PALOMA E. VILLEGAS* / TORONTO /
El mes pasado Donald Trump ganó la presidencia de los Estados Unidos. Su plataforma se basó en ideas y hechos racistas, xenofóbicos, sexistas, homofóbicos y que discriminan a las personas discapacitadas.
En relación a Mexicanx, Trump prometió construir un muro (que sabemos ya existe en muchas partes de la frontera México / Estados Unidos) y usó lenguaje criminalizante describiendo a Mexicanxs como abusadores sexuales y narcotraficantes. Más allá de la campaña presidencial y sus resultados, en las últimas semanas nos hemos dado cuenta que el “efecto Trump” empoderó a las personas que compartían sus mismos sentimientos, legitimando sus acciones. Trump no creó el racismo, el clasismo etc. Ya existían. Al mismo tiempo, en las últimas semanas hemos visto el aumento de los crímenes de odio en los Estados Unidos, Canadá y otras partes del mundo.
Hace unos meses escuchamos que el gobierno de Canadá iba a quitar la visa que le impuso a Mexicanx en el 2009. La razón que el gobierno dio cuando implementó la visa fue el aumento de solicitudes de refugio de Mexicanxs en la década de los 2000 (Citizenship and Immigration Canada, 2009). Lo más sorprendente para mí, dado lo que está pasando en los Estados Unidos, es que la misma comunidad Latinx y en especial Mexicanx en Canadá participa en la criminalización de Mexicanxs sin estatus en Canadá y los que quizás visiten o inmigren a Canadá.
Desde hace unas semanas he escuchado pláticas refiriéndose a Mexicanxs que quizás vengan a Canadá como una “oleada.” Por ejemplo, una periodista, que me entrevistó acerca de otro tema, me hizo esa pregunta. Mientras que considero importante platicar acerca de la visa, por qué se impuso y sus efectos, también es fundamental pensar en el poder de las palabras. Quiero reiterar este punto: es importante pensar en el poder de las palabras que usamos. Y, esto es clave para lxs periodistas que escriben y hablan acerca de estos temas.
¿Qué es una “oleada”? Esta palabra, cuando se usa en relación a las migraciones, usualmente denota la idea de “aguas peligrosas” e invasivas (Santa Ana, 2002). Hay otras palabras que tienen efectos similares: enjambres, manadas, etc. Este proceso es parte de la deshumanización y animalización de los migrantes (si son representados como aguas o insectos, no nos los imaginamos como personas). Y el efecto es que nos importa menos lo que les pase.
Lo que estamos viviendo es un pánico moral. Un pánico moral es un momento en el cual un grupo de personas o evento se interpreta como amenaza. Esto ocurre mediante los medios y el discurso popular. Este pánico moral tiene repercusiones importantes para Mexicanxs en Canadá y los que pueden llegar en el futuro. El peligro es que se están creando divisiones de clase y raza que reflejan las que ya existen en México. Quiero hablar de un ejemplo específico para ilustrar este punto.
El primero de diciembre, cuando se quitó la visa, W Radio presentó un reportaje titulado “Eliminación de visa canadiense para mexicanos incrementará la residencia ilegal” por Cinthya Basulto. Empecemos con el título. Regresando al poder del lenguaje, al leerlo, ya estamos condicionados a identificar cierto “tipo” de Mexicanx como “ilegal.” Este proceso de ilegalización discursiva influye en cómo escuchamos el resto del reportaje (o quizás no lo necesitamos escuchar porque ya sabemos la conclusión). Sabemos que la idea que el periodismo es un proceso objetivo no es verdad. Todo lo que escribimos está influenciado por nuestro contexto actual, nuestros procesos de educación y socialización. En este contexto, que se puede sentir irónico, el titulo refleja muchos de los debates que ocurrieron en el 2009, criminalizando a Mexicanx y se alinea con las palabras del Señor Trump.
El reportaje empieza contextualizando que hay “mucha desinformación” y que “hay personas que piensan que pueden venir libremente a trabajar” ahora que la visa se ha quitado. Estas palabras empiezan a crear la idea de que (muchos) Mexicanxs quieren migrar a Canadá para quedarse a vivir y trabajar. También habla de que hay preocupación de que “no se respeten los requisitos” y que se “aprovechen” los Mexicanxs. ¡Todo esto, el pánico moral al que me refería antes, sin que se hayan cumplido 24 horas sin la visa! Aquí hay otro ejemplo:
“Las alertas se encienden cuando se hace evidente el interés de mexicanos por quedarse a vivir en Canadá como turistas o falsos refugiados”
Pensé contar las veces que la palabra “falso” se usó el reportaje, pero me produjo ansiedad y me di por vencida.
El conductor del programa nos dice que es importante tomar en cuenta los matices de estos acontecimientos. Estoy de acuerdo. Hay que entender las razones por las cuales las visas fueron impuestas en el 2009. Estas fueron más complejas a lo que se refiere el reportaje. En la década de los 2000, México experimento un aumento en la pobreza e inseguridad. Esto incrementó con la llamada “Guerra contra las drogas” del presidente Calderón y la recesión económica del 2007. Al mismo tiempo, la frontera México/Estados Unidos estaba cada día más militarizada. Dadas las opciones, no es difícil entender por qué hubo personas que eligieron viajar a Canadá. Si no hay seguridad y no hay trabajo, las personas los van a buscar donde se pueda.
