OSCAR VIGIL / TORONTO /
A las puertas del “March Break”, la huelga rotativa de maestros de Ontario que inició en enero de este año parece no tener una salida a la vista. Mientras los cuatro principales sindicatos de maestros continúan negociando con el gobierno del Premier Doug Ford, hay escollos aun difíciles de resolver.
La semana pasada el gobierno provincial dio marcha atrás a su controvertida medida de aumentar el número de estudiantes en las aulas de clases y de hacer obligatorios los cursos en línea. De 28 alumnos por aula había bajado a 25, y de ahí luego bajó aún más hasta 22.9, un número más cercano al promedio de 22 alumnos por clase que ha existido en las últimas décadas en las escuelas y al que se aferran los maestros.
De igual forma, bajó de establecer cuatro cursos obligatorios en línea a proponer solamente dos cursos opcionales por año escolar. Sin embargo, aunque algunos líderes sindicales dicen que estas nuevas posturas gubernamentales acercan un poco las posiciones, aún hay muchos tópicos en los que deben ponerse de acuerdo.
Una encuesta reciente realizada por la empresa Campaign Research determinó que la mayoría de los habitantes de Ontario creen que los sindicatos de docentes deberían aceptar estas últimas concesiones realizadas por el gobierno de Ford y poner fin a su huelga. Concretamente, el 57% de los encuestados cree que los educadores deberían aceptar la propuesta y solo el 22 por ciento dijo que los maestros no deberían aceptarla. El 21 por ciento no estaba seguro.
Sobre la base de los últimos desarrollos en este conflicto laboral, el cual afecta a 5,000 escuelas en toda la provincia y a más de 2 millones de estudiantes, resurge la pregunta sobre qué tan importante es el tema de las mejoras salariales en el proceso de negociación.
“Lo que más me importa son los tamaños de las clases, (la protección del día completo) del jardín de infantes y cómo (abordar) la violencia en el aula”, dijo uno de los maestros que participó en una de las marchas frente a Queen’ s Park hace dos semanas, agregando que el tema de los salarios “es el último en la lista. Pero para mí, sigue siendo muy importante”.
Lo que los maestros están exigiendo es un aumento salarial acorde con la tasa de inflación, que este año es de aproximadamente el 2 por ciento, pero la provincia únicamente les ofrece el 1 por ciento, porcentaje que está en línea con la reciente legislación aprobado por el Partido Conservador Progresista que impone un tope salarial del uno por ciento para todos los trabajadores del sector público.
El ministro de Educación, Stephen Lecce, ha insistido frecuentemente que este tema del aumento salarial es uno de los puntos de conflicto más importantes en el proceso de negociación con los maestros de Ontario, a quienes ha calificado como “algunos de los educadores mejor pagados del país”.
“La escalada repetida (de la huelga) a expensas de nuestros estudiantes, para avanzar en una compensación más alta, salarios más altos e incluso beneficios más generosos, es inaceptable para padres y estudiantes”, ha dicho el ministro.
Un maestro en el sistema educativo de la provincia, con cinco años de ejercicio laboral, gana alrededor de 70,000 dólares al año, y un incremento del 2% significaría aproximadamente $1,400.00 adicionales por año.
Los maestros alegan que muchas veces ellos tienen que poner dinero de sus bolsillos porque el presupuesto anual por aula que otorga el Ministerio de Educación, que es de $275.00, usualmente no alcanza para tener a disposición lápices, papel, libros y muchos otros insumos clave para la enseñanza.
FOTO: AEFO