OSCAR VIGIL / TORONTO /
El Ministro de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía, anunció esta semana que el gobierno está considerando eliminar el pago del transporte utilizado por los refugiados sirios para poder llegar a Canadá. Dirigentes hispanos piden que la excepción incluya a todas las nacionalidades del mundo, no sólo a unos.
Esta semana hace exactamente 25 años, Loly Rico, su esposo y sus hijos llegaron como refugiados a Canadá. Era la época en que la política migratoria canadiense brindaba bastante apoyo a los refugiados, por lo que la llegada y el asentamiento de la familia Rico fue bastante suave y relativamente fácil.
En declaraciones a CBC Radio, Rico, quien es Co-Directora del FCJ Refugee Centre y además es la presidenta del Consejo Canadiense para los Refugiados, explicó que a su llegada a Canadá ella y su familia venían con escasas pertenencias y con mínimo dominio del idioma inglés, lo cual no les posibilitaba encontrar de inmediato un buen trabajo.
Y al ser refugiados patrocinados por el gobierno canadiense, dice, les fue difícil comenzar a pagar el préstamo que adquirieron con el gobierno en concepto de los boletos para el viaje. Era una cuota baja, recuerda, pero igual era un prestamos que debían cancelar, una deuda que pesaba inmediatamente se pisaba suelo canadiense, y la cual generaba intereses.
A nivel mundial Canadá es uno de los únicos tres países que le cobran a los refugiados que patrocinan el costo del transporte desde sus países de origen hacia Canadá. Los otros dos países son los Estados Unidos y Australia, pero Canadá se distingue incluso entre estos al ser el único país que cobra intereses sobre esa deuda.
Diversas organizaciones comunitarias han criticado durante años al gobierno canadiense por esta práctica, sin embargo, no ha sido sino hasta que han comenzado a llegar los refugiados sirios que el debate se ha vuelto más intenso.
Ante las críticas, en un primer momento el nuevo Ministerio de Inmigración, Refugiados y Ciudadanía anunció que a los refugiados sirios no se les cobraría este costo de transporte, sin embargo, después trascendió en los medios de comunicación que a las familias que llegaron antes del 4 de noviembre del año pasado les estaba llegando la cuenta.
Una familia mostró el recibo de cobro por $8,892, un monto que dicen los coloca en una situación difícil dado que han llegado sin nada a Canadá, sin hablar el idioma, sin redes de contactos, y que probablemente no tendrán la posibilidad de dedicar los primeros meses a aprender el idioma, sino que deberán comenzar de inmediato a buscar trabajo para poder comenzar a pagar la deuda.
Quienes llegaron después del 4 de noviembre sin embargo no deberán pagar ese costo de transporte en el que incurrió el gobierno canadiense. Un vocero del Ministro de Inmigración explicó que la razón está en que el nuevo gobierno liberal comenzó sus funciones precisamente el 4 de noviembre, por lo que las políticas que se están implementando para los refugiados que llegaron antes de esa fecha son las que estaban vigentes con el gobierno anterior.
No obstante, esa explicación no convenció a la opinión pública, por lo que esta semana el Ministro de Inmigración, John McCallum, se vio obligado a corregir la plana.
“Nosotros llegamos al poder el 4 de noviembre, por lo que nuestra política afecta a los refugiados (que llegaron) después del 4 de noviembre”, apuntó, para no obstante agregar a renglón seguido: “Pero vamos a considerar si debemos hacer un caso especial para los refugiados que llegaron antes del 4 de noviembre. Esa es una de las cosas que vamos a considerar muy pronto”, explicó.
Pero Loly Rico va mucho más allá de esa consideración, ella y las organizaciones que representa plantean que se debe eliminar el cobro de transporte a todos los refugiados que el gobierno canadiense patrocina, no solo a los provenientes de Siria.
Expresa que el gobierno debe suspender el programa de cobro ahora, de inmediato, en lugar de tener que esperar durante meses mientras se hace una nueva revisión. Se debe tener en cuenta el hecho de que ya se está haciendo una excepción con los 25,000 refugiados sirios, asegura.
“Damos la bienvenida a lo que el gobierno hizo por los sirios, pero, ¿qué sucede con los refugiados que llegaron antes de 4 de noviembre 2015? ¿Qué sucede con los refugiados procedentes de todas las otras partes del mundo?”, plantea.
Y trae a colación su propia historia, la historia de ella y su familia: “Hoy hace exactamente 25 años llegamos a Canadá prácticamente sin nada, y ¿dónde estamos ahora? ¿Que estoy haciendo yo ahora?”, preguntó, para luego explicar su posición al frente de una organización comunitaria, su papel liderando la principal organización nacional en defensa de los refugiados, y su innegable contribución económica al país a través de sus impuestos.
Eso es precisamente lo que va a pasar con los nuevos refugiados, manifestó, que se van a convertir en ciudadanos productivos para Canadá y van a pagar con sus impuestos mucho más de lo que cuesta un boleto aéreo.