Ahora hablemos de las decisiones de buscar refugio. En mi trabajo de investigación, he platicado con inmigrantes cuyas solicitudes de refugio han sido negadas (Villegas, 2012). Algunos de ellos comentaron que los jueces del Consejo de Inmigración y Refugio (Immigration and Refugee Board) parecían ya estar seguros de su decisión antes de escuchar toda la evidencia. Cabe mencionar que México es parte de la NAFTA y tiene lazos importantes económicos y políticos con Canadá. En mi trabajo, argumento que las relaciones políticas y económicas pueden influir en las decisiones de los miembros del Consejo, quienes reciben sus puestos dado a sus lazos políticos. Y, que no le conviene a Canadá identificar a México como inseguro. También, como el trabajo de Sean Rehaag (2008) nos explica, hay una diversidad muy amplia en las aprobaciones y rechazos de cada miembra/o. Hay unos que rechazan la mayoría de sus casos y otros que aprueban un gran número, no importando la región geográfica de lxs solicitantes.
El reportaje entrevista a “Mario” quien es identificado como “falso refugiado.” A “Mario” le rechazaron el refugio y ahora vive sin estatus. No sé cuál fue la razón por la cual el aceptó ser entrevistado, ni si se le mostró el reportaje final para asegurar su consentimiento. Pero no lo creo. La manera en la cual se habla de él es denigrante, especialmente cuando el comparte su experiencia laboral y de salud dado su estatus migratorio, lo cual nos muestra la precariedad que experimenta todos los días. Esta es una realidad que muchas personas sin estatus experimentan: en las escuelas, en el trabajo, en el transporte público. “Mario” también habla de la separación de su familia, quienes regresaron a México. Reducir esta experiencia a la idea de un “falso refugiado” es cruel. Las personas no elijen vivir sin estatus porque les gusta, son aisladxs a raíz de situaciones políticas y económicas. Las personas no solicitan refugio para pasarla bien y recibir servicios públicos. La experiencia de estar en limbo, sabiendo que pueden ser rechazadxs en cualquier momento es estresante. Los beneficios económicos son mínimos. Y, desde el 2012, México ha sido identificado como país seguro (Designated Country of Origin), facilitando y acelerando el rechazo de la mayoría de los casos de refugio (Citizenship and Immigration Canada, 2013).
¿Cuál es la conclusión a la que llega el reportaje después de la experiencia compartida por “Mario” ?: “Como el caso de ‘Mario’ hay miles.” O sea, regresa a la idea de los “falsos refugiados” y caracteriza de esta manera a un gran número de Mexicanxs que han participado en el proceso. ¡Claro que cayeron los números de solicitudes de mexicanxs después del 2009! La visa se utilizó como una frontera, haciéndole más difícil que llegaran mexicanxs a Canadá.
Entonces llegamos a la evidencia de cómo sabemos que aumentará el número de mexicanxs sin estatus en Canadá: Entrevistas con mexicanxs en Canadá y los grupos de Facebook. El reportaje cita preocupación por parte del gobierno canadiense y “algunos sectores de mexicanos aquí en Canadá.” Una de las personas entrevistadas habla de que “lamentablemente la mayoría de esas solicitudes [de refugio, antes de que se impusieran las visas] eran historias falsas”. Así que, otra vez, tenemos que creerle a esta persona, solo porque lo dice. El periodismo depende de los “expertos” para profundizar y contextualizar un caso. El problema es que aquí la única persona entrevistada con conocimiento profesional acerca de inmigración fue un consultor de inmigración. Entiendo que es importante problematizar la idea de que solo “expertos” pueden hablar sobre un tema. Y mi intención no es hablar mal de ninguna persona entrevistada. Pero ¿por qué no preguntarle a “Mario” sobre el efecto que la visa tuvo en su vida? ¿O a los otros miles de mexicanxs en Canadá?
Y luego, el Facebook. Entiendo que las redes sociales son una fuente de información importante. Pero, cuando se citan “los grupos de Facebook” o personas en Facebook como evidencia de algo que no ha ocurrido, esto es preocupante. Es muy posible que sí lleguen mexicanxs a Canadá dado el odio que se está fomentando en Estados Unidos y la inseguridad en México. Pero nuestro trabajo no es criminalizarlos. Qué pasaría si usáramos otra estrategia y preguntáramos: ¿Qué podemos hacer para que compañerxs sientan nuestro apoyo en Canadá? Y esto independientemente de su situación social y/o legal.
