FRANCISCO REYES / TORONTO /
Las organizaciones culturales y de servicios sociales de las comunidades hispano-latinoamericanas de esta ciudad no han sido la excepción de los efectos causados por la pandemia del COVID-19. Prácticamente, la vida cultural de la ciudad se ha reducido a cero y aun no se sabe en qué momento se reanudará, tomando en cuenta que en adelante estará marcada por ciertas medidas de seguridad con el fin de evitar la propagación del virus.
los centros de servicios comunitarios también cerraron sus puertas desde la declaración del estado de emergencia el pasado 17 de marzo, pero algunos han seguido funcionando mediante la vía telefónica.
Debido al cierre causado por la crisis de salud, muchas de estas organizaciones han tenido que reinventarse en tiempo de pandemia, con iniciativas conjuntas para un mejor servicio a la comunidad.
Tal es el caso del Centro Cultural Latinoamericano (CCL) que junto al York Hispanic Centre (YHC) improvisaron el proyecto de un banco de comida para los residentes del distrito York South con el fin de paliar sus necesidades alimentarias inmediatas.
Enzo Moreno, uno de los principales miembros directivos del CCL, localizado en el 1756 Eglinton Ave West, manifestó que la iniciativa fue una respuesta inmediata para ayudar a miembros de las comunidades hispano-latinoamericanas de la zona, pero ambos centros se vieron en la responsabilidad de asistir a personas de origen haitiano, jamaiquino, africano y del oriente medio.
“De nuestras comunidades, las personas más afectadas eran mexicanas, ya que muchas no calificaban para la asistencia social del gobierno. Otras estaban recién llegadas a esta ciudad”, especificó.
Abundó que durante los meses en que operó dicho banco, entre abril y julio, unas 3,885 personas recibían bolsas de alimentos dos veces por semana en el local del CCL. “Es increíble la cantidad de donaciones que se recibieron”, dijo sorprendido.
Expresó que la solidaridad también se manifestó en los voluntarios que asistían entre 80 y 100 personas por día en el local del CCL. “Se trató de una función social y solidaria del centro, obligada por la situación creada a raíz de declararse el estado de emergencia del COVID-19 en Canadá”.
“El banco de comida funcionó gracias a las ayudas de las organizaciones “Foodshed” y “Second Harvest” de esta ciudad, así como de donaciones de particulares y ciertos aportes financieros de los negocios hispanos de la zona”, agregó.
Enzo Moreno dio a conocer que esa experiencia ha motivado que el Centro Cultural Latinoamericano busque reinventarse con un proyecto mediado para establecer un comedor popular para que muchas personas en extrema necesidad reciban alimentos cocidos dos veces por semana.
“Hemos podido conocer a través de la iniciativa del banco de comida que hay en nuestra zona una gran cantidad de personas indigentes. La creación de un comedor en un local adecuado resolverá una parte de esa situación”, dijo esperanzado en lanzar pronto el proyecto.
Por su parte, Carmen Miloslavich, de la directiva del York Hispanic Centre, localizado en las proximidades de Keele St y Roger Rd, también destacó que, además de la labor conjunta con el CCL, la organización que representa ha continuado trabajando para asistir a unas 95 personas de la tercera edad, entregándoles a domicilio bolsas de comida dos veces por semana.
“Para ese servicio hemos contado con personas que han puesto a disposición sus vehículos”, expresó.
Agregó que la crisis de salud llevó al YHC a implementar un proyecto que no tenían cómo ejecutarlo, sobre el cultivo de huertas en los balcones de los “seniors”, a quienes se les ha dado asistencia técnica para la siembra de verduras en recipientes colocados en los edificios donde residen.
La iniciativa conjunta del CCL y el YHC ha demostrado que las organizaciones de las comunidades hispano-latinoamericanas de Toronto tienen suficientes recursos humanos para operar en casos de emergencia, como ha sido la causada por la presencia del COVID-19.
La idea clave ha sido la capacidad de reinvención para crear nuevos proyectos que redunden en beneficio de todas las comunidades de inmigrantes.
Sin embargo, el directivo del Centro Cultural Latinoamericano, que lleva varios años funcionando en el mismo lugar, deploró la situación financiera de esa organización, que se vería forzada a cerrar sus puertas debido a las deudas contraídas por concepto de alquiler del local, agravada por la suspensión de sus actividades de captación de fondos para cubrir sus operaciones.
Dijo que mientras el banco de comida estuvo en función en el local del CCL, acumularon deudas de alquiler, pero no cuentan con ingresos fijos para saldarlas.
Resultaría penoso el cierra de este centro, dado los servicios que ha venido ofreciendo a la comunidad, tanto en el área de las artes hispanas de la ciudad, como de la cultura en general con la realización de cursos y talleres para personas de diferentes edades.
Apelamos a la buena voluntad de los miembros de las comunidades hispano-latinoamericanas y del comercio en general, para ayudar al CCL a saldar sus compromisos con el alquiler de su local.
Para más información, pueden contactar a Enzo Moreno en el 416-994-0730.