Con anécdotas sobre Eduardo Galeano se honró su memoria en Toronto

Homenaje postumo a Eduardo Galeano en Toronto

Homenaje postumo a Eduardo Galeano en Toronto

FRANCISCO REYES / TORONTO /
Lo que en un principio iba a ser una peña artística, un encuentro para leer textos de Eduardo Galeano, terminó siendo un conversatorio informal donde hispano-canadienses que fueron amigos de infancia y juventud del escritor uruguayo, contaron las más variadas anécdotas. Galeano falleció el pasado lunes 13 de abril en Montevideo, víctima de un cáncer pulmonar provocado por el tabaquismo.

El sábado pasado, a sólo cinco días de su muerte, escritores y amantes de las letras hispanas en Toronto, convocados por la escritora Ama Luna a través del grupo literario “Poetree”, se dieron cita en Casa Maíz para rendir tributo al autor de “Las Venas abiertas de América Latina”, la trilogía “Memoria del Fuego”, “Espejos”, “La Canción de Nosotros” (novela del exilio), y “El Fútbol a Sol y Sombra”, entre otras obras no menos relevantes.

Y las anécdotas abundaron esa noche, historias vivenciales de uruguayo-canadienses que tuvieron el privilegio de conocer personalmente a Galeano y compartir con él. Unos, desde la niñez. Otros, a lo largo de su vida.

Entre otros, Raúl Agosto y su esposa Alba, Asdrúbal Perlo, Carlos Angulo, Eduardo Rejduch de La Mancha (autor del libro de aventuras “Donde me lleve el viento”) contaron sus vivencias que hoy sirven para ver la parte humana de Eduardo Galeano en la cotidianeidad, fuera del mundo intelectual al que se había acostumbrado.

En el conversatorio salió a relucir que Eduardo Germán Hughes Galeano firmaba con el apellido del padre caricaturas que creaba para el diario socialista “El Sol”, de Montevideo, pero que luego quiso salir como escritor sólo con el apellido de la madre.

HomenajeAGaleano20152Raúl Agosto, compañero de infancia de Eduardo Galeano, aseguró que “Las Venas Abiertas de América Latina” se convirtió en lectura obligatoria de los jóvenes rebeldes de aquella época que abogaban por los cambios políticos e ideológicos necesarios, y eran conscientes de la fuga de las riquezas de la región a través de las grandes empresas multinacionales, con rumbo a América del Norte y Europa.

La obra, que parecía dormir en los anaqueles, se convirtió de la noche a la mañana en bestseller cuando en la IV Cumbre de Las Américas, celebrada en Trinidad-Tobago en abril del 2009, el fenecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez, le entregó un ejemplar a su homólogo de EEUU, Barak Obama. Ahora, tras la muerte de su autor, vuelve al tope de las listas de obras de no ficción, que las casas libreras han aprovechado para aumentar los precios de ésta y otras obras De Galeano.

Los uruguayos del exilio en Toronto prosiguieron con sus anécdotas como quienes cuentan historias familiares en un lenguaje llano y sincero.

“Cuando Eduardo terminaba su trabajo en el diario ‘Época’ se marchaba rodando una pelota hecha con papeles desechables de la redacción. La llevaba rodando unas ocho cuadras hasta la orilla del Río de La Plata. Eso era un indicador de su gran pasión por el futbol y con razón escribió un libro donde habla de grandes jugadores como el brasileño Garrincha”, contó Raúl Agosto.

Otro testimonio excepcional fue el de Asdrúbal Perlo, quien en su época de estudiante de medicina sacaba fotos para la “Gaceta” de la Universidad de la República. “Galeano fue nombrado director de publicaciones y me pidió fotos para su primer trabajo para esa revista y empecé a colaborar con él”.

“Lo que más me sorprendió de Galeano fue que empezó a preguntarme por los que se suicidaban cortándose las venas. Cómo sangraban y qué se hacía para parar la hemorragia. Le dí los detalles. Cuando supe que publicó en Argentina un libro titulado “Las Venas Abiertas de América Latina”, comprendí cuál fue el motivo de sus preguntas. Quería saber si el efecto se ajustaba a la obra que ya tenía en sus planes para ser editada”, relató el doctor Asdrúbal.

Carlos Angulo, de la agrupación “Poetas por la Paz”, se refirió a la obra cumbre de Galeano en lo que respecta a su participación en el concurso de Casa de las Américas, en Cuba donde sólo obtuvo una mención honorifica.

“Mejor que no ganara el primer premio. Porque, de repente, hubiera sido un frio libro metodológico que hubiera quedado a nivel de los académicos. Lo importante de eso era que él (Galeano) de una manera coloquial hizo un ensayo que llegó a las masas latinoamericanas. De ahí el éxito fundamental de su obra, que después de 40 años sigue siendo un libro con vigencia”, dijo Carlos Angulo.

Eduardo Rejduch, quien compartió con el escritor parte de la niñez, dijo que “Galeano veía perfectamente más que nadie lo que estaba ocurriendo en el continente. Escribió para nosotros, no para el intelectual. Galeano es parte nuestra porque era de América Latina”, apuntó.

Uno de los asistentes no uruguayos, el poeta dominicano José Toribio, dio testimonio de que la juventud de su generación en su país natal “tenía ansias leer a Galeano porque denunciaba la propia realidad que vivíamos en nuestra tierra”.

Con estos testimonios, los miembros de las comunidades hispanas de Toronto esa noche acercaron más hacia sus propias vidas la parte humana de uno de los escritores de más renombre en el continente: Eduardo Galeano.

*Francisco Reyes puede ser contactado en reyesobrador@hotmail.com