Por Vilma Filici
filici@filici.com
TORONTO. En la columna de hoy quiero dar respuesta a varias inquietudes que son recurrentes y que generan mucha preocupación en los inmigrantes. Una de ellas es: ¿por cuánto tiempo puede un residente permanente estar fuera de Canadá sin perder la residencia?
La respuesta a esta pregunta, de acuerdo a la Ley de Inmigración, es que un residente permanente debe cumplir con las obligaciones de residencia cada cinco años. Los cinco años se deben contar desde el momento en que la persona tiene la intención de regresar a Canadá.
Para mantener la residencia permanente una persona debe residir físicamente en Canadá por 730 días (dos años) en un periodo de cinco años. Esta parte es bien clara. Si la persona demuestra que ha estado en Canadá por dos años en cinco, mantiene la residencia. Los dos años no tienen que ser continuos, sino que tienen que sumar dos años en total.
Si el residente se encuentra fuera y está acompañando a su pareja (esposo o pareja en unión libre), quien es un ciudadano canadiense, el tiempo que está fuera de Canadá se cuenta como si estuviera dentro del país. Por tanto, mientras la pareja que es ciudadano canadiense esté fuera y el residente lo esté acompañando, se puede quedar el tiempo que quiera sin peligrar su estatus.
Ese también es el caso para hijos menores de edad que son residentes y se encuentran fuera de Canadá acompañando a su padre o madre que son ciudadanos. Mientras estén acompañando a sus padres el tiempo que se encuentren fuera del país se cuenta como tiempo dentro.
En casos donde un residente permanente se encuentra fuera de Canadá trabajando a tiempo completo para una compañía canadiense, con el gobierno federal o con una provincia, el tiempo que el residente esta fuera de Canadá también se cuenta como si estuviera adentro del país.
Pero si la persona trabaja para una compañía canadiense, debe asegurarse de que esta esté establecida y que esté funcionando, porque cuando se deba probar que el residente cae bajo esta sección de ley, deberá presentar documentación de la compañía, tal como registros, estados financieros, declaraciones de impuestos, etc.
Es decir que se deberá probar que la compañía existe y que la oferta de trabajo es genuina. Si a ésta persona la acompaña su pareja e hijos, quienes también son residentes permanentes, a ellos también se les cuenta el tiempo fuera de Canadá como si hubiesen estado adentro.
Hay situaciones en las que la persona recibe su residencia permanente, pero tiene responsabilidades con las que debe cumplir en el país de origen y por lo tanto no puede mudarse y establecerse en Canadá de inmediato. En estos casos, la persona debe llegar a Canadá para que le sellen su ingreso antes de que se le venza la visa de entrada, puesto que esta no se puede renovar. Después de que su entrada queda asentada y la persona es residente permanente, puede regresar al país de origen y finalizar lo que dejó pendiente.
Lo que se debe tener muy en cuenta en estos casos es el tiempo que se está fuera de Canadá. La persona debe regresar para cumplir con el requisito de vivir físicamente en Canadá por 730 días durante los cinco años desde que le sellaron la residencia permanente.
En situaciones en que el residente permanente salió de Canadá y se quedó fuera por más de tres años, hay que analizar las razones por las que se quedó más del tiempo autorizado por la ley, porque en circunstancias en que la ausencia de Canadá fue por razones que están fuera del control de la persona, se puede pedir que le permitan regresar por razones humanitarias y de compasión.
Si, por ejemplo, un residente sale de vacaciones por dos meses y antes de regresarse al país tiene un accidente y está internado por un tiempo, luego de salir del hospital se le enferma la madre y necesita quedarse a cuidarla, su madre fallece y el residente debe quedarse más tiempo para ayudar a su padre por un tiempo, etc., etc. Teniendo pruebas de todo lo que ha sucedido, lo más probable es que le den autorización para regresar a Canadá como residente permanente.
Este pedido se hace en el consulado canadiense del país en el que se encuentre la persona o en el puerto de entrada al regresar a Canadá.
Otra situación bastante común es la de jóvenes menores de edad que son hijos de padres separados, uno reside en Canadá y el otro fuera del país. El niño va a visitar al padre que está fuera del país y no puede regresar porque su padre no lo autoriza. Cuando el joven cumple la mayoría de edad puede hacer un trámite para que le autoricen regresar a retomar su residencia en Canadá.
En cualquier caso, si a un residente permanente se le niega la entrada como tal, o se le dice que perdió su residencia permanente por no cumplir con las obligaciones de residir en el país, la o el residente permanente tiene el derecho de hacer una apelación ante la Corte de Apelaciones de Inmigración. Esta corte tiene el poder de decidir si ha habido un error legal o si hay razones humanitarias y de compasión por las cuales deberían permitir que la persona mantenga su residencia.
En mi experiencia profesional he visto algunos casos en que residentes que se han quedado fuera más del tiempo permitido se han presentado a consulados para pedir un documento de viaje o están pidiendo entrar al país, y los oficiales de inmigración les hacen firmar un documento en el que el residente renuncia a la residencia permanente.
Concretamente, una pareja de ancianos me dijo que el oficial los amenazó no sólo con no dejarlos entrar a ver a su familia sino con deportarlos, ante lo cual se asustaron y firmaron un documento diciendo que renunciaban voluntariamente a su residencia.
Si un residente se encuentra ante una situación como esta, no debe dejar que lo intimiden y lo fuercen a firmar un documento en contra de su voluntad. Debe recordar que es un residente permanente hasta que la Corte de Apelaciones decida lo contrario.
Pero obviamente, el mejor consejo es que antes de hacer algún trámite migratorio la persona consulte con alguien que examine su caso detalladamente para que lo guie por el camino correcto.