Aumentan los casos de violencia intrafamiliar durante la época de pandemia, dicen los expertos

POR OSCAR VIGIL / TORONTO /

Los efectos de la pandemia del COVID-19 no solamente se están haciendo sentir específicamente en el área de la salud y de la economía de las familias canadienses, sino que también al interior mismo de las relaciones de estas. Prueba de ello es el aumento de la violencia intrafamiliar y de las solicitudes de divorcio.

Las razones para este aumento son muchas, dicen los expertos, y van desde la angustia misma que provoca el desconocimiento y el temor ante el virus, hasta el hecho de tener que convivir durante 24 horas por varias semanas en un mismo espacio físico durante los días de encierro forzado.

Luis Carillos, consejero familiar que trabaja en el Consejo de Desarrollo Hispano, dice que la violencia intrafamiliar es un fenómeno que ha existido desde siempre, pero lo que ahora ha sucedido es que la pandemia ha venido a poner más visible la situación y la ha profundizado.

“El espiral de violencia comienza con pequeños reclamos, y se va en espiral hasta que de repente llega a la violencia física”, explica Carrillos, agregando que en este sentido la violencia no es solo física, sino que también abarca muchas otras áreas de la vida de una pareja o familia.

Paola Gomez, consejera que trabaja en el sistema de refugios para mujeres que existe en Toronto, define específicamente este tipo de violencias, las cuales dice que  muchas veces se normalizan, como violencia emocional, psicológica, financiera, social y también una violencia muy especial y perjudicial que va dirigida hacia los adultos mayores.

Pero, enfatiza Paola, hay que dejar claro que la violencia que muchos llaman intrafamiliar realmente va dirigida mayormente hacia las mujeres. “La violencia en contra de la mujer y de las niñas es una violación de los derechos humanos, y a veces ocupamos el término violencia intrafamiliar, el cual desconoce que los perpetradores en su mayoría son hombres. En el 90 por ciento de los casos el perpetrador es un hombre”.

Explica que en 14 años que tiene de experiencia trabajando en el sistema de refugios, ha sido una constante encontrar que ha aumentado significativamente el ingreso a estos centros de protección de mujeres de origen latinoamericano.

“El ingreso a estos espacios se ha incrementado en un 25% de mujeres de origen latino, lo que iba muy en línea con los procesos migratorios. Porque usualmente las personas que acceden a los refugios son personas que no tienen muchos apoyos en la comunidad, que están recién llegadas y que están siendo patrocinadas por sus parejas y que por último recursos deben llamar a  la policía”, explica.

Según datos que proporcionó, solo el año pasado ocurrieron 47 mil llamadas por violencia y no se tiene un récord de cuántas mujeres no hacen la denuncia.

Al preguntarlo sobre qué tan frecuente es la violencia ejercida en contra de los hombres, dice que existen muchísimas relacione toxicas, que, dado que el 90 por ciento de los perpetradores son hombres, hay un 10 por ciento de violencia hecha por mujeres en contra de los hombres. “Pero como hay un machismo toxico, y hay hombres que son violentados, que son abusados o maltratados, estos tienden a no hablar de esas situaciones”.

Luis Carrillos dice que en la comunidad de origen latinoamericano en Canadá este problema de la violencia al interior de la familia es bastante marcado, y que últimamente se ha estado intensificando también en los jóvenes, pero insiste en que si bien es un problema en que las diferencias culturales juegan un papel importante, el abuso en su sentido estricto es el mismo en la sociedad en general y aun es más exacerbado en otras de las culturas que conforman la sociedad canadiense.

El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que busca denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres en todo el mundo y reclamar políticas en todos los países para su erradicación.