Por Vilma Filici
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TORONTO. Según un informe de Estadísticas Canadá, el 16 de junio pasado la población del país alcanzó exactamente los 40 millones de habitantes, agregando más de un millón de nuevos residentes en un lapso de un año (desde enero del 2022 hasta enero de 2023) lo que significa una tasa del 2,7 por ciento, que es el aumento porcentual más alto en el país desde el año 1957, cuando fue del 3,3 por ciento.
Hay que considerar que la institución gubernamental cuenta en tiempo real los nacimientos, las defunciones, los inmigrantes, los emigrantes, los residentes no permanentes y los migrantes interprovinciales, y que además de llevar el conteo total del país también lleva la cuenta de la población de cada provincia y territorio.
Pero en su informe, Estadísticas Canadá reveló un dato que me parece sumamente interesante, y es que de esos 40 millones de personas que viven en el país, alrededor de un millón, o mas exactamente la cantidad correspondiente al 2,5 por ciento de la población, son residentes no permanentes (NPR) de Canadá. Es decir, son trabajadores temporales, solicitantes de refugio y estudiantes internacionales, entre otros.
Los residentes no permanentes (NPR) se comenzaron a contaron en el censo por primera vez en 1991, y constituían el 0,8 por ciento de la población. Ahora, en el censo del 2021, son 924,850 residentes, o sea el 2,5 por ciento de la población total de Canadá, que el pasado jueves 30 de junio superó los 40 millones de habitantes.
En otras palabras, este aproximadamente millón de personas no tienen derecho a voto y pueden ser sujeto a deportación por diversas razones, como por ejemplo si cometen un delito. Sin embargo, pueden participar en sectores clave del país, como en el sistema de educación postsecundaria y contribuir a la economía como consumidores y trabajadores, si es que el gobierno les otorga un permiso de trabajo.
El informe también señala que de estos 924,850 residentes no permanentes en Canadá, solo el 40,1 por ciento es poseedor de un permiso de trabajo, y el 14,2 por ciento tiene un permiso de trabajo y estudio. Los que solo tienen un permiso de estudios (en su mayoría estudiantes internacionales) representan el 21,9 por ciento, mientras que los solicitantes de asilo (personas que buscan protección como refugiados) representan el 15,1 por ciento. Las personas que viven de forma indocumentada en al país obviamente no fueron contadas.
Este informe fue dado a conocer en el marco de las celebraciones del Día de Canadá el pasado viernes 1 de julio, y refleja una fotografía de una Canadá multicultural que realmente debe mucho de su desarrollo a la inmigración que año con año llega procedente de los diversos países del mundo, entre ellos de América Latina.
Así, refleja que de cara al envejecimiento de la población de Canadá, la disminución de las tasas de fertilidad y la escasez de mano de obra, la economía del país depende en gran medida de las personas que viven sin una residencia permanente en Canadá.
Por ejemplo, dice que la participación de estas personas sin residencia permanente en la fuerza laboral del país es del 74,2 %, con más de un tercio (36,4 %) trabajando en ocupaciones de ventas y servicios, en comparación con el 25 % del resto de la población canadiense.
También dice que estas personas sin residencia permanente en Canadá pero que ya viven el país tienen un nivel educativo más alto en promedio que el resto de la población canadiense, pero que sin embargo, la mayoría de ellos a menudo tienen ocupaciones que no requieren una educación formal, lo que significa que la mayoría están sobrecalificados para sus trabajos actuales. En esta lógica también se encuentran la mitad de los solicitantes de refugio, que son considerados que están sobrecalificados para sus trabajos.
Otro dato que destaca el informe es que las personas que viven en Canadá sin residencia permanente son mucho más jóvenes que el resto de la población canadiense, con seis de cada 10 (60,1%) cayendo en el perfil de edad de adultos jóvenes entre 25 y 34 años. En el resto de la población, este segmente representa nada más el 18,4%. Aquí también son relevantes los números de los solicitantes de refugio, ya que tienen una mayor diferencia de edad: casi una cuarta parte (22,7%) son niños menores de 15 años, porcentaje que es ligeramente más bajo que el segmento de adultos jóvenes que buscan refugio: 26,4%.
Estos datos son sumamente importantes para tener en cuenta sobre todo en el marco de las celebraciones del Día de Canadá, nuestra fiesta nacional, en la cual todos nos sentimos incluidos y nos sentimos parte de esta gran nación independientemente de nuestro estatus migratorio.
Pero la realidad es que no todos somos iguales, porque tanto los residentes permanentes como los residentes no permanentes, los solicitantes de refugio y los indocumentados, son sujetos a ser deportados de Canadá por razone diversas, como por ejemplo si cometen un delito. Los únicos que están exentos de una situación difícil como esa son los ciudadanos canadienses, por lo que es sumamente importante que una vez que reunamos todos los requisitos procedamos a tramitar nuestra ciudadanía.
Porque si una persona que no es ciudadana canadiense comete un acto criminal y es encontrada culpable de haberlo cometido, si el juez le da seis meses o más de condena, la persona pierde todos sus derechos a una apelación ante el Consejo de Apelaciones de Inmigración de Canadá, que es un cuerpo de apelaciones que tiene el poder para decidir si en el momento que se dio la orden de deportación hubo un error de hechos, de interpretación de los hechos, un error legal, una falta a los derechos de la persona, o si hay razones humanitarias y de compasión para que esta persona permanezca en el país aun teniendo un récord criminal.
Esta legislación, conocida como Ley C-46, supuestamente tiene como objetivo atacar a los criminales de alto riesgo que llegan al país, a personas verdaderamente malas como narcotraficantes, casos en que realmente nadie quisiera tener a esas personas de vecinos. Pero por desgracia no son solamente estas las personas que están siendo afectadas con esta legislación, ya que éste es sólo un grupo minoritario a quienes se les aplica la misma.
Pero lamentablemente en nuestra comunidad hay muchas personas que piensan que al tener la residencia permanente ya están libres de poder ser deportados, y eso los lleva a cometer muchos errores. Estoy hablando de personas que tienen problemas con las autoridades, ya sea por haber cometido hurto en un negocio, por haber manejado en estado de ebriedad o por haber asaltado a un miembro de su familia.
Estos son realmente crímenes que son comunes y que lamentablemente a veces se cometen por cuestiones culturales, como por ejemplo personas que para educar a sus hijos usan la violencia, sin darse cuenta de que en Canadá el golpear a un hijo es considerado asalto, y que si se usa un cinturón o cualquier otro objeto en el acto, esto es considerado como asalto con un arma.
Definitivamente es un grave error no estar al tanto de que lo que una persona podría considerar disciplina de acuerdo con su cultura, en Canadá se considera un crimen, y específicamente asalto a una persona, ya sea la esposa, los hijos o cualquier otro miembro de la familia.
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