021 llegaron al país un aproximado de 1.3 millones de nuevos inmigrantes, quienes en su mayoría están en la búsqueda de varias metas que les permitirán sentir que son parte de esta nación y de esa forma alcanzar sus preciados sueños.
*Gilberto Rogel es un periodista de origen salvadoreño radicado en Toronto, quien se especializa en temas de libertad de expresión en América Latina.