OSCAR VIGIL / TORONTO /
Acompañado de su esposa, hijos, nietos y muchos otros familiares, y rodeado de poco más de un centenar de sus principales seguidores, el alcalde de Toronto, John Tory, celebró la noche del lunes el triunfo que le permitirá gobernar la ciudad durante otros cuatro años más.
Pero este era un triunfo ya esperado, pues todos los sondeos de las diferentes casas encuestadoras, así como también el pulso de la gente de la calle, daban por seguro ganador a este líder que, según muchos analistas, trajo una ansiada estabilidad a una ciudad que previamente había sido sacudida por una cadena de escándalos protagonizados por el fenecido exalcalde Rob Ford.
La noche del lunes, a las 8:50 en punto, John Tory hizo su ingreso a un salón que estaba repleto de gente y de entusiasmo. Los diferentes medios de comunicación ya lo habían proclamado como ganador, y un ejercito de cámaras lo esperaban para transmitir su mensaje en vivo.
La multicultural Toronto se veía reflejada en el público, entre el cual sobresalía un buen número de canadienses de origen latinoamericano. El salón ya vibraba de alegría cuando el reelecto alcalde se hacía camino entre la multitud para llegar al podio, saludando en el paso a jóvenes, mujeres, ancianos y muchos otros de sus electores.
“Esta es una gran noche, ¿cierto?”, bromeó al subir al estrado, seguido de una sonora ronda de aplausos. Luego, haciendo gala de gran altura política, agradeció a su más cercana contendiente: “Quiero reconocer a Jennifer Keesmaat, quien presentó ideas que estoy seguro de que discutiremos en los próximos días”, aseguró.
Tory obtuvo el 63% de los votos mientras que Keesmaat sólo logró el 23%. Y con una victoria tan holgada, que supera incluso el porcentaje de apoyo que obtuvo en su reelección el popular alcalde David Miller (57%), el ahora reelecto alcalde gozará sin duda de mucha influencia.
Con relación a los votos del Concejo Municipal ahora reducido a 25 miembros, todo indica que contará también con una ligera mayoría.