POR GUILLERMO FERNÁNDEZ AMPIÉ / MEXICO /
Gustavo Petro y Francia Márquez, la fórmula presidencial por la agrupación progresista Pacto Histórico, sumaron una importante victoria, una más, al resultar ganadores en la primera ronda de las elecciones presidenciales realizadas el pasado 29 de mayo en Colombia, aunque este logro no signifique el triunfo definitivo en su contienda por llegar a la Casa de Nariño, sede del gobierno colombiano. Los resultados obtenidos garantizan su paso a la segunda y definitiva vuelta, donde competirán con Rodolfo Hernández, un ingeniero de 77 años y ex alcalde de Bucaramanga, quien se postuló por una autodenominada Liga de Gobernantes Anticorrupción.
Escribo una victoria más porque sólo el hecho de haber llegado vivos hasta el día de las votaciones es un triunfo en sí mismo, en un país cuya democracia desde hace muchas décadas se ha caracterizado por el asesinato de los candidatos presidenciales que manifiestan una clara inclinación a favor de la población empobrecida y que a pesar de ello lucen como incuestionables favoritos a la presidencia. La lista de los ejecutados en ese intento es abultada, desde el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948, cuya muerte inauguró un nuevo ciclo de violencia que ciertamente aún no concluye.
Otros personajes que intentaron recoger el legado y las banderas de justicia social esgrimida por Gaitán también corrieron la misma suerte: Jaime Pardo Leal, candidato presidencial por la Unión Patriótica fue asesinado en 1987. Dos años más tarde, en 1989, ocurrió lo mismo con Luis Carlos Galán, candidato del Partido Liberal. En 1990, Carlos Pizarro Leongómez, exguerrillero y candidato por Alianza Democrática M-19, también fue asesinado. Ese mismo año, las fuerzas oligárquicas conservadoras, narcotraficantes y policías y militares corruptos también eliminaron al candidato de la Unión Patriótica Bernardo Jaramillo Ossa. Ser los favoritos en las encuestas e intentar favorecer a los más pobres resultó ser su condena de muerte.
En 1995 también fue asesinado el político conservador Álvaro Gómez Hurtado, candidato presidencial del Movimiento de Salvación Nacional. De su muerte se ha acusado a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC), pero hasta la fecha no existe una investigación que oficialmente lo compruebe. Según información periodística, algunos exmilitantes habrían reconocido la participación de dicha organización guerrillera en el atentado que cobró la vida de este político.
La presencia de Márquez en la fórmula presidencial es también una victoria de los movimientos sociales, ambientalistas, comunitarios e indígenas, para los defensores y activistas por los derechos humanos. La candidata a vicepresidente es una de ellas/os. En un país que tan sólo el año pasado asesinó a más de 140 líderes y lideresas de movimientos sociales, Márquez en una señal inequívoca de cómo podrían cambiar las cosas para bien en Colombia.
La otra importante victoria que se adjudicaron Petro y sus votantes fue la derrota de Federico Gutiérrez, el candidato del Centro Democrática, agrupación considerada la fuerza representativa de la narcopolítica y el paramilitarismo, fundado por expresidente derechista Álvaro Uribe, quien obtuvo apenas un 23% de los votos, muy por debajo del 40% recibido por Petro y detrás del 28% adjudicado a Hernández. El resultado obtenido por el partido uribista es la expresión del cansancio de amplios sectores de la sociedad colombiana, cansada ya de la violencia y el continuo asesinado de líderes sociales, defensores del medio ambiente, indígenas y comunales.
Pese a su amplia victoria, Petro tampoco la tendrá fácil en la segunda vuelta, pues tendrá que remontar el 51% que representa la suma de los votos recibidos por las fuerzas derechistas. Gutiérrez, el candidato uribista, apenas conoció los resultados se pronunció a favor de Hernández, y llamó a sus simpatizantes a votar por ese candidato que se define a sí mismo como “el Trump colombiano”, y quien ha hecho su campaña a base de Tik Tok y otras plataformas digitales. Aunque se presenta como un político que “no es de izquierda ni de derecha”.
Sin embargo, las redes sociales digitales también pueden revertírsele y desarmar su discurso, pues ya comienzan a circular en el ciberespacio distintas grabaciones de video y audio en los que se ve o se escucha a este personaje proferir verdaderos exabruptos, desde la amenaza de “meterle un balazo” a un adversario, declararse seguidor de “un gran pensador alemán que se llama Adolfo Hitler”, actos de violencia física contra otros ediles, diatribas sexistas y, por último, hasta declararse amigo de Uribe, quien le habría ayudado a ser electo alcalde de Bucaramanga. En varios sentidos, Hernández puede ser considerado otra envoltura y un nuevo rostro del uribismo y de las fuerzas política y económicas tras esta fuerza, y no solo por el aprecio que él mismo ha confesado hacia Álvaro Uribe.
Resulta una ironía y una burla que la agrupación de la que es abanderado Hernández se llame Gobernantes Anticorrupción, cuándo él mismo está señalado de haber asignado contratos de manera fraudulenta, en las que se habría beneficiado su hijo Luis Carlos Hernández. La investigación sobre estos hechos ha avanzado a tal punto que la Fiscalía ya programó un juicio que iniciará a finales de junio, justo después de la segunda ronda electoral.
Ante la tradicionales políticas que han imperado en Colombia, Petro y Márquez proponen otorgar mayor espacio públicos a las mujeres, transformar el modelo económico del actual extractivista a uno de economía productiva, reforzando la agricultura, las actividades ecoturísticas e impulsar energías renovables, ha insinuado una reforma que transforme los latifundios improductivos, un sistema de pensión universal y la creación y consolidación de un sistema público de salúd unificado, además de luchar contra la corrupción. De resultar vencendores en la segunda ronda, Petro y Márquez enfrentarán retos descomunales. Sin embargo, les acompaña la esperanza de muchos, de los nadies, como los llamaría Galeano.
La esperanza hoy en Colombia es que ocurra algo similar al relato bíblico en el que Jesús fundó su Iglesia con su apóstol Pedro, nombre que significa “piedra”, de manera que con Petro, que también significa piedra, y su compañera de fórmula Márquez, y sus votantes, también se funde una nueva era para todos los colombianos.
*Guillermo Fernández Ampié es un periodista nicaragüense con doctorado en Estudios Latinoamericanos, quien actualmente es catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).