VILMA FILICI / TORONTO /
Hay ocasiones en las que en realidad no entiendo a algunas personas, porque me parece que quienes trabajamos con el tema de inmigración, en algunas instancias nos desgastamos para sacar adelante casos de personas a quienes parece importarles poco el permanecer o no.
Hace cuatro años trabajé con una joven residente permanente a quien por haber cometido un delito y haber sido encontrada culpable del mismo le dieron una orden de deportación. Ella tenía a toda su familia en Canadá, y como es lógico y de esperar, estaba totalmente angustiada ante la posibilidad de tener que abandonar el país.
Su padre vino a mi oficina con ella y me imploró que la ayudara a quedarse. Por suerte, dado que era residente permanente y porque no tuvo una sentencia mayor a 6 meses, pudimos procesar una apelación a la deportación ante la Division de Apelaciones de Inmigración. En esta instancia, a pesar de que la orden de deportación era legal y válida, pudimos argumentar que había razones de humanidad y compasión para parar su salida obligada del país.
La deportación fue suspendida por un periodo de cuatro años y a la joven la impusieron en una especie de prueba por ese mismo periodo. Si ella cumplía con ciertas condiciones impuestas por la División de Apelaciones de Inmigración y se reportaba cada seis meses a la CBSA y a la misma División, al finalizar los cuatro años la orden de deportación quedaría anulada y ella continuaría con su residencia permanente.
Las condiciones eran mantener su trabajo, y en caso de no poderlo mantener, informar a Inmigración. También, si tomaba cualquier curso debía presentar pruebas; debía mantener informados sobre cambios de dirección tanto a Inmigración como a la División de Apelaciones; no debía cometer ningún otro delito y debería mantener su pasaporte válido.
En este tipo de situaciones, al final de los cuatro años se debe presentar un reporte a la División de Apelaciones y a la CBSA demostrando que la persona ha cumplido las condiciones establecidas.
Pasaron ya los cuatro años de condicionamiento que le dieron a esta joven y estamos ahora en este último proceso, es decir que tenemos que enviar un cuestionario completo y pruebas de que se ha cumplido con todas las condiciones.
Sin embargo, lamentablemente no vamos a poder finalizar este caso de la manera en que nos hubiese gustado, dado que el cliente decidió, cuatro años atrás, una vez que su apelación fue positiva, que no iban a necesitar más ayuda para demostrar el cumplimiento de las condiciones. Según ella, eso era una cuestión simple: había que enviar una carta y pruebas de que estaba trabajando, y eso era todo.
Pero hace unos días me vinieron a ver para que les ayudara a finalizar el proceso, y el problema es que me di cuenta de que no ha cumplido con todas las condiciones que le habían impuesto. Esto significa que la culminación del proceso no va a ser lo esperado, es decir que no es que se va a cancelar la deportación y ella se va a poder quedar aquí en Canadá como residente permanente. Lo que va a suceder es que va a tener que afrontar una nueva audiencia en la cual va a tener que explicar las razones por las cuales no cumplió con las condiciones impuestas.
Esto le va a crear estrés, preocupación y gasto de dinero, porque hay que seguir adelante con el caso, cuando hubiera sido más simple el haber cumplido con las condiciones, las cuales no eran realmente onerosas. Esta persona no ha cometido otro delito, por lo que simplemente debió haber mantenido cierta documentación al día.
La situación es complicada, pero se puede resolver. El problema es que vamos a tener que comenzar de nuevo y la joven va a quedar otra vez a merced de lo que diga el miembro de la División de Apelaciones de Inmigración. Puede ser que este decida darle más años de condicionamientos, que esté dispuesto a cancelar la deportación, o que decida seguir adelante con la deportación.
Las cosas se complican porque algunas personas no entienden las implicaciones de no cumplir con las condiciones impuestas por el Departamento de Inmigración. Hay quienes creen que aunque les están diciendo que mantengan su pasaporte valido, esto realmente no es importante a menos que lo necesiten para viajar.
Pero la realidad es que en el momento en que la División de Inmigración está poniendo como condición el mantener el pasaporte válido, hay que hacerlo, porque de lo contrario no se está cumpliendo con una de las condiciones y por lo tanto se puede, en este caso, implementar la decisión de sacar a la persona del país. Pero lamentablemente algunas personas no entienden estas implicaciones.
Es importante tomar conciencia de que cuando la División de Apelaciones de Inmigración le da una oportunidad a una persona que ha recibido una orden de deportación, para que demuestre que se ha rehabilitado y no va a cometer otro delito, si lo logra, la persona no es deportada del país.
Y son muchas las instancias en las que una persona tiene que cumplir con condiciones, como por ejemplo en estos momentos, cuando una persona se casa con un residente o ciudadano canadiense. La persona patrocinada llega a Canadá con una residencia temporal y como condición tiene que vivir con el patrocinador durante dos años antes de que le quiten la condición. Una vez se la quiten, la persona puede permanecer en el país como residente permanente.
En este sentido, insisto en que hay que tener claro que cuando el Departamento de Inmigración o la División de Apelaciones impone una condición, esta tiene que ser obedecida, dado que está en juego el que la persona pueda o no quedarse en el país.
Por lo tanto, es importante que las personas entiendan la importancia de este tipo de situaciones cuando se han establecido estas condiciones. No importa si les piden que mantengan a Inmigración informado de su dirección, o si le piden que mantenga la documentación al día. En el momento que Inmigración está pidiendo que se cumplan estas condiciones, tienen que verse como ordenes que hay que cumplir, dado que lo que está en juego es el que puedan quedarse o no en Canadá.