La marcha fue cancelada, ya hacia el final de la actividad, luego que un grupo de manifestantes pro-Palestina la interrumpieron en Yonge y Wellesly
POR OSCAR VIGIL / TORONTO /
Las calles del centro de la ciudad albergaron a un verdadero mar de personas, con olas de todos los colores, ritmos y vestuarios, que se hicieron presentes para celebrar el Día del Orgullo, es decir, para celebrar abiertamente y con libertad su identidad y preferencias sexuales.
Todo fue celebración, colorido, buena vibra, hasta que a medio desfile y a media calle, apareció la realidad del mundo en estos días: una protesta en contra de la guerra en Palestina, que exigió a los organizadores del Desfile del Orgullo que eliminaran cualquier inversión que tuvieran en entidades que fomentan la guerra en Palestina.
Pero antes, decenas de miles de personas cantaron, bailaron, gritaron, saltaron y la pasaron muy bien en uno de los Desfiles del Orgullo más importantes del mundo. Porque la aceptación, o cuando menos la tolerancia a la diversidad en este país y principalmente en esta ciudad, es reconocida y envidiada alrededor del globo.
Jóvenes, adultos, familias con niños, personas con vestimentas de verano o vestidas con trajes coloridos específicos para la ocasión llenaron las aceras de Yonge St para ver pasar a las decenas de floats y grupos desfilantes, en un día agradable con sol y sin calor excesivo.
En la calle paralela a Yonge, Chuch St, la celebración también alcanzaba su clímax con música y decenas de vendedores que se alineaban en las aceras, mientras los restaurantes no daban abasto ante la masividad de la clientela.
Esa fue la atmósfera durante la mayor parte del día, en una ruta de desfile de 2,5 kilómetros, en los cuales la comunidad de origen latinoamericana no se quedó atrás y desfiló también para celebrar el orgullo de su diversidad lejos de sus países de origen, en muchos de los cuales sufre persecución y violencia.
Según datos de Pride Toronto, la entidad organizadora del Desfile del Orgullo, alrededor de 500 de los 1,760 voluntarios registrados para las celebraciones del Orgullo de este año fueron recién llegados a Canadá, algo que el gerente de educación y voluntariado de Pride Toronto atribuyó a la avalancha de legislación y violencia contra las comunidades LGBTQ en todo el mundo.
Los voluntarios ayudaron a facilitar el desfile, una marcha verdaderamente gigantesca en la que participaron cientos de empresas, organizaciones y grupos de diverso tipo, con carrozas que sonaban a todo volumen canciones como “Toxic” y “Womanizer”, de Britney Spears.
Todo era ritmo, color y alegría. Pero de repente, a media calle, unos 30 manifestantes que se autodenominaron miembros de la Coalition Against Pinkwashing, aparecieron sosteniendo pancartas y gritando consignas en Yonge Street, justo al sur de Wellesley Street. La interrupción ocurrió tres horas y media después del inicio del desfile, que comenzó a las 2:00pm, y las carrozas y los marchantes que se dirigían hacia el sur, hacia el final del desfile en la plaza Nathan Phillips, se quedaron varados detrás de los manifestantes, quienes coreaban “Palestina libre” y “El orgullo es una protesta”.
Luego, 45 minutos después de que comenzara la protesta, la organización Pride Toronto anunció que el resto del desfile, presentado como el más grande de Canadá, fue cancelado.
“Tomamos la decisión de cancelar el resto del desfile debido a nuestro compromiso de garantizar la seguridad pública”, dijo la portavoz de Pride Toronto, Anna Lee, en un comunicado. “Si bien respetamos y defendemos profundamente el derecho de todos a protestar pacíficamente, nuestra principal prioridad es el bienestar de todos los participantes y espectadores”, agregó.
Según un panfleto distribuido por el grupo que se tomó el centro de Yonge St, los manifestantes tenían seis demandas, siendo la principal de ellas la desinversión por parte de Pride Toronto de todas las corporaciones “activamente involucradas en la explotación violenta de los pueblos nativos” en la Isla Tortuga y en Sudán, Palestina y el Congo.
Los manifestantes se sentaron en medio de la calle Yonge, un grupo con una bandera palestina y otros con pancartas que decían “El Orgullo se asocia con el genocidio” y “Basta de lavado de rosa”. “Estamos aquí por Palestina”, dijo una de las manifestantes, agregando: “Estamos aquí para llamar la atención sobre la causa”.
La policía de Toronto se reunió más adelante en la ruta del desfile, pero no tomó ninguna medida con los manifestantes, que abandonaron Yonge Street unas dos horas después de que la cerraron y se marcharon hacia el oeste por la acera de Wellesley Street.
La policía dijo que tenía “recursos adecuados para abordar la protesta”, pero que respetaba la solicitud de Pride Toronto de que los agentes no interfirieran si los manifestantes interrumpían el desfile, dijo la portavoz de la policía, Laurie McCann, al periódico Toronto Star.
Hay que recordar que no es la primera vez que una situación como estas sucede. Sucedió ya en el año 2016, cuando un grupo de la organización Black Lives Matter paralizó el desfile cuando detuvo su carroza durante más de 30 minutos y se negó de manera similar a moverse hasta que los funcionarios cumplieran con sus demandas. El desfile continuó después de que los líderes del Orgullo firmaran la lista de demandas en el acto.
Pero este año las demandas no fueron firmadas. Uno de los manifestantes dijo a la prensa que Pride Toronto ofreció solamente una reunión para “pensar” en las demandas.