En los Estados Unidos hay un movimiento de santuario que se está fortaleciendo dado los acontecimientos de los últimos meses. Hay ciudades santuario que han reafirmado su responsabilidad hacia miembros de la comunidad sin estatus. Hay universidades que se están identificando como espacios santuarios para proteger a sus estudiantes. Es importante reafirmar esta solidaridad en Canadá. Dejemos de ilegalizar las estrategias que usan las personas para buscar una vida mejor. No somos agentes de inmigración. No necesitamos vigilar nuestros amigxs y vecinxs. No necesitamos criminalizarlos porque no han tenido las mismas oportunidades de inmigrar. Hace 10, 20, 30 años era más fácil obtener residencia permanente en Canadá. Pero sabemos que el sistema utiliza marcadores de clase—como la educación, experiencia laboral, idioma—o lazos familiares para dividir los que se pueden quedar y los que no. La respuesta de ciertos Mexicanxs durante este proceso me recuerda al documental de Min Sook Lee, El Contrato. El documental nos muestra las experiencias de los trabajadores temporales mexicanx que viajan a Canadá cada año. En una escena, un representante del consulado mexicano habla con un grupo de trabajadores que se quejan de la falta de entrenamiento, alojamiento decente y la estrategia de deportación para no proveer servicios de salud a trabajadores accidentados o para deshacerse de trabajadores que se quejan du sus situaciones. Él les dice lo siguiente:
Cada uno de nosotros es embajador del país porque así nos van a juzgar a todos. ¿Cómo son los mexicanos? Pues yo conozco a uno y es así y asá. (El Contrato, 38:50)
Es importante luchar contra esta imagen. No representamos al gobierno mexicano y sus tendencias clasistas. Yo no soy embajadora del gobierno, particularmente cuando el mismo trata a sus ciudadanos en el exterior y en el país mismo con arrogancia y despotismo.
La imagen en la que yo sueño de una “comunidad” mexicanx y latinx es una de apoyo y solidaridad. Venimos de diferentes partes, tenemos diferentes gustos, pero eso puede ser una fuente de poder. Después de la elección en Estados Unidos participé en una plática y reflexión de Twitter con educadores de color. El chat de Social Justice Education preguntó: “Cuando sueñas, ¿cómo te imaginas la liberación?” Una compañera, Precious Heart, respondió así:
“I visualize a clear, strong current of water. Fluid in movement and shape, but still changing and changed by environment”
Yo visualizo una corriente de agua transparente y fuerte. Es fluida en su movimiento y forma, pero sigue cambiando y responde a su alrededor.
¿Qué pasaría si cambiáramos nuestro enfoque de “oleadas” y aguas peligrosas a esta imagen de comunidad fluida?
Quiero reconocer que esto ya existe. La compañera Alex Flores ha dado una respuesta importante al reportaje que analicé arriba. Hay grupos en la comunidad luchando con nuestros estudiantes para mejorar sus experiencias en las escuelas, hay grupos de artistas que promueven la lucha social, y hay muchos otros actos de solidaridad que quizás no son muy visibles, pero que nos nutren en estos tiempos difíciles.
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Referencias
Citizenship and Immigration Canada. (2009). Canadá imposes a visa on Mexico. Retrieved August 25, 2009, from http://www.cic.gc.ca/english/department/media/releases/2009/2009-07-13.asp
Citizenship and Immigration Canada. (2013, June 17). Designated countries of origin. Retrieved October 15, 2013, from http://www.cic.gc.ca/english/refugees/reform-safe.asp
Rehaag, Sean. (2008). Troubling Patterns in Canadian Refugee Adjudication. Ottawa Law Review, 39(2), 335-365.
Santa Ana, Otto (2002). Brown Tide Rising: Metaphors of Latinos in Contemporary American Public Discourse. Austin: University of Texas Press.
Villegas, P. E. (2012). Assembling and (Re)marking Migrant Illegalization: Mexican Migrants with Precarious Status in Toronto. (Doctoral Thesis). OISE/ University of Toronto.
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*Paloma Villegas es maestra e investigadora cuyo trabajo se enfoca en cuestiones de migración, fronteras y sus efectos en la identidad social. Su trabajo está influenciado por su identidad mexicana, sus experiencias migratorias y su familia. Trabaja en la Universidad de Toronto, Scarborough. Gracias a Luin Goldring, Francisco Villegas, Jesús Maya y Ana Rodríguez por sus comentarios.
*Uso el término Mexicanx para problematizar la idea de que solo existen 2 géneros/identidad de género.
*Para un análisis de los factores que influyeron en la imposición de la visa pueden leer Villegas, P. E. (2013), ‘Assembling a visa requirement against the Mexican ‘wave’: migrant illegalization, policy and affective ‘crises’ in Canada’, Ethnic and Racial Studies, 36 (12), 2200-19; Patricia M. Martin & Annie Lapalme (2013) Mexican Asylum Seekers to Canada: The Door Closes, NACLA Report on the Americas, 46:1, 74-78; Gilbert, L (2013) The Discursive Production of a Mexican Refugee Crisis in Canadian Media and Policy Journal Of Ethnic And Migration Studies39 (5) 827-843.
*Para mas información acerca de este proceso pueden leer Chavez, Leo R. (2001) Covering Immigration: Popular Images and the Politics of the Nation (Berkeley: University of California Press); Santa Ana, Otto (2002), Brown Tide Rising: Metaphors of Latinos in Contemporary American Public Discourse (Austin: University of Texas Press).