HORACIO TEJERA / TORONTO \
Como parte de las actividades del Mes de la Herencia Hispano-Latinoamericana, y en ocasión de que el MP Pablo Rodríguez participara de la Mesa Redonda “El involucramiento social y cívico de las comunidades latinoamericanas en Canadá”, el grupo Latin@s en Toronto presentó una ponencia analizando dos de los elementos que deben ser tenidos en cuenta a la hora de estudiar el tema y que podrían constituir líneas de trabajo a futuro.
La primera de esas líneas tiene que ver con la dilución o debilitamiento del voto de las minorías que produce el sistema electoral canadiense y su repercusión como elemento disuasor y desmotivante de la participación.
La segunda, tiene que ver con la brecha generacional en los procesos electorales y las consecuencias posibles del envejecimiento demográfico en las democracias de los países en los que el fenómeno es más marcado.
Dilución del voto y descreimiento en el sistema
En un trabajo publicado en la Revista Canadiense de Ciencias Políticas en 2014, titulado “Still non-equal? – Visible minority vote dilution in Canada”, sus autores, Michael Pal -de la Universidad de Otawa- y Sujit Choudhry, -de la Universidad de Berkeley-, se preguntan acerca del efecto que el sistema electoral canadiense tiene en las posibilidades de las comunidades de emigrantes para, o bien elegir representantes pertenecientes a dicha comunidad, o bien lograr que sean elegidos representantes sensibles a sus intereses y necesidades.
El trabajo analiza las consecuencias que tienen las desviaciones de la proporcionalidad propias del sistema (sub representación de las zonas urbanas respecto a las rurales) en las provincias y en las ciudades más pobladas y dentro de ellas en los circuitos electorales más populosos, que son, precisamente, las zonas de asentamiento de las comunidades inmigrantes.
Las conclusiones a las que estos autores arriban incluyen que:
La “dilución del voto” interfiere en la posibilidad de que las personas pertenecientes a comunidades de inmigrantes vean respetados sus intereses a través de una representación efectiva.
Esa interferencia es de tal magnitud que estaría afectando los derechos constitucionales de las personas implicadas.
Si bien algunos cambios en las formas de delimitar los ridings pueden tener efectos positivos, los problemas de dilución del voto requieren el abordaje de una reforma a fondo y conceptual de todo el sistema electoral, y
La dilución del voto -y el hecho de que el fenómeno no pase desapercibido para los votantes- afecta negativamente la participación. Las personas que ven que su voto no se transforma en representación efectiva, viven una desafectación del sistema que los lleva a descreer de sus posibilidades, es decir a descreer (en silencio y sin que lo notemos) en la eficacia de la democracia.
El futuro y los debates necesarios
Es necesario entonces comprender que se produce un proceso de espiral causa-efecto, en que la frustración produce baja participación y ésta a su vez se transforma en niveles de frustración más altos.
Tener en cuenta la incidencia que tiene el sistema electoral en la baja participación de –entre otras- nuestra propia comunidad tanto en los procesos electorales como en sus resultados concretos (el escaso número de latinos/as entre quienes ocupan cargos de representación) nos muestra con claridad que el problema no se limita a lo que podamos hacer “dentro” de nuestra comunidad sino que, sobre todo, incluye lo que podamos influir en las decisiones que se toman en la sociedad canadiense tomada en su conjunto.
Y que esa perspectiva requiere no sólo que nos aboquemos a que el tema se debata entre nosotros de la forma más amplia y profunda posible, sino que hace necesaria la articulación de nuestros debates con los que se produzcan en las comunidades hermanas igualmente afectadas y con los partidos políticos, que deberán ir asumiendo que hay cambios y reformas que se revelan imprescindibles si se trata de asegurar que todos y todas tengamos iguales oportunidades y derechos.
En Canadá, los principales predictores de que alguien votará o no votará están dados básicamente por tres factores objetivos: 1) la edad, 2) el nivel de ingresos, 3) el nivel educativo, y un factor subjetivo: el convencimiento de que el voto es un sistema efectivo de incidencia de los individuos en la vida social.
