¡Cuba es única!

POR OSCAR VIGIL /

Desde una perspectiva religiosa, es infalible decir que Cuba, la isla caribeña de 100 mil kilómetros cuadrados ubicada junto al Golfo de México (ojo, el Golfo de América solo existe en algunas mentes perversas!) tiene dos bendiciones. La primera es su orografía: hermosas montañas, valles, ríos, lagos, mesetas, llanuras, y, por supuesto, la increíble formación costera de 5,700 kilómetros de longitud que bañan tanto el Mar Caribe como el Océano Atlántico (Golfo de México).

La segunda bendición es su gente: sus 11 millones de habitantes que marcan desde los descendientes de los pueblos originarios (Taínos, Siboneyes y Guanajatabeyes), hasta los descendientes de los conquistadores españoles y migrantes europeos, pasando por la sangre negra proveniente de los esclavos africanos.

La historia cubana es rica en eventos sociales, políticos y culturales, y está llena de asombrosas tradiciones que marcan su identidad única.

Una visita a este país es un viaje a un paraíso que va más allá de sus espectaculares playas, ciudades y campiñas. Es realmente un viaje a la identidad de un pueblo que está marcada al cien por ciento por la genuinidad de su gente.

Tras ocho días en el Gran Muthu Almirante Beach Hotel, ubicado en Guardalavaca, Holguín, mi esposa Carolina y yo no podemos menos que agradecer a nuestro buen amigo Danneris Lechuga, el mayordomo que caminó millas extras para garantizar que nuestra estancia fuera lo más placentera posible, junto con sus colegas Yacnier y Reynaldo Fuentes (Head Butler).

También a Yoannis, Yenima, Olea, Leismanis, Alberto y Andy, del Restaurant Elite, donde desayunamos y almorzamos durante la mayor parte de nuestra estadía. Ustedes son lo máximo!

La gente de Cuba es única y marca la diferencia, y cada uno de los empleados del hotel Gran Muthu Almirante Beach juega un papel destacado en un sistema de atención al turista que funciona a la perfección. Desde los bartenders de la playa, que siempre nos reservaron los mejores espacios y los mejores Bloody Cesar’s, hasta los chefs del restaurante italiano y del japones, que son excepcionales. Por cierto, el chef Yasmani, en el restaurante japones, es literalmente todo un show en la cocina. Imperdible!

Carlos, de Havanatur, e Iraida, de Sunwing, no tienen comparación! Ambos son lo mejor de lo mejor ayudándole al cliente a resolver contratiempos. Gracias de nuevo.

Finalmente, quiero hacer mención de Gilberto, el jardinero de sesenta y tantos años que se toma el tiempo para explicar sobre las flores, las frutas y los animales que adornan el lugar. Su sabiduría, paciencia y amabilidad no tienen límites, y es el ejemplo vivo de por qué Cuba es única y grande. Gracias a él, después de más de tres décadas, comí nuevamente marañones japoneses (pera cubana) que él amablemente cortó del árbol que tiene en el patio de su casa, junto con los bananos más exquisitos que he probado en años. Muchas gracias Gilberto por hacer de Cuba un país único!