El evento fue una oportunidad para mostrar la diversidad cultural de las comunidades provenientes de América Latina
POR FRANCISCO REYES / TORONTO /
Las frustraciones y las tensiones acumuladas durante el largo período de restricciones de la pandemia del Covid-19 se desvanecieron en las sonrisas y los rostros de alegría de las más de 20 mil personas que se dieron cita el pasado domingo en Artscape Wychood Barns and Park, en las inmediaciones de Saint Claire Ave W y Christie St., de Toronto.
Las razones fueron más que suficientes para participar en la “Jornada Cultural de la Diversidad Hispana” organizada por el Consejo Canadiense de la Herencia Hispana (HCHC, por sus siglas en inglés) y disfrutar de un recorrido por la cultura latinoamericana sin salir de la ciudad.
Desde las diez de la mañana, miembros de las diferentes comunidades hispana/latinoamericanas y de otras comunidades étnicas de esta ciudad y sus alrededores empezaron a llenar el amplio espacio del “Barns” para disfrutar de un ambiente esencialmente artístico y cultural.
La mañana empezó con mucho ritmo y color a manos del profesor de danza José Ángel Carret, quien de la mano del Consulado de Cuba en Toronto literalmente puso a bailar salsa y otros ritmos latinos a todos los asistentes. Este movido inicio de la Feria Latina, que duro hasta el mediodía y reunió de decenas de concursantes que participaron con la expectativa de ganar estadías en hoteles en Cuba, solo presagiaba el éxito de la actividad.
Luego, justo al mediodía, la banda de mariachis “México Amigo” subió al escenario para dar inicio al desfile de artistas y grupos musicales, que durante toda la tarde deleitaron a los espectadores.
Media hora después, el “Grupo Tiquicia”, de danzas tradicionales de Costa Rica, desplegó en sus trajes típicos los colores de su bandera tricolor, y en sus pasos, los bailes más populares del país centroamericano.
Mientras todo eso ocurría en el escenario principal dentro del local de Artscape Wychood Barns and Park, en la entrada por Christie St, el grupo colombiano “Yambeque” concentraba a los bailadores de zumba y a personas del público deseosos de aprender nuevos pasos de los ritmos latinoamericanos, como la cumbia, la salsa, el merengue, la lambada y el son, entre otros.
Alrededor de ese escenario informal estaban los quioscos para el expendio de comidas y bebidas refrescantes. En algunos de ellos las filas eran interminables, como podía notarse en la venta de pupusas salvadoreñas, de los chorizos argentinos, de los tacos mexicanos y de los ceviches ecuatorianos.
Dentro del local estaban los ofertantes de artesanías de diferentes matices, incluyendo joyerías, ropas artesanales, cerámicas y cristalerías elaboradas con materias primas de los países hispanoamericanos.
Belén Mosqueda, pequeña empresaria de origen mexicano, ofertaba joyerías y ropas artesanales de su país. “Estoy sorprendida con esta feria y veo en ella una magnífica oportunidad para hacer negocios y dar a conocer mi pequeña empresa”, dijo.
Cerca de la una de la tarde el “Grupo Llasas”, de danzas folclóricas bolivianas, puso el sabor de los bailes del altiplano, con los famosos huainos. A seguida, la banda musical “El Ceibo”, de Argentina, interpretó varios ritmos del folclore de Las Pampas, entre ellos, la chacarera y la samba.
Los niños también tuvieron su espacio en el área de juegos y el parque de agua de ese local. No era para menos porque, como repetía Gabriel García Márquez como cliché de sus cuentos y novelas, “hacía un calor sofocante”.
A la izquierda del área infantil, los consulados de Cuba, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, y Panamá, con sus respectivos cónsules y miembros de esas dependencias diplomáticas, ofrecían informaciones sobre sus países y jugaban juegos tradicionales de sus respectivos países.
La primera solista del desfile de artistas fue la también pintora venezolana Carla Casanova, quien le pone bastante sabor popular a sus presentaciones para conectarse con la audiencia, interpretó canciones populares hispanas para hacer bailar a los espectadores. Luego, el “Grupo Guairapungo” del Ecuador, ejecutaba danzas del país sudamericano y, a seguida, Henry Sánchez actuó como solista.
Los espectadores no perdían oportunidad para bailar frente al escenario. Incluso, personas de la tercera edad fueron vistas bailando reguetón interpretado por el dúo de Rojas X GS.
Dado que se trataba de una fiesta de la diversidad y la inclusión, la artista Viviana Santibáñez, del movimiento LGBTQ+, interpretó varias canciones, vestida con indumentarias de principio del siglo pasado.
Tampoco podía faltar la inclusión del “Grupo Rimay”, del Native South American Group, que presentaron una muestra de canciones de los aborígenes del continente.
La representación dominicana estuvo en la participación de la comunicadora social y cantante solista Analía, que dio a conocer una de sus canciones acompañada por un excelente guitarrista.
Para los chilenos, la presentación del grupo musical “Viento Sur” fue su gran oportunidad para bailar la cueca. La solista mexicana Rosy Cervantes también cantó varias canciones al cierre del evento, acompañada con guitarras. Muchas de las personas que asistieron a esta feria hispana no dejaban de expresarse en torno a la calidad de este evento hispano/latinoamericano que le puso sabor al fin de semana largo en que se celebraba el “Día de Canadá” o de su independencia.