A mayor edad, mayor nivel de ingresos, y mayor nivel educativo existen más probabilidades de que las personas voten, y la edad es, en este sentido un elemento especialmente determinante. Veamos algunas cifras:
El porcentaje de votantes de entre 18 y 24 años fue en 2011 de alrededor del 40% y en 2015, en circunstancias excepcionales que no hay elementos que indiquen que se repetirán, se acercó al 60%. En esas mismas elecciones, en cambio, la participación de las personas que tienen entre 65 y 74 años fue del 75 y del 78%. Como podemos ver, la participación de los adultos mayores es entre un 20% y un 35% mayor a la de los jóvenes, y si tenemos en cuenta que la población que más crece es la primera, no es difícil extraer conclusiones.
El resultado de esta brecha, alarmante y creciente en todo el mundo desarrollado, es una tendencia del electorado a preferir aquellas propuestas centradas en la seguridad, el mantenimiento del status quo, el temor a perder lo poco o mucho que se haya obtenido, la nostalgia y el regreso imaginario al pasado, en detrimento de políticas más audaces y creativas, enfocadas en la posibilidad de cambios.
El Brexit y las diferencias generacionales y sociales en el electorado británico que lo posibilitaron, se han constituido en el ejemplo paradigmático de las consecuencias que este tipo de brechas podrían tener en el futuro en los procesos de toma de decisiones colectivas en las democracias de los países desarrollados.
Brechas generacionales y descreimiento – Reforzamiento de la no participación electoral en las nuevas generaciones de las comunidades inmigrantes.
La tendencia de las generaciones más jóvenes a no participar de los procesos electorales, si bien afecta a todos los estamentos sociales de todos los países desarrollados y en especial a aquellos en los que voto es opcional, parece ser más acentuada –en el caso de Canadá- en las poblaciones de inmigrantes.
Estudios como el publicado por Elections Canada hace ya 10 años “Electoral Participation of Ethnocultural Communities” permiten afirmar que, dentro de las comunidades de inmigrantes, los nacidos fuera de Canadá tienen mayor inclinación a votar que las generaciones que han nacido en el país.
Esto, que es un efecto contra-intuitivo, posiblemente sea el resultado del mutuo reforzamiento de, por un lado, las brechas generacionales y, por otro, la dilución del voto y el consiguiente descreimiento en el sistema que analizábamos en la edición anterior.
Se ha propuesto la hipótesis de que precisamente, las generaciones de las poblaciones inmigrantes nacidas en Canadá, son más concientes del efecto de dilución que el sistema electoral tiene respecto a su voto y a las reales posibilidades de que los intereses de su comunidad estén representados. Y que esa es la razón por la cual presentan un descreimiento mayor al de sus mayores y una tendencia a votar menor a la de los jóvenes en general.
En conclusión: los efectos negativos de la dilución del voto de las comunidades inmigrantes sumados a los de la baja participación electoral de sus jóvenes y al envejecimiento demográfico, permiten visibilizar dos de los desafíos más urgentes que tenemos por delante:
1) la necesidad de conocer e involucrarnos más en los esfuerzos que se realizan para eliminar los efectos negativos de la falta de proporcionalidad en el sistema electoral de Canadá, y
2) la necesidad de fomentar, dentro de nuestra propia comunidad, el diálogo, el mutuo conocimiento y la búsqueda de zonas de encuentro y propuestas comunes entre las diferentes generaciones que la componen, de modo de integrar experiencia con audacia, sabiduría con empuje, identidad y auto-conocimiento con multiculturalismo y diversidad.
*Se puede acceder a la versión completa “Still non-equal? – Visible minority vote dilution in Canada” y a “Electoral Participation of Ethnocultural Communities” desde la web del Programa de Promoción del Diálogo Intergeneracional Vidas que Cuentan: www.latinasentoronto.org/vidas.htm.